—¿No deberías haberte ido hace media hora? —pregunta Bárbara al encontrarse a Samuel aun en el escritorio tecleando en la computadora.

—Sí, pero supongo que se me ha pasado la hora, es que quiero estar a la altura del puesto, estar bien preparado para cualquier posible petición —responde el muchacho refregándose los ojos después de más de dos horas estudiando las fichas de los clientes de la empresa.

—Si bien no quiero terminar con tu entusiasmo, creo que deberías ir más despacio, este trabajo es realmente absorbente, si no te lo tomas con calma en solo un par de meses estarás presentando tu renuncia —determina la asistente prefiriendo ayudar un poco a ese pobre muchacho que le recuerda tanto a ella cuando comenzó allí.

—Bueno, tienes más experiencia en esto, así que seguiré tu consejo —murmura Samuel que se siente al borde del agotamiento.

—Después de un largo día una hamburguesa y una cerveza puede parecer la gloria, me gustaría invitarte a un bar cercano que sirve las mejores, tóma