—La podías haber matado y a mí nieto también. —escupió Hudad mirando con desprecio a su hijo pequeño. —Tenemos que recuperar a ese bebé, es nuestro mayor tesoro en este momento. —Es mi hijo, y por supuesto que debemos encontrarlo padre. ¡Así verás que yo soy mucho mejor que tu protegido! —rebatió Amín con vehemencia. —Finalmente tendré un hijo, y estoy seguro de que será tu primer nieto varón. —No cantes victoria Amín, después de la paliza que le metiste a tu esposa será un verdadero milagro que ese niño nazca bien. —contestó Hudad molesto. —Y debes recordar algo muy importante. Aunque nazca un hijo tuyo Karim seguirá siendo el príncipe heredero. —Un príncipe heredero sin descendencia no es nadie, con eso yo seré el segundo en la línea de sucesión y mi hijo el tercero. ¡Yo estoy asegurando el futuro de nuestro linaje, dando continuidad a la dinastía Al Thani y espero padre que no lo olvides! —bramó Amín entre los dientes, seguro de su paternidad. Al Emir y a su hijo poco les i
Malika sentía que algo la mantenía de pie en la puerta del autobús, una fuerza invisible que la impedía de marcharse. —¡¿Muchacha vas a subir o no?! —la premió un hombre en la cola con impaciencia, entonces ella lucho contra esa fuerza y subió al autobús, sin mirar atrás.Entre los pasajeros de la estación empezaron a mezclarse los hombres de Karim, con ellos la pareja real y Jackson.Jax miraba a todos lados con desesperación, incluso se separó del equipo de seguridad para buscar a Malika. Sentía se le caía el alma a los pies recordando sus palabras, todo lo que ella le comentó sobre aquel lugar. El porqué las mujeres podían ir a la estación, los peligros que corrían, cómo la sociedad las veía. Aquel no era un lugar de libertad, era solo la entrada a una vida de miedo, soledad y abusos. En todos los rostros Jackson buscó el de ella, en cada mirada ansiaba encontrar la suya. El agujero que se abría en su pecho era cada vez más profundo y esa angustiosa sensación de ahogarse en u
Interrumpiendo el hermoso momento entre la pareja que declaraba su amor en la estación de Riad, Karim recibió un aviso de uno sus hombres notificándole que la guardia real estaba a pocos kilómetros de la estación. Por lo tanto, ellos tenían que marcharse antes de ser alcanzados por el Emir o de lo contrario estarían perdidos.—¡Jax tenéis que abandonar el país ahora! —demandó Karim y Jackson miró a Malika angustiado. Ella estaba asustada y embarazada, lo último que necesitaba era subirse a prisas a un avión, pero no tenían otra opción, era eso o quedarse y enfrentarse a Amín. Se montaron en las camionetas que pertenecían a Karim, luego se pusieron rápidamente en marcha dirección al aeropuerto mientras que el príncipe se encargaba de ordenar que tuvieran a su jet listo para volar. En la carretera no tardaron en saber que varios autos blindados iban tras ellos buscando alcanzarlos, eran el Emir con su hijo Amín, que después de recibir una aviso de la policía descubrieron que Karim
—Es un bellísimo vestido mi princesa, pero con esa cara tan triste no lo luce como es debido. —murmuró Aisha viendo lo cabizbaja que estaba Rania y sintió pesar por ella, sabía que su princesa estaba muy preocupada. —Siento que me muero sin él aquí, Aisha. Karim me hace mucha falta. Una semana entera separados me tiene muy ansiosa, sobre todo por saber que está en un lugar tan peligroso en este momento y tratando con un grupo de terroristas. —contestó Rania mirando todas las joyas que Karim le había enviado de regalo, pero no le interesaba ninguna. Ella sólo quería tenerlo a su lado. —La invasión de los Talibanes en Afganistán ha sido algo totalmente imprevisto. —comentó Aisha abriendo una de las cajas de terciopelo donde había un hermoso collar de diamantes, hecho exclusivamente para Rania. —Su majestad, el príncipe, solo está cumpliendo con sus obligaciones mi señora y aunque no lo fuera… —Lo sé. —Rania se giró para verla con una sonrisa que no le llegó a los ojos. —Aunque no
