Sus pasos artísticos me fascinaron tanto que siempre la veía bailar y todo comenzó la noche que ella bailo muy sensual, ya había tenido aventuras con las chicas del club, claro si estás querían conmigo o había deseo hacia a mí, no hay placer sin el deseo.
En fin, me acosté con ella, en una habitación mía exclusiva en el club, estuvo delicioso, por lo que esos momentos los frecuentamos y más que con otras chicas. Sin embargo, porque sea mi favorita en el baile y en la cama, no la vi más allá de una relación, la traté como a las demás, ellas no conocen más que soy el dueño del cabaré y yo no conozco más que son unas bailarinas de mi club que me complacen cuando quiero sexo.
¿Por qué lo hago? Por protección a ambos, el conocer a alguien crea un vínculo y yo solo quiero sexo, no quiero confundirme y tampoco confundirla, además, no hay necesidad.
Incluso llevan antifaz siempre para no saber cómo son, la de Ángel si la vi y por error, anoche, después de coger rico, salí de la habitación porque uno de mis socios necesitaba verme, así que le dije a ella que me esperara en la habitación y que podía hacer lo que quisiera, pero se me olvidó el móvil en la mesita de noche y al regresar, ella estaba en el baño sin el antifaz con la regadera encendida, pero no había entrado, ella se veía en el espejo y yo veía su perfil, es hermosa, admití, y luego se dio cuenta de que la veía y me vio, logré verla bien antes de que se colocara el antifaz con rapidez, me disculpe y salí de la habitación. Y fui a atender a mi socio.
Pero lo que dijo Eduardo, es por el hecho de que he llevado por primera vez a la bailarina de ballet a mi casa, lo hice con la intención de pasar toda una noche con ella, así como hacía con las demás, solo que con ellas pasaba una noche completa en una habitación en el club.
Y aunque Eduardo conoce como las trato, insiste en que deba saber más, así me evito una sorpresa, pero mis equipos ya las han investigado, o si no, no trabajaran ahí, pero Eduardo es paranoico y con razón, su deber es mantenerme a salvo y tenía razón en que debo investigar más, porqué como ven, me llevé la sorpresa de que Ángel es enfermera, aunque si no lo fuera, estaría muerto, así que lo agradezco, el punto es que ahora si voy a investigarla y es porque quiero algo más serio.
No sé cómo se llama, solo sé que le dicen Ángel, es su nombre artístico y es que no tengo necesidad de que se llamen por sus nombres reales, en parte también es para protegerlas y que yo me acostumbre a llamarlas así, no solo hay exclusividad en mis clientes, sino también en mis empleados.
—Que me ha salvado la vida —respondo finalmente, viendo al vacío, hundido en mis pensamientos.
—De acuerdo, ¿quiere que haga algo?
Lo miro y sé que lo ha preguntado para hacerse cargo de la investigación sobre ella.
—Yo me encargo de ella, tú tendrás el trabajo más fácil, buscarme a Kennan, tal vez no me dedique a deshacerme de las personas, pero él me hizo enojar y hay que hacerle llegar el mensaje que comió mucha m****a para volverse loco, conmigo se equivocó… —le informo y él asiente.
No sé las razones por el cual Kennan, quién ahora considero mi ex socio se ha atrevido a fingir que tendríamos una reunión de negocio y me disparó, además de que huyo ileso.
Las ventajas de ser subestimado, es que te das cuenta quienes son realmente los demás y que no saben lo que les espera.
Yo no quería, pero él no me dio más opción, hay que hacerlo comer m****a para que entienda quien es el jefe.
Alguien toca la puerta y antes de que pudiera decir que pasará, entra y es una enfermera, al entrar se sorprende por la presencia de Eduardo.
—Disculpe, no es hora de visitas —dice con un tono lamentado.
—Entiendo, pero es que necesitaba saber cómo había salido de la operación y vi que todos estaban muy ocupados —responde él.
—¿Es familiar? —Arquea una ceja, Eduardo estaba a punto de responder y yo me adelanto.
—Es mi guarda espaldas y es como mi hermano, así que, si no le molesta, necesito que esté cerca —aclaro.
—De acuerdo, pero acaba de salir de una cirugía y por los momentos debe estar afuera, ¿Vale? —nos informa y asiento.
Miro a Eduardo y le hago un gesto con la cabeza para que salga y me espere afuera, la enfermera se dedica a chequear la habitación.
—¿Cada cuánto vienen las enfermeras a ver que todo está en orden? —pregunto es con la intención de saber si veré a Ángel de nuevo.
—No sabría decirle con exactitud, pero no se incomode, sería lo mismo que su guardaespaldas cuidándolo, ¿no? —me dedica una sonrisa y yo se la devuelvo.
