Lucía se para frente a la puerta del apartamento de Sebastián sin atreverse a llamar a la puerta, de hecho ni siquiera está segura de la razón por la que está allí, o en realidad sí, dada las circunstancias cada vez mas desfavorables en su vida, ha sentido la gran necesidad de acudir a quien siempre ha sido incondicional con ella. Durante tanto tiempo creyó que era independiente, que podía valerse por sí misma, que terminó creyéndose su propia mentira, y no se dio cuenta que dependía completamente de Sebastián, del que él no solo era su socio, sino su sostén.
—Pero no puedo entrar y decirle eso como si nada hubiese pasado, y la verdad es que no tengo las agallas para aceptarlo del todo, pensar que he tenido que llegar hasta este punto para darme cuenta de lo mucho que significa para mí —murmura la empresaria alejándose de la puerta meSamantha golpea su escritorio con el puño al ver que en los portales de noticias aún siguen haciendo eco de la adicción de Antonia, de como su hija se le ha escapado de las manos a la mujer que creía tener todo bajo control. Lo cierto es que su pequeña niña de la que jamás hubiese esperado un error como ese, le ha brindado un golpe que siquiera sus enemigos podrían haber logrado. No solo ha puesto en duda su capacidad de control y liderazgo, sino que incluso opacó por completo su regreso a Kenia Motors, lo que debería haber sido un regreso triunfal se ha desvirtuado a un hecho totalmente ignorado.—Esa niña tonta, en cuanto salga de ese centro de rehabilitación no le sacaré el ojo de encima siquiera para que vaya al baño, aunque ahora de lo que debo preocuparme es de minimizar el impacto de todo esto —murmura la empresaria tratando de buscar la manera de recuper
—¡Claro que no, no tengo ningún interés en un arreglo, no voy a conformarme con las migajas que quiera darme! ¡No voy a quedar conforme hasta conseguir la mitad de hasta el ultimo centavo que tenga escondido! —asegura Dolores a través del teléfono saliendo del ascensor del hotel en el que se hospedará al menos hasta que consiga una casa a su medida.—Estoy consciente de eso, pero eso podría llevar algo de tiempo, y la verdad es que la oferta que han hecho no está nada mal —insiste el abogado que quiere asegurarse que su clienta no deje pasar una oportunidad tan buena solo porque no es capaz de lidiar con el despecho.—Cuando alguien ofrece un arreglo es porque espera poder dar mucho menos de lo que debería, tengo todas las de ganar ante una corte, y no pienso dejarlo pasar solo porque mi abogado quiere escapar con el rabo entre las patas —sentencia la muj
—Estoy preparando un delicioso Risotto, vas a chuparte los dedos, puedo asegurarte que no has comido uno como este en ninguno de los restaurantes a los que has ido en toda tu vida —anuncia Camila a través del celular revolviendo la cacerola que despide un aroma embriagador.—¿Un risotto? No es que dude de tus… habilidades culinarias, pero suena a algo ambicioso, puedo llevar algo si quieres —bromea Sebastián que le ha dicho que se encuentra en camino.—No te atrevas a subestimarme, aún hay mucho que no conoces de mí, y hoy descubrirás una de mis grandes habilidades —asegura la mujer esbozando una sonrisa divertida ya que aun cuenta con muchas cosas con las que mantener vivo el interés de su pareja.—Caramba, si no te conociera diría que estás tratando de enredarme en tus encantos, no sé si sentirme halagado o asustado —mu
