La tapa del frente estaba decorada con una tela terciopelada color azul cielo, tenía pegado varios papeles con el nombre de Destine y figuritas de mariposas por toda la tapa. Lo volteé para ver si había algo interesante en la parte de atrás, pero solo había la continuación de la tela extendida en toda la tapa y más figuritas de mariposas.
Volví a la tapa principal y procedí a abrir el librito.
«Diario de la princesa Destine»
La fecha era del 2006 por lo que Destine tenía este diario desde los ocho años.
Con el propósito claro en mi mente, pasé las primeras hojas rápidamente para restarle importancia por completo a lo que una pequeña Destine pudo haber escrito allí.
Estaba ansiosa, tenía esperanzas, ideales. Tenía la idea de que iba a encontrar lo que sería el fin del caso y lo que me llevarí
—Esto la deja igual o peor que antes —confesó Terry sin despegar la mirada del diario mientras pasaba las hojas—. No dice directamente que ella fue la asesina, en realidad no deja nada claro, pero esto que escribió es demasiado sospechoso.—Lo sé —tomé el diario y lo cerré—. Ahora, ¿qué haremos?—Seguir investigando —me quitó el diario—. Debe haber algo más que explique lo que escribió allí.Tomé el diario, me lo quitó, lo volví a tomar y me lo volvió a quitar.—Esto es evidencia —pronunció con firmeza—. Sé lo que intentas, pero es evidencia.Suspiré, rendida.Tenía razón. Aunque fuese una parte privada de Destine, lo que había escrito en él era evidencia de un caso de homicidio, por lo tanto, la policía deb&iacu
—Bien —sonreí, completamente feliz de verla—. Bien, mamá, estresada, pero ya me conoces.—Cassie ya te dije que... ¡Hija! —mi papá se hizo presente en la videollamada, más emocionado que mi propia madre—. ¡Hola, princesa!—Hola papá —saludé con mi mano, aún con la sonrisa en mi rostro."Te dije que, si aquí te llamaban, respondes"La voz de uno de los gorilas que me atacó esa noche resonó en mi cabeza sin parar haciendo que, de la nada, sintiese como si la emoción se hubiese ido al suelo. Literalmente lo sentí como un bajón, como si todo se apagara de repente. Y es que ver mis padres después del suceso del callejón me hizo recordar que lo correcto era contarles, contarles todo lo que pasó sin omitir detalles. Todo eso me dio tristeza, me hizo enojar e incluso
Atravesé el pasillo que Owen me indicó. Era estrecho, pero no demasiado, sus paredes beige estaban decoradas con dos cuadros bastante artísticos —uno era un barquito hecho por lo que parecía ser un niño y el otro era una casa con una familia de tres que se veía también dibujada por un niño— además de ellos, varias decoraciones variadas y alguna que otra foto familiar.Finalmente llegué a la cocina y era un poco moderna, aunque tenía algo del estilo de los 80's. Estantes aéreos marrones claros, encimeras de porcelana blanca, azulejos de pequeños cuadritos entre blanco y negro, y una isla que ayudaba a las encimeras a formar una «L». Era bastante bonita, sencilla, construida al estilo de menos, es más.Del lado de la estufa había un Kade vestido con una camiseta blanca de mangas cortas y negras, un jean oscuro básico, unas botas deportiv
En el CI nos enfocamos el resto del día en el caso de un hombre asesinado de cinco puñaladas en el estómago. El caso fue un poco difícil y complicado al inicio porque el sujeto no parecía tener enemigos peligrosos, solo era un sencillo profesor universitario. Habíamos descartado a su mujer puesto que la señora estaba lejos de la casa al momento del asesinato. Sin embargo, después de dar vueltas con otros sospechosos, descubrimos que ese profesor se acostaba con universitarias, así que cuando interrogamos a la esposa una vez más, confesó ser la responsable de la muerte de su marido. Resulta que el sujeto iba a divorciarse con ella para estar con una de esas chicas y pues, la mujer perdió la cabeza, perdió los estribos, y lo asesinó mientras el hombre dormía.Víctimas del amor.
Colgué la llamada.—Quiero estar sola, Clyde —le aclaré, para nada contenta.—No te castigues, Bonnie —metió sus manos en los bolsillos del suéter negro que vestía—. Estoy seguro que Clover no lo hizo con mala intención.—Le dije que era importante —me crucé de brazos y apoyé mi espalda al auto—. ¿Cómo lo pudo ignorar y ya?—No lo sé, pero sí sé que hay una razón lógica para todo esto —se encogió de hombros—. ¿Cómo están tus ataques?—No he tenido más —miré mis pies y pateé una pequeña piedrita—. Estuve trabajando así que mi mente ha estado muy ocupada como para pensar en tener un ataque.— ¿Y los rusos?—No han aparecido —negué con mi cabeza—. Nada
Bueno, pero hasta las cuántas va a atormentarme el ruso este.—Estos rusos son un grano en el culo —comentó Clover, molesta.El hecho de que ese tipo los estuviese buscado solo tenía dos razones: Podía estarlos buscando para alguna cosa que desconocíamos, o simplemente los quería atrapar para llegar a mí. Cualquiera de las dos era mala, muy mala, terrible, pero a mi parecer, la segunda era la peor de todas; si a ese par le sucedía algo por mi culpa, no me lo perdonaría jamás.— ¿Pero qué mierda quiere ese sujeto? —musité enojada con la población rusa.Bueno, la población rusa no tenía culpa, pero qué rabia.Miré a la morena por inercia y noté que me estaba escudriñando con la mirada.— ¿Qué?— ¿Qué sabes al respecto? —i
Fruncí el ceño, confundida.—Verte esforzarte por tu puesto de detective me hace querer luchar por mi puesto de jefe de enfermería, aunque sé que tengo muchas cosas que aprender todavía —explicó con una ligera sonrisa—. Eres una mujer increíble y nadie puede interponerse entre tú y tu meta de vida, ni siquiera tú misma.—No sé qué decir —le confesé—. Siento que debería agradecerte, pero también creo que un simple «gracias» no sería suficiente.—Mejor empiezo yo pidiéndote disculpas —señaló, un poco avergonzada—. Creí que me habías llamado por algo del caso, no creí que fuese algo como esto.—Está bien
—Mi abogado me dijo que intentara cambiarme el nombre a ver si así lograba algo —pasó una mano por su desordenado cabello—. Hice todo lo posible, hablé con todas las personas que debía y pude cambiar mi nombre.Solo querías un nuevo comienzo.—Solo quería empezar de nuevo —susurró.Estuvimos unos largos minutos en silencio, cada quien, dentro de sus pensamientos, sin intercambiar ni siquiera una mirada.Kade —o Nate— estaba frustrado, ansioso. Quizás no lo estaba viendo directamente, pero gracias a la vista panorámica, podía darme cuenta de reojo que estaba al borde del colapso. Sobre sus rodillas dobladas descansaban sus brazos y, sobre los mismos, se apoyaba su frente. Alzó la cabeza y fijó su vista algún punto del jardín de la mamá de Owen.No sé si fue porque me sentí mal por &