— Hecho. — Respondo con determinación.
— A mi me gusta cerrar mis tratos con un beso. — Una sonrisa diabólica se dibuja en su rostro.
— No te voy a besar Matarrazí.
Me deshago de su agarre para colocarme al lado de Diana, la cual miraba todo el show que montamos en shock.
— Entonces mi querida Genevieve, tenemos un trato que cerrar. — Andrew extiende su mano.
Miro la mano de Andrew y algo me dice que no lo hiciera, que probablemente me iba a arrepentir, subo mi mirada para ver su rostro. Él hombre que está justo enfrente de mí es uno de los más guapo que he visto, y si, se que me contradigo con lo que pensaba esta mañana, pero no se puede tapar el sol con un dedo, Andrew puede tener a la mujer que quiera estando en esta fiesta y en cualquier otro lugar y ahora está hablando conmigo como si no hubiera sucedido nada entre los dos, ver su perfecta cara me hacía enojar, quería lanzarle un puñetazo y dejarle un pómulo morado. Pero en definitiva yo quería verlo arrodillado pidiendo perdón.
Estrecho su mano y me sentí como el príncipe Naveen cerrando el trato con el brujo.
— Hemos cerrado un trato mi querida Gen. — una sonrisa se surca en sus labios. — Ahora, con el permiso de ustedes dos señoritas, tengo que asistir a una fiesta.
Andrew sigue su camino hasta entrar a la casa y perderse entre todo el tumulto de personas.
— Oye, se que apenas nos conocemos, pero yo necesito saber todas las referencias para poder estructurar este chisme con las normas APA. — Diana envuelve su brazo con el mío.
— Andrew me hizo bullying durante toda la escuela, él y el amigo que está en esta fraternidad.
— ¿Por qué?
— Antes no lucía así. — me señaló todo el cuerpo. — ¿Viste Betty la fea? — le pregunto y ella asiente con su cabeza. — Yo era Betty la fea de la escuela.
— Oh… Sabes algo Genevieve. — la chica del cabello azul me suelta y se coloca enfrente de mí. — Vamos a entrar a esa m*****a fraternidad y vamos hacer que ese idiota pierda esta apuesta. — esta vez coloca su brazo por encima de mi hombro y comenzamos a caminar en dirección a la fiesta.
Al entrar la música estaba muy fuerte y a muchos bailando y tomando lo que parece ser alcohol, nos escabullimos entre todas esas personas hasta llegar a la parte de la cocina. Diana toma dos vasos rojos y los llena desde un barril.
— Ten. — me entrega un vaso.
— ¿Qué es esto?
— Pues cerveza. — responde como si fuera obvio.
— Yo no tomo alcohol. — intento darle nuevamente el vaso pero ella se niega.
— Bebe solamente ese vaso, así entrarás en ambiente, se nota que sigues siendo timida y si quieres ganarle a ese idiota, tiida es lo que menos debes ser.
Miro el vaso insegura…
¡JA! Justo lo que mencionó Diana. Dice aquella voz en mi cabeza. Si realmente quieres ganarle a Andrew debes dejar tus inseguridades e indecisiones atrás.
Asiento con mi cabeza y le doy un primer trago y fue asqueroso. Es amarga y estando caliente quema toda la garganta mientras que baja.
— Esa es mi chica, ahora vamos a buscar a ese idiota y le demostrar que tu no eres más la chica de la escuela, ahora es Genevieve la sensual.
Lanzó una carcajada y salimos de la cocina.
A decir verdad aquel pequeño trago me dejó un poco entonada, comienzo a sentir como la música me hace mover el cuerpo a su ritmo, definitivamente ese era un momento en mi vida que recordaría para siempre. Diana estaba en frente de mí, pero ella bailaba con un chico moreno, detrás de mí pude sentir una manos que tocaban mi cintura, me giró levemente y un chico rubio de ojos azules me dijo algo, pero a causa de la música no lo escuche, pero pude leer sus labios:
“Bailamos”
Asiento con mi cabeza y comenzamos a movernos, si mi madre me viera ahora mismo lo más probable es que pegar un grito en el cielo y se arrodillarse para rezar por mi alma pecaminosa, pero como ella no esta y ni estará, sandungueo todo lo que quiero. Junto al rubio baile varias canciones, de hecho me dijo su nombre, se llama Jackson, y estaba disfrutando mucho estar con él.
Pero entonces siento sobre mi una mirada bastante pesada, busco discretamente para no parecer loca y justo me detengo en una de las esquinas de la sala. Andrew me estaba viendo fijamente, tenía su ceja arqueada y bebía de un vaso igual que el mio, lo levanta como si estuviera disfrutando del show, pero está claro que no lo hago por él.