—Oh no lo decía por mi seguridad o mi salud, es que me encantaría ver a la enfermera Castillo muy seguido —admito.
—Se siente muy agradecido, ¿no? —me pregunta y asiento—, pues lo entiendo, usted estuvo muerto y ella no se rindió en reanimarlo —hace un gesto de recuerdo—, sin embargo, no sé si venga seguido, es la jefa de enfermería y ahora está muy ocupada.
—Entiendo, todos la necesitan…
Pero yo la necesito más, si no la veo en los próximos segundos me volveré loco.
—De hecho, creo que en este momento ella se necesita a sí misma —supone ella y eso me extraña.
—¿Le ha pasado algo? —me preocupo enseguida.
—No la vi muy bien, pero no sabría decirle, pues ella es muy cerrada con su vida.
—¿Y entonces por qué me lo haces saber?
—Ella es tu heroína, no voy a negarte cierta información si estás muy interesado, tal vez si la conoce sabría cómo agradecerle.
Asiento con delicadeza.
—¿Y es usted alguien muy importante? Hasta guardaespaldas tiene y bueno, con las heridas que recibió… —insinúa.
—Tengo un negocio y me robaron —miento y ella se impresiona.
—¿Y va a denunciar?
—Puede ser, aunque no tengo mucha información que dar, no les vi las caras —tuerzo mis labios a un lado.
Claro que sé quién me ha disparado, pero me guardo la información, primero para mantener una fachada alta, segundo porque no creo en la policía y tercero, nadie va a tocar a ese imbécil antes que yo.
—Entiendo, por un momento creí que era un jefe de algún cartel. —me confiesa y se ríe, a lo que me hace reír.
—¿Y eso?
—Pues el hospital queda cerca de un barrio, por lo que normalmente vienen aquí, a diferencia que usted vino sin tratarnos de forma agresiva.
—Creo que mi guardaespaldas hubiera hecho lo que sea si no hubiese sido atendido, así que pudo haber sido peor, pero no se preocupe.
—No claro, como vino habla mucho. —Me da media sonrisa—. Bueno, ya me tengo que ir, ¿Necesita algo? Tal vez una afeitadora —dice bromeando y me hace reír.
—¿Por qué? ¿Me queda mal la barba? Si me la quito no me veré muy varonil.
—¿Qué más varonil que haber sobrevivido de 4 balas? —dice con impresión—, pero no, no le queda mal, solo fue una idea en caso de que lo que quisiera.
—Solo quiero una cosa… —pido.
—¿Dígame?
—¿La enfermera Castillo está soltera?
Por como el doctor la ha tratado, algo me dice que son pareja y entiendo que ella y yo solo éramos algo casual, pero no pensé que estaría con dos hombres al mismo tiempo, sin embargo, pienso investigar sobre ello, no me importa lo que haya hecho, quiero estar con ella y necesito saber que tanto interés tiene hacia otros hombres porque pienso acabar con esa lista, voy a ser el único en su corazón.
La enfermera está sorprendida ante mi pregunta, y ve hacia la puerta como asegurándose de que alguien venga, luego se acerca a mí y acomoda mi sabana mientras acerca un poco su rostro y me susurra.
—Se dice que ella sale con el doctor, pero este está casado y con hijos y que la enfermera Castillo es la amante, pero también se dice que ella no sabía nada y que apenas se ha enterado.
—Tal vez por eso se siente mal, ¿no?
—No lo sé, porque andaban juntos y no parecía que era por labor.
—Entiendo, bueno, gracias, quiero agradecerle de alguna forma y si tiene pareja, pues no quiero problemas. —Ella asiente entendiéndolo.
—Es un placer, espero logré obtener la información necesaria y hasta podría ayudarlo si desea —se ofrece y me niego.
—No gracias, creo que puedo —Le doy media sonrisa, ella dice Ok y se va.
