Los guardaespaldas irrumpieron en la suite del príncipe después de escuchar los gritos de auxilio de Rania. Socorrieron al heredero de la familia Al Thani rápidamente, siguiendo su protocolo en casos como aquel. En tanto Rania no soltaba la mano de su esposo en ningún momento. Karim había salvado su esposa interponiéndose entre ella y el filo de aquella arma y Rania deseaba con todas sus fuerzas que no hubiera sido así. Ella hubiera estado dispuesta a dar cualquier cosa por haber recibido aquella puñalada en su lugar, todo para no verlo en aquel estado. Sacaron Karim de la habitación y el Emir no tardó en aparecer junto con sus esposas. Fátima casi se volvió loca al ver a su hijo en aquellas condiciones. Fátima estaba en su habitación esperando por una señal de Samira cuando todo estuviera hecho, y ella misma entraría en la habitación para ser testigo de que su hijo había deshonrado a la princesa, pero todo salió mal y su primogénito, el niño de sus ojos había terminado her
—Debes vigilar a Samira, y más ahora que será la esposa de Karim. Esa psicópata casi mató a mi hijo y está igual de enferma que tu prima. —escupió el Emir yendo en dirección a su despacho mientras que Fátima lo seguía. —La necesito para lograr mis objetivos, pero no puedo arriesgarme a perder a Karim, el único de mis dos hijos que es digno de ser mi heredero. Es fuerte y así demuestra que yo también lo soy, por eso lo necesito a mi lado. -su esposa levantó la barbilla orgullosa de su hijo mayor. —Hicimos demasiados sacrificios para darle su verdadero lugar, como para echarlo todo a perder ahora. —Fátima sonrió disimuladamente pensando en ese “sacrificio”, ya que gracias a ello pasó de ser la segunda, a ser la primera esposa. —Ya soy demasiado mayor para tener otro hijo a estas alturas, Fátima, y no estoy loco de poner el futuro de esta familia en manos de Amín. Tu hijo es un bueno para nada y una deshonra para mi apellido. —Por suerte Alá nos ha bendecido con Karim, así que puedes
Después de que Karim realizó las debidas presentaciones, Rania sintió una gran curiosidad por la amistad que tenía su esposo con Reagan. Una chica que tenía su misma edad y a la que llamaban “Demonia” o “Reina del infierno”. Esos apodos contrastaban con el rostro angelical de la chica, pues se veía tan dulce. Aunque se notaba que no tenías papas en la lengua y el carácter de una fiera, hablaba con seguridad y autoridad. Rania quería saber más sobre ella, pero en ese instante solo importaba la salud de Karim, más tarde ella podría averiguar un poco más sobre Reagan Anderson, la que fue la primera esposa de Amín y que lo abandonó por Reich Vandrell, su guardaespaldas. Karim seguía muy débil y el traslado a la mansión de Jackson lo había dejado exhausto, eso sin contar la terrible discusión que tuvo con sus padres que habían intentado retenerlo. Rania y Reagan prontamente se encargaron de dar órdenes para que lo subieran a la habitación, donde dos enfermeras contratadas por Jax, es
Karim conocía bien aquella casa, cada centímetro de ella pues había pasado allí gran parte de su infancia y le partía el alma tener que destruirla, pero si no le daban lo que quería saber no tendría más opción. No era un hombre cruel, no estaba en su naturaleza serlo, pero sabía que para proteger a las personas que amaba a veces era necesario llegar a extremos. —Yo solo quiero la verdad, Farid. —musitó con el semblante serio mirando el hombre que estaba arrodillado ante él. —¿Dónde está Farah? —Hice un juramento Karim, sabes que no puedo romperlo. —contestó el hombre con la voz temblorosa escuchando los gritos que venían del interior de su casa, donde Karim tenía a sus hijos y esposas atados bajo la amenaza de quemarlos a todos. —Sabes lo mucho que te aprecio y que algún día te serviré, pero mientras tu padre esté vivo…. —Tu lealtad está con él, eso ya lo sé. —continuó Karim con una mueca de asco en su rostro. Todo lo que estaba haciendo aquella noche era por culpa de
Tenía un dolor tan punzante y desgarrador en su pecho que Karim tenía la horrible sensación de no poder respirar. El sentimiento de culpa le estaba consumiendo. Sentía que le había fallado a su hermana, que no la había protegido y que ahora la había perdido para siempre, de la peor manera y tan joven. Él solo quería sacar aquel dolor de su corazón, de alguna manera o hundirse en él, pero necesitaba hacer algo. Inconscientemente se dirigió al único lugar donde sabía que estaría solo…el desierto. No supo en que momento se bajó de la camioneta, cuánto había caminado y tampoco le importaba el aire que golpeada su cuerpo con pequeños granos de arena que chocaban con su pecho y se sentían como afileres marcando su piel. Lloraba, se estaba deshaciendo en llorar, llevaba años sin hacerlo y en aquella oscura noche no pensaba controlar el llanto que subía por su garganta. Todo su cuerpo temblaba, sentía que su alma se hacía añicos, se estaba haciendo pedazos que jamás podría volver a juntar.