— ¿Qué tal si vamos afuera? — le preguntó a Jackson cuando me giro. — quiero tomar un poco de aire.
— Está bien. — responde con una sonrisa.
Me tomó de la mano y le hago una seña a Diana hacia el patio, ella levantó sus pulgares y la pierdo entre la multitud, pero aquella mirada penetrante me seguía.
Al salir sentí que me había quedado sorda, afuera no hay tanta bulla como la de adentro, el chico con el bailaba me arrastra hasta unos camastros y allí nos sentamos, justo en frente de nosotros se encontraba una piscina, luciendo tan deseada con el caloron que hace ahora mismo.
— Eres muy linda. — es lo primero que me dice Jackson.
— Gracias. — sonrió tímida. — tú también eres guapo.
— Sabes… es la primera vez que una mujer se atreve a decirme que soy guapo.
— De seguro es porque tú mismo sabes que eres guapo. — Jackson suelta una carcajada para luego llevar su vaso con cerveza a la boca.
— Veo que tienes tu vaso vacío. — señala a mi mano.
Ni siquiera me había percatado que ya me había tomado toda la cerveza, lo cual me impresionó no estar borracha.
— Ven, te lo llenaré. — Rápidamente Jackson lo toma y vuelve a entrar en la casa.
Suelto una fuerte respiración y miró hacia el cielo, siento como mi teléfono vibra en mi pequeño bolso, lo tomo y veo el nombre de: “Mamá” Frunzo el ceño, hace ya dos meses que me fui de casa y jamás me había llamado, estuve viviendo de hotel en hotel y ella nunca se preguntó si me encontraba bien, pero… a pesar de todo lo que ella y mi padre han hecho los quiero.
— ¿Aló?
— ¿Ya viviste lo que tenías que vivir? — es lo primero que dice. — La vida fuera de la religión es un constante pecado Genevieve, regresa a casa, Martín está dispuesto a perdonarte, así los dos podrán casarse y tener hijos.
— Escúchame muy bien mamá. — agradecia tener alcohol en mi cuerpo. — Yo jamás voy a volver, acabo de entrar a la universidad, he conocido a personas, incluso estoy vestida como una m*****a prostituta, he tomado alcohol y planeo acostarme con un hermoso rubio de ojos azules, así que dile a Martín que se meta su compromiso por donde el sol no le da.
Cuelgo frustrada aquella llamada, no podía creer que ellos pensaran que iba a regresar arrepentida a casa cuando saben perfectamente que mi sueño es estudiar y ser abogada, es injusto que yo como mujer tenga que vivir esta bazofia simplemente por su religión lo dice.
¡A la m****a todo! me divertiré y seré malditamente feliz!
Jackson se coloca enfrente de mi y me tiende el vaso rojo nuevamente, con coraje me levanto, me subo sobre la tumbona y tomó al rubio de las mejillas para plantar un beso sobre sus labios, gimió impresionado por mi actuar, cierro mis ojos y disfruto de sus carnosos labios, él pasa su brazo por mi cintura y me pega a su cuerpo.
Pero pronto lo dejo de sentir.
Alguien había tirado tan fuerte de Jackson que caí de culo a la tumbona, estaba un poco confundida con lo que estaba sucediendo.
— ¡Qué te pasa imbécil! — dice Jackson.
— Crees que no te vi. — supe de inmediato por esa voz que era Andrew.
— No sé ni quién carajos eres. — Jackson se deshace de su agarre.
De inmediato y con valor me interpongo entre los dos.
— ¿Qué crees que haces? — miro enojada a Andrew.
— Salvandote el culo. — responde. — Ese idiota le echo algo a la bebida.
Miro a Jackson y de inmediato suelta los vasos.
— No digas mentiras, tu lo que quieres es robar a mi chica. — Jackson pasó su brazo por encima de mis hombros.
— ¿Tú chica? — una mueca burlesca se dibuja en el rostro de Andrew. — Eres muy gracioso, deberías ser comediante.
— Amigo mejor largate, consiguete otra.
¿Qué carajos estaba escuchando? me deshago del brazo de Jackson y el me ve confundido.
— Primero que nada, yo no soy ningúna muñeca de trapo que puedes usar y tirar cuando quieras. Segundo ¿Porque tiraste la cerveza si no tenía nada? Tercero ¿Porque demonios me acechas? — miro a Andrew.
— Me reprochas a mi cuando yo te salvé de ese imbécil que seguramente no se sabe tu nombre. — miro a Jackson y este rasca su nuca.
