❍[PLAN]❍Los gemidos de placer se escuchaban por toda la habitación del hotel.—¡Oh, Yasir!. Más, por favor.Mariana jadeaba su nombre cada vez que ella se acercaba al placer. Estaba desnuda amarrada a la cama, sobre sus pies y sus manos con una venda de terciopelo verde esmeralda en los ojos. Yasir sabía que estaba a punto de correrse. Le dio un azote en el trasero que lo dejó marcado y ella pegó un gritico.—No vas a correrte aún, cuando yo lo diga.—No puedo contenerme más.—Vamos Mariana, claro que puedes.Dejó de hacer lo que estaba haciendo y se inclinó un poco hacia ella para quitarle el cabello de los ojos. —Hasta que no me prometas que vas a dejarte llevar por mi, y harás lo que te digo. No dejaré que te corras.La mujer estaba cansada de tantas veces que había estado a punto de tener un orgasmo, y Yasir se lo había negado. Estaba dispuesto a pasar días en eso, hasta que ella no cediera a lo que él le estaba demandando.— ¿Por qué me haces esto? —Mariana golpeaba el colchón
❍[LA NOCHE]❍—Estás un poco inquieta esta noche, Aless. —dijo Karen quién no se imaginaba cuánta razón tenía. Cómo le iba a explicar que iba a casarse con nada más y nada menos que con el magnate Yasir Arslan.—No pasa nada, solo es el cansancio. Creo que necesito unas largas y merecidas vacaciones.—Toma más de tu cóctel, te ayudará a relajarte y pasarla bien.—Definitivamente, no —dijo a su amiga mirando su copa —El alcohol me cae muy mal.Ni de coña bebería tanto licor, se conocía. Era capaz de soltar toda su tormentosa historia con Yasir.—¡Por favor, Aless! —exclamó Karen un poco dolida—. Nunca te había preocupado eso antes, sabes que jamás permitiría que hicieras el ridículo.—No es nada de eso —tomó la mano de su amiga—. Sólo que quiero disfrutar del licor y que no disfrute de mí. —culminó el tema riéndose para tratar de calmar la tensión.—¡Ay Aless! Realmente no te entiendo. A veces pienso que no te conozco del todo, a pesar que estamos juntas desde los primeros años de la pr
❍[SIN EMOCIÓN]❍Estaba decidido. Esa mujer iba a ser suya. La primera lección que le enseñaría era: "No llevarle la contraria''. Le había dicho que iba ir por ella. ¿Qué fue lo que hizo? Burlarse en su cara. ¡Maldita mujeres! Eran un caso de confusión continua, y más las americanas con sus aires de autosuficiencias, igualdades y feminismo.Ella entendería de una vez por todas, cuando se casara con él. Que no toleraba ninguna clase de juegos, excepto los que incluyeran sexo. Agradecía a la tecnología y a Google Maps; porque cuando escuchó el nombre del lugar de la boca de la amiga de Alessa enseguida había encontrado la ubicación. Al llegar al lugar se sorprendió, era agradable. Con un ambiente genial pero la música era un poco ruidosa para su gusto, tal vez por el hecho de que era un domingo en la noche y al otro día feriado. Buscó a Alessa entre la multitud, hasta que por fin la encontró. Un hombre estaba parado enfrente de ella. Muy seguro estuvo de que ese era el infeliz que le ha
Estaba decidido. Esa mujer iba a ser suya. La primera lección que le enseñaría era: "No llevarle la contraria''. Le había dicho que iba ir por ella. ¿Qué fue lo que hizo? Burlarse en su cara. ¡Maldita mujeres! Eran un caso de confusión continua, y más las americanas con sus aires de autosuficiencias, igualdades y feminismo.Ella entendería de una vez por todas, cuando se casara con él. Que no toleraba ninguna clase de juegos, excepto los que incluyeran sexo. Agradecía a la tecnología y a Google Maps; porque cuando escuchó el nombre del lugar de la boca de la amiga de Alessa enseguida había encontrado la ubicación. Al llegar al lugar se sorprendió, era agradable. Con un ambiente genial pero la música era un poco ruidosa para su gusto, tal vez por el hecho de que era un domingo en la noche y al otro día feriado. Buscó a Alessa entre la multitud, hasta que por fin la encontró. Un hombre estaba parado enfrente de ella. Muy seguro estuvo de que ese era el infeliz que le había invitado el