No lograré lo que necesito preguntándole a sus compañeras de trabajo, ya me dieron a entender que son solo unas chismosas y no conocen algo exacto de la enfermera Castillo, no quiero saber rumores, quiero exactitud, porque me encanta, la quiero para mí y no quiero empezar mal con esto.Yo más que nadie sabe que no debe dejarse llevar por lo que dicen los demás, debo saber todas las versiones, sin embargo, si se notó que tiene algo con el doctor, pero no me preocupa, si está casado con hijos, para mí es un descarte.—¡Eduardo! —lo llamo y él entra de inmediato.—¿Sí, señor?—Ya tengo la historia perfecta en caso de que tengamos problemas con la policía —le menciono y él me presta atención.No era algo de lo que nos habíamos preocupado, y bueno, yo estaba en cirugía, mientras que él estaba al tanto de mí, sé que Eduardo no se separó de mí por seguridad, además de que en el momento que salí herido de mi casa, intenté saber de todos, pero él me calmo diciéndome que lo resolveríamos despué
“—Ya estoy dentro papá, tenías razón, empecé a salir con el jefe de la mafia. —Digo por la llamada mientras conduzco.Pero un destello por el retrovisor me pone alerta, ha apagado sus luces y tengo la sensación de que me está siguiendo, pero no le tomo mucha importancia, ya que la finca queda apartada de la ciudad, así que para poder regresar hay un solo camino que nos lleva a la carretera y de la carretera a la ciudad, tal vez es algún empleado de allí esté acabando su turno.De repente escucho unos tiros lejanos que probablemente vienen de la finca y eso me hace sentir que algo no anda bien, miro nuevamente por el retrovisor y la moto junto con el conductor ya no me estaban siguiendo. En parte siento alivio, hasta que tocan mi ventanilla y veo que son dos tipos, uno conducía y el otro me apuntaba con su pistola.Piso el acelerador para ganar tiempo y sacar mi pistola, me ha descubierto o eso siento, sino no hubiesen enviado a alguien a matarme y ya sé quién pudo ser, sabía que él no
Me despido de él con un beso y él se queda a recoger sus cosas para acabar con su turno, salgo de su oficina y me dirijo a la habitación donde se encuentran nuestros casilleros para guardar nuestras cosas, entro y mi casillero está a la vista, lo abro y guardo mis cosas.—El doctor se veía muy serio, ¿Crees que el doctor la haya regañado realmente? —escucho voces dentro de la habitación, tal vez estén del otro lado del casillero.—Obvio no la va a regañar, es su favorita.—¿Y eso significa que la va a dejar irse o quedarse? Porque si fuera su favorita, a mí me gustaría que me envíen a casa —la escucho bromear.Reconozco las voces, son mis colegas enfermeras, ¿Estaban hablando de mí? Por supuesto que sí.—Si le dan buen sexo y ella quiere quedarse, lo más probable es que la deje quedarse —comenta y se ríen entre ellas.Yo aprieto la mandíbula y decido hacerlas callar para que me respeten, lo que él y yo tenemos es muy serio. Cuando me acerco, me echo a reír como ellas y ellas dejan de
Asiento y nos vamos juntos al quirófano, entramos al cuarto y antes de entrar a la cabina quirúrgica que queda en el mismo cuarto, nos lavamos las manos y nos ponemos batas, gorros, guantes y tapabocas, esa sección siempre va o debería ir junta.Luego entramos a la cabina y nos preparamos con lo poco que estamos.—Enfermera, diagnostíquelo —me pide el doctor y voy chequeando el paciente, quien aún parece estar consciente.—Tiene heridas de bala, alrededor de 4 —digo examinando su cuerpo.—Vale, anestesien al hombre para comenzar la operación. —ordena y antes de que me vaya para buscar las herramientas y estar preparada, el hombre de la camilla me sostiene la mano.—¿Ángel? ¿Qué haces aquí? ¿Acaso estoy en el cielo? —dice con los ojos entrecerrados.Yo me quito el tapabocas para que pueda escucharme mejor.—Tranquilo señor, lo ayudaremos —digo para que se tranquilice y coopere.—Está perdiendo mucha sangre, necesitamos más manos —dice el doctor y aunque intento zafarme del paciente, es
—Te andaba buscando y esté era el último lugar donde te vieron, así que no sabía si seguías aquí realmente. —explica—. ¿Podemos hablar sobre lo qué pasó?Continúo haciendo mis cosas sin querer mirarlo.—Estoy trabajando doctor, tal vez en receso yo pueda darle un tiempo… —me interrumpe.—Por favor —insiste.Lo ignoro y él se acerca a mí para sujetarme el brazo y yo lo separo de mí.—No quiero que me toques —le recuerdo asqueada, pero él no me hace caso.Escucho que el paciente se queja y lo miro, está tratando de sentarse e intento ir a ayudarlo, pero Nicolás me toma para que no me mueva.—Nicolás…—Que la sueltes te dijo —dijo el paciente de forma autoritaria que nos hace verlo—, ni porque sea tu novia debería tratarla así —se veía muy molesto.—¿Y es acaso es tu novia? —Nicolás le responde de forma grosera.—Tampoco soy tu novia —me separo de él dejándoselo muy claro que lo nuestro ha terminado.Él me mira, no se esperaba eso.—Hablemos, por favor.—No, estoy trabajando y deja de in