Dentro de la habitación Rania se asustó cuando escuchó a alguien dar un portazo detrás de ella y al girarse se encontró con la mirada sombría de su ex novio. —Brian no te acerques, no puedes estar a solas conmigo. —demandó Rania dando varios pasos hacia atrás, hasta que su espalda chocó con la pared, pero Brian no le hizo caso. —¡Dime, Rania dime a la cara que ya no me amas! —vociferó pegándose a ella y Rania lo apartó con un empujón con la mirada fiera. —¡No te acerques a mí, Brian te advierto que no lo hagas si no quieres arrepentirte! —replicó enojada. —No puedo estar a solas contigo, ni quiero hacerlo. ¡por favor, márchate y déjame en paz! —¿Quieres que me marche de esta habitación o de tu vida? —inquirió exasperado. —Primero me dijiste que ibas hablar con tus tíos de lo nuestro, después hiciste un viaje a Marruecos para terminar prometida de ese príncipe y cuando fui a buscarte me dijiste que todo era una farsa…¡Una jodida farsa y que volverías a estar conmigo!...¿Pero es
Brian tomó una escultura que tenía a la altura de su rostro y la lanzó contra la puerta por donde el amor de su vida decidió marcharse matando sus esperanzas, y soltó un grito que lo estaba ahogando, buscando aliviar su ira o aplacarla de alguna manera. Él terminó llorando con la frente pegada en el suelo sin saber cómo afrontar tantos sentimientos, pues no podía aceptar perderla. Rania era suya, la había reclamado y no podía simplemente dejarla ir para estar con otro hombre. Entonces escuchó una vez, calma y amable. —Puedo ayudarte… Brian levantó la cabeza encontrándose con el rostro indescifrable y la mirada oscura de Fátima Al Thani. Sobresaltado Brian se alejó de ella mirando de un lado a otro para ver cómo había llegado a aquella habitación de repente. —¿Qué es lo que quiere…cómo ha entrado aquí? —inquirió con nerviosismo y se puso de pie manteniendo una distancia entre ellos. Fátima miró la puerta por donde había entrado y que seguía abierta, contestando de manera
Una vez más Rania estiró la mano sobre la cama buscando el calor de su esposo, pero no lo sintió. Su lado estaba vacío y frío aquella mañana como ya era de costumbre. Suspiró con tristeza creyendo que había amanecido sola después de su intensa noche de amor. Ella se esperezó quitando los mechones de cabello que caían por su rostro y resopló por lo largo que estaba, ya que Karim no permitía que ninguna tijera se acercase a sus cabellos. Después se sentó en la cama cubriendo su cuerpo con la sábana y lo vio, más hermoso que nunca y al mismo tiempo con un semblante tan triste. Karim estaba apoyado en la ventana, perdido en sus pensamientos. Solo llevaba puesto un pantalón de franela y como siempre estaba descalzo. Rania salió de la cama y llamó su atención cuando puso las manos sobre sus brazos acariciándolos suavemente. —¿Qué tienes habibi? —preguntó con preocupación y Karim bajó la cabeza. —¿No has podido descansar? —Sí lo hice Rania, es solo que… —el príncipe suspiró un p
Rania tenía delante a un completo extraño, porque jamás llegó a pensar que Brian pudiera llegar tan lejos por una obsesión. —¡Te he dicho que lo amo y que lo nuestro ha terminado, Brian...por favor mete eso en tú cabeza! —bramó alejándose de él, pero Brian avanzó despacio mirándola como si fuera una presa y que no sería capaz de escapar de él. —Lo que sientes por ese hombre es algo impuesto por un matrimonio forzado. Tú no lo elegiste a él, pero sí me has elegido a mí. Lo nuestro es verdadero, una relación que nació de forma libre, pero lo que tienes con ese maldito príncipe es solo un puto caso grave de síndrome de Estocolmo. —¡No, estás completamente loco…yo no estoy enferma, estoy enamorada Brian, enamorada de mi esposo! —rebatió Rania con vehemencia. —Solo estás cautiva, tu mente te está engañando para sobrevivir a ese encierro, pero se acabó Rania te voy a sacar de aquí y lo haré por las malas. —declaró abalanzándose sobre ella para atraparla ente sus brazos, pero la much