—Lo voy a hacer —las palabras de Heilyn fueron tan firmes como Matt las esperaba.—También podemos llevar esto con la mayor discreción posible —le advirtió el detective, intentando calmar más a Matt que a ella.—Lo sé, pero lo único que me interesa es que esa gente pase en la cárcel el tiempo que se merece —declaró la muchacha con firmeza—. Haré lo que tenga que hacer, declararé ante quien haga falta. No lo dude.Y en aquel punto nadie dudaba de que Heilyn Payne fuera capaz de todo, porque nada en ella tembló dos horas después, mientras se acercaba al cristal de la sala de reconocimientos en la comisaría, y aquella ronda de cinco hombres pasaban frente a ella.—Es el cuatro —dijo sin dudar.—¿Está segura? —preguntó el detective y ella sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas.—Por él empezó todo. Él fue el que me secuestró en el aeropuerto —confirmó con seguridad y el policía salió de inmediato.En la comisaría los mantenían en una sala privada y el detective cada algunos minutos v
—Lo tenemos. Tenemos la declaración completa y… firmamos un acuerdo. Espero que eso esté bien para usted, señora Payne —murmuró el detective—. Sé que esto ha sido muy doloroso para usted, no merece que ese hombre pague menos tiempo del que debería pero…—Me conformaré con que pague algo, lo que no quiero es que Sienna salga impune de esto —replicó Heilyn mientras Matt la rodeaba con un abrazo protector.—Estaremos pendientes del juicio, detective —añadió él.—Por supuesto, los mantendré informados. Con la confesión que acabamos de obtener, conseguimos una orden para el teléfono del secuestrador, llamadas y mensajes, incluso la trasferencia que le realizó Sienna al terminar el trabajo. Con eso el fiscal podrá levantar cargos fuertes contra la señora Williamsburg, esperemos que sean suficientes como para hundirla en prisión por muchos años.Matt y Heilyn asintieron a la vez, y luego salieron de allí con la certeza de que harían lo posible y lo imposible por hacer que tanto Sienna como B
—¿Sabe qué? —Matt le dedicó la sonrisa más falsa del mundo a aquel periodista—. No estoy interesado en inflarle el ego respondiéndole a esa pregunta. ¿Qué tal si usted me dice a mí si no le parece abusivo usar como escusa su libertad de expresión y su trabajo para provocarle a angustia a una familia que ya pasó por un secuestro y por una pérdida por culpa de la mujer a la que intenta defender?Otra periodista intentó abrir la boca para replicar a eso y Heilyn levantó un dedo de advertencia frente a la cara de la mujer.—Cuando secuestren a tu esposo o a tus hijos, ven a hablarnos. Antes no —siseó con tono gélido antes de darles la espalda, y los guardias de la corte enseguida se acercaron a escoltarlos hasta las puertas del juzgado para que no los molestaran más.Adentro el fiscal ya los esperaba, con cara de pocos amigos porque su primer instinto quizás era muy profesional, pero el segundo estaba ansioso por retorcerle el cuello a Vic Wombersley. Todos estaban más que seguros que aqu
Los ojos de Sienna Williamsburg se abrieron de par en par, asombrados, cuando se dio cuenta de aquel letrero colgado fuera de la casa de su madre:“VENDIDO”—¡Esa bruja infeliz! ¿¡Cómo pudo!? —exclamó furiosa deteniéndose a pocos metros del jardín y de repente algo en la acera del frente le llamó la atención.Un instante después echaba a correr por los callejones entre las casas mientras un policía salía de una patrulla encubierta y gritaba por su radio que la había visto y estaba en persecución.Por desgracias varios minutos después tuvo que informar que la había perdido, y esa fue exactamente la mala noticia que llegó a dar el fiscal a la hacienda Vanderwood.—Lo lamento —les dijo—. La policía está buscándola por todos lados, hay una orden de aprensión en su contra y los cazarrecompensas están más que avisados de la recompensa que el juzgado ofrece por ella, así que no pasará mucho tiempo antes de que la capturemos de nuevo. Pero mientras tanto deben cuidarse, ahora más que nunca qu
