SIN SALIDA.

Narrador. 

Adelina presentó a su hijo, mientras a Karina el corazón le galopaba como si se tratara de un caballo en medio de una carrera. Agarraba con fuerza la mano de su pequeño, esperando a que Boris dijera a su padre toda la verdad, hablaban de una cosa y la otra mientras él no dejaba de observar al niño hasta que Edgar tocó los labios de Karina con el pretexto de quitarle residuo de comida, ese gesto le molestó. Y puso el vaso que tenía en su mano de manera fuerte sobre la superficie de la mesa y todos se giraron a mirarle. 

—Perdón—dijo disimulando el arrebato. Luego que terminó el desayuno pasaron dentro de la casa donde siguieron compartiendo. 

—Ven aquí pequeño—le pidió Boris al niño quien llen

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