—Me alegra escuchar que has tenido progresos, sin embargo aún te queda un buen tiempo allí—murmura Samantha a través del teléfono hablando con su hija.—Supongo que has de estar muy ocupada que no has sido capaz de venir a verme —cuestiona Antonia que si bien está dolida de la ausencia de su madre se esfuerza para no revelarlo en su tono de voz.—Conoces cómo son las cosas, he tenido que lidiar con lo que provocó tu… crisis, lo cual terminó costando mi triunfal regreso, e incluso he tenido que estar reteniendo a inversores y clientes con uñas y dientes. Y eso considerando que no llegue a afectar nuestra negociación más importante —revela la empresaria sin esconder su disgusto al poner en peligro su jugada por la que puso en marcha su aparente retiro e incorporación de Alexander.—Entiendo, crees que merezco estar
—Es muy extraño, Eloida no ha respondido ninguna de mis llamadas, yo no es propio de ella llegar tarde a un compromiso —murmura Uriel sentado a la mesa de la sala de juntas arrugando la frente desconcertado.—Habrá sufrido algún contratiempo, a todos nos puede pasar, podemos esperarla un momento más —anuncia Sebastián que ni siquiera está al tanto de la razón por la que se han reunido allí.—Ya la hemos esperado por quince minutos, suficiente tiempo, deberemos comenzar sin ella, la pondremos al tanto cuando se digne a aparecer —determina el accionista meneando la cabeza en desacuerdo, pues si bien Eloida es su aliada, considera que puede conseguir su propósito incluso con su ausencia.—Parece que se está haciendo una costumbre hacer Juntas sin importarte la ausencia de los miembros —reclama Lucía ganándose una mira
Antonia esboza una sonrisa bajo la sombra de un gran sauce que se ha convertido en una especie de refugio para ella, lo cierto es que desde el momento en que se resignó a estar en ese lugar, incluso ha comenzado a disfrutar de la paz que es capaz de brindarle. Sincerándose debe admitir que no es capaz de recordar el último momento en el que fue capaz de sentir tanta tranquilidad a su alrededor, por lo que ha preferido que en vez de lamentarse de estar allí, va a disfrutar de toda esa paz, la cual seguramente le será muy difícil hallar cuando salga de allí y deba hacerse cargo de todos los que se le tiren encima para tener una explicación de su crisis.—Antonia, querida, tienes visita. ¿Quieres recibirla adentro o aquí afuera? —consulta una robusta enfermera con una sonrisa amable.—Es una tarde demasiado hermosa como para pasarla encerrada entre paredes, prefiero aqu&iac
Sentada en una de las reposeras de la casa de la playa, Samantha contempla el tranquilo oleaje del mar, ese sonido de las olas mezclado con el de algunas gaviotas parece ser capaz de brindar una agradable sensación de tranquilidad a su cuerpo. Algo que cada vez parece escasear más y más en su vida, lo cual no debería sorprenderle en realidad, en su mundo uno siempre debe permanecer alertar, dispuesto a hacer su movida en cuanto una oportunidad se presenta.Aunque no es solo por los negocios que se ha sentido con la necesidad de ese pequeño retiro, la cuestión con Antonia la mantiene aún en vilo, si bien ha aceptado que ella puede ser en gran parte responsable de lo que le ha sucedido a su hija, se ha mantenido firme en su postura de dejarla pasar por ese proceso sola. Pero en cuanto su pequeña esté nuevamente a su lado la pondrá debajo de su ala como siempre lo ha hecho, dispuesta a conquistar el mund
—No, no iré a cenar, tengo que encargarme de unos negocios esta noche —anuncia Sebastián hablando por teléfono en el ascensor.—¿En serio? Había preparado carne al horno con papas al provenzal, no te haces una idea de lo bien que huele —murmura la mujer decepcionada por no poder estar con su novio esa noche.—En verdad lo lamento mucho, pero es algo que no puedo retrasar, siquiera por una comida deliciosa y la compañía de la mujer más hermosa —se excusa el empresario esbozando una media sonrisa como si ella fuese capaz de verlo.—Claro, intenta apaciguarme con halagos. Sabes, de hecho estaba pensando decirte que podrías invitar a cenar a Lucía —comenta Camila esperando atenta la respuesta por parte de su novio.—¿Qué? ¿A lucía? —interroga Sebastián rascándose la