La casa estaba en absoluto silencio y el disparo de aquella pistola con silenciador solo hizo un eco sordo que Sienna sabía muy bien que no despertaría a nadie.Conocía la casa de los Vanderwood como la palma de su mano, había estado yendo allí desde que era una niña. Así que sabía muy bien cuál era el cuarto de Matt, y cuál sería la habitación más cercana que destinarían al niño.Pasó sobre el cuerpo inconsciente de Elijah, esperando con todo su corazón que se desangrara hasta morir, y subió las escaleras en el mayor silencio.Abrió con sumo cuidado aquella puerta y sonrió con rabia al ver la decorada habitación infantil. Al fondo, en la camita, una pequeña forma envuelta en una manta descansaba, y Sienna levantó el arma hacia Sian.—¿Qué se supone que haga, niño? —susurró para sí misma—. ¿Cómo puedo hacer sufrir más al ñoño desgraciado de tu padre y a la zorra que te adoptó? —preguntó con fiereza—. Cierto que puedo ir a matarlos ahora mismo… pero eso no los haría sufrir… ¿no es cier
Matt sentía que el pecho le apretaba como si tuviera un yunque dentro. Corrió a la planta baja mientras los paramédicos subían a Elijah a una camilla y sus reclamos medio conscientes lo hicieron apretarle la mano.—Fue… culpa… mi… culpa… —balbuceaba Elijah.—¡Todo está bien, hermanito, todo está bien! —exclamó Matt con los ojos llenos de lágrimas—. ¡Te van a componer! ¿Sí? ¡Te van a componer!—Yo… no… no pude evitar… Sian…—¡Él está bien, él está bien! —lo tranquilizó Matt—. ¡Sian está bien, todos estamos bien, cálmate!Matt tuvo que soltar su mano mientras lo subían a la ambulancia. Un segundo después la veía arrancar y se llevó las dos manos a la cabeza con desesperación.—¡No puedo creer que esto esté pasando! ¡Se suponía que todos estaríamos alertas! ¿Cómo… cómo pudo pasar?—Lo siento mucho, señor Vanderwood, pero dejemos a los médicos hacer su trabajo, le aseguro que su hermano estará bien. He visto muchas heridas de bala y esa no es de las peores —le aseguró el detective—. Sé qu
Pocos días después.La hacienda estaba tan tranquila que parecía como si incluso los animales estuvieran en el ánimo de aquel año que terminaba.La Navidad había empezado llena de preocupación, pero el Año nuevo llegaría a la familia Vanderwood en medio de la armonía y la felicidad, pero sobre todo, de la paz.—No creí que fuera a pasar así —dijo Matt de repente, cuando sintió los brazos de su esposa abrazarlo por la espalda y la mejilla de Heilyn apoyada sobre él con un gesto protector.Ella sabía de lo que hablaba, y sabía cuánto atormentaba a Matt lo que había hecho.—Debí dispararle a la mano. Tengo buena puntería, ¡Dios sabe que tengo buena puntería pero…! —Matt se detuvo, pero no permitió que sus ojos se llenaran de lágrimas.—Pero sabías en el fondo que jamás se iba a terminar —comprendió Heilyn con un suspiro de tristeza.—Lo supe en el mismo momento en que la vi dispararle a la cama de Sian. ¿Qué clase de monstruo es capaz de asesinar a su propio hijo? —preguntó con rabia con
Un año después. Matt tocó suavemente a la puerta de la habitación y trató de asomarse, pero lo único que se escuchó fue un grito ahogado y el cuerpecito de Heilyn contra la puerta. —¡Ni se te ocurra, Vanderwood! ¿Dónde están tus sanas supersticiones? —exclamó la muchacha con frustración—. ¡Ya sabes que es de mala suerte ver a la novia vestida de novia antes de la boda! —¡Mujer! ¡Ya te he visto hasta sin vestido! —protestó Matt con un puchero y una mejilla apoyada en la puerta—. ¡Déjame entrar a darte un cariñito! —¡Que no! —rio ella apoyándose del otro lado—. Ya me lo diste anoche cuando saltaste por la ventana sin permiso. —¡Es que yo soy tu caballero de brillante armadura, experto en saltar balcones y asaltar tu cama! ¡Nada puede separarme de ti! ¿No lo entiendes? ¡Ni un balcón, ni el frío, ni nuestras familias…! —Espérate que te enseño quién sí. ¡Siaaaaaaaannnn! —gritó Heilyn y un segundo después el niño apuntaba a su padre con una escopeta de pelotas de goma. —¡Papá! ¡El abu