Barclay me lleva hasta la cama, pero en lugar de quitarme la ropa como lo he visto tantas veces en millones de películas de romance, hace todo lo contrario y me arranca la todas las prendas como una bestia para terminar en ropa interior únicamente. Barclay, quien hasta ese momento no me había percatado de lo rápido que fue al desnudarse, me aventó sobre la cama con una brutalidad que no me gustó en lo más mínimo.
—¡Mierda! —me quejo anclando mis curiosos ojos sobre su pecho descubierto tratando de no bajar la mirada para encontrarme con su miembro erecto—. Al menos puedes ser un poco amable.
—Solo por si no te quedó claro te lo repetiré; yo no hago el amor, yo cojo fuerte, en mis caricias nunca encontrarás cariño o amabilidad, eso es lo que me pediste, eso es lo que soy —me explica con voz ronca recorriendo mi cuerpo de arriba abajo—.
BARCLAY «¡¿En qué carajos estaba pensando al dejarme engatusar por esa zorra?!» Por primera vez en la vida, una mujer había removido algo en mi interior, algo, bastó una simple mirada para que ella me desarmara, para que cruzara todas las barreras que por tantos años me había costado construir, accedí de último momento a acostarme con ella creyendo que solo era una noche y ya, solo eso, pero jamás imaginé que sería virgen en verdad. Y en el fondo... aunque me negara a aceptarlo, antes de enterarme que en realidad era la asesina de mi pequeño hermano, me gustaba, en el preciso momento en el que la vi en aquella foto y supliqué porque no fuera ella la autora original de la perdida de mi hermano, deseé poseerla, hacerla mía. Nunca besaba a mis chicas; como les decía yo
Un sentimiento de poder sobre ella y de sentirme posesivo con su cuerpo me inunda pero rápidamente apartó esa idea de mi cabeza. —Me sé las reglas de memoria Barclay, no te preocupes —aquel socio árabe rompe en risotadas maliciosas—. No tienes idea de lo que muero por probar ese cuerpo, estoy seguro de que toda su piel es suave y tersa, seguramente es una fiera en la cama. ¡Ja, cómo no! —Sí, lo es... —murmuro por lo bajo viendo como Bryony está dormida en el suelo, en un rincón cerca de la mesilla de noche. Verla en ese estado tan vulnerable me hizo sentir como su protector, como... si se tratara de una chica indefensa que había sufrido el mismo destino de las niñas a las que salvé el año pasado, las liberé de un destino
BRYONY Sabía a miel, Barclay jugueteaba con su lengua en mi boca mientras una de sus manos se deslizaba sutilmente por mi pierna desnuda, no sabía realmente lo que estaba haciendo, pero había de darme cuenta que cada que Barclay actuaba de ese modo difícilmente tenía control sobre mi cuerpo, era como si no fuera yo realmente y me gustaba. Aumentó la velocidad del beso e intensificó el jugueteo con la lengua de manera explosiva, necesitaba tomar una enorme bocanada de aire antes de seguir. —¿Quién demonios eres y qué has hecho conmigo? —cuestionó entre besos. —Mmmmm —Quiero hacerte mía —más que un comentario parecía una orden. ¿Acaso se había vuelto loco? o la qu
—¿De dónde sacaron a esta muñeca? —pregunta con su voz ronca. —Es una de las nuevas chicas, y no dudo que termine siendo una de las favoritas de la gente. —Necesito ver su cuerpo desnudo, para poder saber con qué voy a trabajar. Miro a Barclay asustada y confusa, rogándole que no permita que me toque, no me fiaba de ella, pero él solo le asintió con la cabeza a la anciana y se sentó en uno de los bordes de la cama desordenada, en donde hace poco estábamos haciendo el amor... o al menos eso era lo que yo pensaba. Se había vestido de una manera desaliñada, se arremangó las mangas de la camisa y después las recargó en sus piernas ligeramente abiertas. —Ella es Nana Sayukiro, me conoce desde que era un niño, es parte de la familia y..
Nana, como yo misma la llamaba, comenzó a inspeccionarme todo el cuerpo a conciencia, recorrió cada espacio de mi piel como si quisiera encontrar alguna falla, un defecto, para después toser y alejarse, caminando directamente hacia una enorme maleta de dónde sacó mucha ropa muy provocativa, más humillada no podía estar, en ese momento me di cuenta y acepté a regañadientes que me había convertido en una prostituta en toda la extensión de la palabra, desde el momento en el que decidí acostarme con Barclay. Fue justo en ese momento que me vi en la penosa necesidad de morder mi labio inferior al recordar a Christopher, mi amigo... tal vez mi novio, y deseé que él hubiera sido en todo caso mi primera vez, y no el hombre que iba a matarme. —Elige uno de estos, pero hazlo bien, ya que de eso dependerá de cómo te vea el cliente —la anciana me miraba detenidamente, aún me encontraba desnuda pero
La seriedad falsa de Barclay como si yo le importara algo, hizo que me diera un pequeño ataque de risa, ese hombre si podía llegar a ser actor. —No juegues conmigo, te lo advierto... ¿de qué salida hablas? —Yo no estoy jugando, pero solo sé que si logro hacer que ese tipo quedé encantado con lo que tengo en mente hacer, puede que pague una suma enorme de dinero por mí y tu padre al final decida dejarme ir —confieso con triunfo. —Imposible, eso no ha ocurrido desde que mi padre era muy joven, él no aceptaría dejar marchar a la asesina de Cameron —en sus ojos se colocó la misma oscuridad que vi cuando enfureció al enterarse de que era virgen. —Te creía más listo —resoplo decepcionada.
BARCLAY ¿En verdad hablaba en serio ella, cuando dijo que iba a poner en práctica todo lo que había aprendido? Trago saliva mientras me sirvo un trago sin apartar mis ojos de Bryony, parece asustada aunque luche por mostrar todo lo contrario. Siendo sincero conmigo mismo, no debería importarme lo que le suceda, después de todo las pruebas la apuntan como la culpable de la muerte de mi hermano menor; Cameron. Por unos segundos, mi mente repasa lo que sucedió entre ella y yo, enfureciéndome el hecho de que desde el primer momento en el que la vi supe que iba a ser mi perdición. BipBipBip Suena mi celular, lo saco a gran velocidad de mis bolsillos y veo en la pantalla, un nombre que no me apetecía ver. Levanto la
En ese momento mi padre se pone de pie dando un golpe en el escritorio, se puso de mil colores y la expresión de su rostro cambió radicalmente. —No quiero muerta a mi querida Beatrice —el tono de su voz fue más tranquilo, más armonioso, recordé que nunca le habló a nuestra madre de esa forma tan... llena de cariño, entonces lo supe, o la menos tuve la sospecha de lo que pasaba realmente. —Hablas de ella como su fuera alguien importante en tu vida, y no como tu enemiga número uno. —Hay verdades que no se pueden ocultar, como el hecho de que esos dos no son mis hijos reales, cuando me casé con su madre, la muy perra ya tenía a esos dos recién nacidos, pero yo estaba tan encaprichado con ella que los terminé aceptando, después murió y me quedé a cargo de ellos, pero no son mi sangre, p