— Eh… ¿Cómo es tu nombre?
—No estás arreglando nada. — le informo pellizcando el puente de mi nariz. — Saben que, yo mejor me voy.
Me alejo de ellos dando pasos fuertes, me voy al mismo lugar donde estaba antes junto a Diana y no la encontré por ningún lado, necesitaba irme rápidamente de allí, sin pensarlo dos veces me escabullo entre todas las personas hasta llegar afuera de la casa.
Ver a Genevieve con aquel pegado vestido hizo mi miembro se hinchara, todas esas curvas las mantuvo oculta durante toda la secundaria y ahora que las puedo ver a simple vista, me dan ganas de saborear cada parte de su cuerpo, presenciar como ahora se defendía me vuelve más loco con su mirada retadora, quería tenerla de rodillas y verla colocar los ojos en blanco. Mi imaginación estaba en su punto de éxtasis, tengo esas ansias locas de tomarla, colocarla sobre mi hombro y llevarla lejos de aquella fiesta y sobre todo mantener a todos aquellos depredadores lejos, no quiero que ninguno mancille su hermosa piel blanquecina. Antes de entrar a aquella fraternidad me giro para darle un último vistazo a aquel culazo que Genevieve tiene. De inmediato la música alta me aturdió, la mayoría de los presentes bailaba al ritmo del reggaeton, las mujeres refregaban su culo a los hombres y fue inevitable no pensar en Gen haciéndome eso, la anhelaba como un maldito esquizofrénico. — ¡Andrew! — De
Miro las grandes puertas de la universidad, no podía creer que ya me encontraba en este lugar, batalle mucho para poder conseguir una beca completa ya que mis padres no podían permitirse pagar algo tan caro. Justo el día de mi graduación de secundaria el mensaje de aceptación, la emoción no cabía dentro de mi pequeño cuerpo. Sin embargo no había contado con el apoyo de mis padres, dos personas completamente religiosas, según sus pensamientos yo debería estar casada con un hombre, atenderlo y llevar una vida de golpes, parir hasta cinco hijos y no poder disfrutar de mi feminidad. Sin embargo lo mío era el mundo de las leyes, tengo ese alma guerrera y valiente que tanto puede caracterizar a un abogado.Con mi única maleta entré al gran edificio donde me entregaron toda la información universitaria, pero no era la única que iba a esperar, de hecho era una gran fila acapara mitad del pasillo, aquello iba a tardar, pero iba a valer cada maldito segundo de mi tiempo. — Escuché que Andre
Genevieve… saboreaba su nombre entre mis labios, la recuerdo cuando estábamos en la escuela, con su cabello perfectamente recogido, con sus gafas y aquellos horrendos brackets, sin embargo yo sabía que debajo de todos aquellos impedimentos existía una chica linda y lo pude comprobar ahora.Pero su carita de ángel estaba dibujada en mis recuerdos, Genevieve luciendo toda inocente colocaba mi a mi pequeño amigo a brincar de emoción, solo podía imaginarla a ella entre mis piernas mientras que succionaba mi virilidad. Llevo mi mano a mi entrepierna tratando de controlar mi semi erección. — Tenemos que irnos señor Matarrazí. — uno de mis escoltas susurra a mi oído. — Ok, andando.Le doy un último vistazo a la esquina por donde Genevieve doblo y sigo caminando hasta salir del edificio, mi padre había solicitado mi presencia para cerrar un trato con unos Mexicano. En nuestra natal italia somos unas de las familias más respetadas, mi abuela Marchelo fue uno de los mafiosos más prestigiosos
Al encontrar mi habitación sin pensarlo dos veces entro y por fin pude respirar con tranquilidad, agradezco a todos los santos que existan porque si Andrew me hubiera seguido probablemente hubiera hecho lo mismo que hacía en la escuela y se supone que yo vine hasta aquí para cambiar toda mi vida. — ¿Hola? — una chica de cabello azul se detiene en medio de la habitación al verme tan agitada.— Hola, soy Genevieve Baltimore, seremos compañeras. — respondo tratando de controlar mi respiración. — Soy Diana Gilmore. — se acerca a mí y me tiende la mano. — Escogí esta cama que está cerca de la salida, no me gusta estar cerca de las ventanas. — Señala su cama desorganizada. — Entiendo, no te preocupes. La habitación no eran tan pequeña ni tan grande, tenía todo lo necesario para que dos personas pudieran convivir, cada una tenía su cama sencilla, y un pequeño escritorio, me acerco a mi cama completamente organizada y coloco mi única maleta sobre la cama. Comienzo a sacar todas mis cosas