Capítulo 398
El hijo ya había dejado claro que no iba a estar con ella, así que ya no tenía que seguir aguantando los malos tratos de Teresa solo por su bienestar.

—¡Buuuu!

De inmediato, Teresa sintió cómo le tapaban la boca, mientras dos guardaespaldas la levantaban y la arrastraban por las escaleras hacia el pasillo de emergencia.

—No, no. Pónganla en el auto, que no haga ruido. No la dejen salir hasta que termine el funeral. —María estaba preocupada. Después de echarla, no quería que Teresa regresara y se volviera una molestia.

Los guardaespaldas obedecieron, siguieron el pasillo hasta el garaje subterráneo y la metieron en el carro, tapándole la boca.

Teresa luchaba, pero no podía hacer nada contra la fuerza de los dos hombres.

Sentía una rabia profunda. ¿Por qué todos la trataban así?

A todo el que se pusiera en su camino, tarde o temprano lo iba a sacar del medio.

En el salón, César estaba en un rincón apartado, intentando llamar a Perla.

Esperaba que ella llegara.

Pero no respondió al telé
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