A la mañana siguiente, después de una madrugada tan oscura, Rania se despidió de Reagan, Reich y Kaled. Los tres tenían que viajar con urgencia a Dubái para hablar con Rashid, que era el único que podía decidir qué hacer con su hija Samira, después de saber que ella estaba confabulando con los padres de Karim para atacar a su propia familia. Reagan huyó de las preguntas de Rania, no le gustaba verla tan angustiada, pero no podía ayudarla. Solo llevaba unas horas de haberla conocido y no tardó en darse cuenta de que era una buena chica, tan buena como Karim, pero si el príncipe había llegado y se había encerrado en el despacho con Jax sin darle razones a su esposa, Reagan no se sentía en el derecho de pasar por encima de él y hablar sobre algo que solo incumbía a ellos dos, pero Rania sabía que le estaban ocultando algo, y más porque Karim se había negado a compartir la habitación con ella, incluso exigió que llevaran su ropa a otro dormitorio. —¡Es mi esposo tengo derecho a verlo
Aquellas idea rondó la cabeza de Karim durante una hora entera, pero en el fondo sabía que no iba hacerlo. No podía obligarla a permanecer a su lado en contra de su voluntad, pues lo que más amaba de ella era su espíritu libre, y no tenía valor para cortar su alas y menos por egoísmo. Karim se levantó, fue al baño para echarse agua fría y así despejarse un poco. Después levantó a Rania en sus brazos para llevarla a habitación. En la cama se sintió tentado a dormir a su lado, y no se resistió a ese deseo. Rania se acurrucó todavía dormida en su pecho y él inhaló su perfume, suspirando profundamente, para después maldecirse por ello ya que eso desperto su deseo. Rania solo llevaba puesto un vestido rojo de tirantes y él no pudo evitar acariciarla, sintiendo que sería la última vez. Con esa justificación, con la mente nublada por el alcohol y el dolor que sentía en su corazón, comenzó a recorrer su cuerpo con las manos. Se quitó la camisa y repartió besos por todo su cuerpo, baj
Con aquella nota en la mano, Karim se sentó en un sillón después de servirse una copa, era la primera vez que bebía tanto, y solo lo hacía para escapar de todos su problemas y de la culpa. También porque sentía que Rania lo volvía loco, y la idea de perderla lo estaba desesperando, pero tenía en la mano una oportunidad de luchar por ella, pasar por encima de su orgullo y pelear por la mujer que amaba. Entonces largó la copa encima de la mesita de centro, se levantó y pidió al chofer la dirección donde había dejado a Rania, en un barrio de Nueva York donde vivía con sus tíos y tomó las llaves de unos de los autos que tenía guardados en el garaje. —¿Majestad no prefiere que lo llevemos nosotros? —inquirió su jefe de seguridad preocupado. —¡No, puedo ir solo! —contestó yendo dirección al ascensor de su ático. —¡Pero majestad estamos en Estados Unidos, aquí el heredero de la familia al Thani no puede ir sin seguridad! —advirtió el hombre, pero no pudo alcanzar a Karim. En cuestión de