Capítulo 284
A pesar de que había otras personas en el lugar, no podía regañar tan abiertamente a su nieta.

—No voy a ir. ¡Es obvio que la culpa no fue mía! ¿Quién le dijo que no mencionara que era la hermana de William cuando entró? —Natalia levantó la barbilla con terquedad.

—¿Y encima crees que tienes razón? —Don Bernardo se levantó, levantando su bastón con la intención de golpearla.

Bianca corrió a toda prisa para interponerse entre ellos.

—¡Papá! ¿Qué hace? ¿Por qué no puede hablar con calma? César sigue aquí.

Don Bernardo giró la cabeza, pensando que su nuera solo intentaba encontrar una excusa para detenerlo y evitar que educara a su nieta.

Tan enfurecido estaba que olvidó la presencia de César. Dejó caer el bastón con frustración, agotado por la rabia.

—César, acaso habrás sido testigo de esta vergüenza…

—Don Bernardo, cuide por favor usted de su salud. Me retiro. —respondió César.

—Bianca, ve a acompañarlo hasta la puerta.

—No es necesario, no es la primera vez que ven
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