❍[LOBO FEROZ]❍Su cuerpo quedó inmóvil debajo del grande y musculoso de Yasir. Estaba furiosa, pero no con la situación; si no con ella misma. Porque su cuerpo reaccionaba siempre sin ningún tipo de esfuerzo a él.—Yasir… —pronunció su nombre—. Esto no es gracioso.—¿ Quién dijo que lo era? —frotó sus caderas con las de ella.De la boca de Alessa se escapó un gemido que hizo que la sangre de Yasir hirviese.—¿Por qué te empeñas en negar esto que hay entre nosotros?— Estás forzando algo que sabes que no puede ser.—Shuuu... calla —acarició la punta de la nariz con la de ella. El olor a whisky y a menta de su aliento envolvía sus sentidos—. Vamos a casarnos muy pronto.—Me asusta que estés tan seguro. ¿Todos tus planes funcionan?—Algunas veces —contestó Yasir mientras acariciaba su cuello con la nariz—, por no decirte que siempre —dio una sonrisa arrogante.Inclinó un poco la cabeza, y buscó sus labios para cubrirlos con los suyos. Alessa no tuvo ningún problema en aceptar aquel beso,
❍[PRESA]❍Yasir notó como la respiración de Alessa se ponía pesada. Inconscientemente ella abrió las piernas para hacer que él se acomodara mejor entre sus muslos. Sentía completamente el calor de su núcleo en su miembro. Cada vez que frotaba su cuerpo contra el suyo, se volvía más hinchado.Desde que la vio por primera vez, la necesidad de someterla lo estaba quemando vivo. Pero en ese momento el deseo de hacerla suya, lo iba a volver completamente loco. Había jugado sucio con ella. No le había dado más opción que casarse con él, para recuperar la empresa familiar. Era un maldito bastardo, algún día lo pagaría.La noche anterior lo había llamado lobo, estaba en lo correcto, porque ella era su caperucita a la que iba a devorar de mil maneras posibles hasta que quedara sin voz de tanto gritar su nombre. Quería más de sus besos. En realidad, más de todo. La manera en que se le erizaba la piel cada vez que la acariciaba, le encendía. Continuó besándola no quería que ella recobrara la raz
❍[IMPRESIÓN]❍Alessa se preguntaba por qué razón Erick la había citado en ese sitio tan horrible, en los suburbios de la ciudad. Cuando la había llamado por la mañana sonaba demasiado agitado, esperaba que no fuese absolutamente nada malo, pero el susto en la boca de su estómago decía otra cosa.A pesar de que se había ido con unos jeans desgastados, una camiseta vieja, en tenis y el cabello recogido en una cola de caballo, no había persona que no se le quedara mirando. Sentía mucho miedo. ¡Por fin!. Llegó al lugar un restaurante chino. Se sentía en una película de espías. Encontró a Erick enseguida, se le acercó y saludó.—Hola.—Me estaba desesperando, porque no habías llegado.—¿Por qué me citaste aquí? —preguntó recelosa.—Ven, vamos al auto. —Le tomó del brazo.Cuando estaban fuera del local.—Te diste cuenta de que alguien nos venía siguiendo, ¿cierto? —dijo encendiendo el automóvil.—La verdad que no —respondió nerviosa. Erick arrancó rápidamente —¿Me quieres explicar qué está
❍[FECHA❍ Yasir estaba en su oficina en el club mirando las cámaras de seguridad. Pensó por un momento en lo diferente que se había vuelto su vida desde que había llegado a América. Hizo un gesto de mal gusto cuando recordó que hubo una vez que estaba loco por Mariana, al punto que se hubiese casado con ella. Sacudió su cabeza, como siempre el silencioso Camilo estaba a su lado. —¿Estás listo para ir a casa de Alessa?. —Por supuesto, solo estoy ordenando algunas cosas aquí. —De acuerdo te esperaré en el auto. —Camilo... —le llamó antes de salir. Su amigo se detuvo. —¿Tienes listo lo que te pedí? —Sí, está listo —respondió mirándolo enarcando una ceja—. Estás jugando con la manipulación, Yasir. —No pasará nada, te lo aseguro —dijo muy firme—. Nunca me habías cuestionado tanto. —"Nunca" —enfatizó la palabra—, habías cometido tantos errores. —¿Está listo? —respondió preguntando de nuevo. —Sí, lo está. ¿Ya puedo retirarme? Yasir le dijo que sí moviendo la cabeza afirmativamente.