Karina estaba decidida a no subir a ese auto, porque sabe que Boris quiere dominar su vida al asignarle a ese chófer y sentirse libre de tener a cuantas mujeres le parezca.
—Mami te estoy esperando en este lindo auto— voceo Axel estando dentro y ella avanzó a sacarlo.
—Vamos; iremos en mi camioneta—cogió al niño para ayudarlo a bajar.
—Mami me gusta este auto, es muy bonito y grande—se quejaba el niño.
—Señora Karina ya se está haciendo tarde y además es un auto, igual podríamos usarlo— Karina respiro recordando que de todos modos tenía que contratar a un nuevo conductor porque no podría pedirle a la niñera que tome un taxi de camino a casa y luego otro para ir a recoger nuevamente a Axel a la salida del colegio.
Narra Karina.Deseaba no pensar, pero era imposible no hacerlo, los brazos de esa mujer rodeando su cuello y con sus labios pegados a los suyos no podía borrarlo de mi mente. Por más que me cueste reconocerlo Boris aún me lastima, todavía lo amo como una masoquista que no entiende que ese hombre únicamente representa el dolor en mi vida.—Mamita te encuentras bien— me preguntó mi chiquito cuando me agaché para dejar un beso sobre su frente.Forcé una sonrisa— claro mi vida. Ve que se hace tarde— sonrió y corrió al lado de su maestra quien lo esperaba en la entrada del colegio.Narra Axel.Sé que mi mamita aún no acepta al papito que me ha enviado santa, pero pronto pediré un deseo a las estrellas para que ella los deje estar a su lado. Papá Boris me quiere y me cae bien, no me mira raro como me miraba el tío Edgar, &eacut
—desde hoy seré parte de tu trabajo—, lo escuché acercarse más, pero no me di la vuelta.—estás más loco que Edgar y…—, Dejé la frase a medias y el aire se detuvo en mi garganta.—déjame en paz Boris—él había puesto la mano al final de mi espalda y la iba deslizando lentamente sin detenerse, intenté alejarme, pero me detuvo agarrándome por las caderas.—cuando lleguemos a la casa, te entregarás a mí como cualquier mujer lo hace con su marido—me negué con la cabeza a su orden, él no puede verme, pero mis ojos se aguaron. Se escucha oscuro y temible.—no me culpes despu&ea
Narra Karina.En el horario del almuerzo bajé a la cafetería que se encuentra a dos cuadras de la empresa, decidí que iría caminando. Encuentro que es más tedioso ir al estacionamiento de la empresa que ir esas dos cuadras andando.Cuando estoy a punto de empezar a comer mi móvil suena indicándome que me ha llegado una notificación, y al revisar es un mensaje de un número desconocido que dice:~me encanta el aroma que emana tu piel~—Maldito enfermo—esas palabras salieron de mi boca como un gruñido, puesto que sé que nadie más que Edgar es quien me envía tales mensajes. Únicamente su mente enferma y hostigadora se prestaría para empezar a acosarme a través de mensajes. Puse el móvil a un lado para seguir con mi almuerzo, pero otra notificación sonó.<<No lo voy a mirar>>pensé y la curios
—Edgar, no me lastimes. Mi padre jamás te lo perdonaría— habló ella entrecortando las palabras, sintiendo mucha sed y mareada también.—nena… —escuchó una voz masculina y bastante grave, más de lo normal, le pareció artificial. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo y alarmó sus sentidos, se sentía expuesta y débil.—déjame ir te lo ruego, nadie sabrá nada de esto—intentó convencer a su secuestrador—por favor— volvió a intentar estando muy segura que se trataba de Edgar.—esta vez no te me escaparás…. No sabes cuanto te deseo, siempre serás mía. —algo muy suave bajó desde el inicio de sus
Narra Karina.Antes de llegar a casa pasé por la farmacia y compré varios anticonceptivos, no quiero arriesgarme a pesar de que he notado que el desconocido se protegió y eso es de gran alivio para mí; al menos en eso fue consciente no siento los fluidos de aquel hombre.—Dónde estabas— me preguntó Boris seguido abrí la puerta, me quedé estática observando una: porque no esperaba encontrarme con él y otra: porque de cierta manera Boris me parece que es igual a ese otro hombre y aunque no le vi el rostro sé que debe tener su misma estatura.<<No podría ser él>>pensé mientras él se acercaba a mi lado, me sentí nerviosa por su cercanía. No sé por qu&eacu
Narra Karina.Me dejé caer sobre la cama, agotada y sin saber qué hacerme quedé dormida. Me encontraba en medio de un sueño que había tenido era tan intenso que me había llevado hasta el orgasmo. El desconocido volvió por mí, sin embargo, esta vez yo estaba encima de él disfrutando descaradamente, esta vez los dos estábamos mirándonos fijamente y quien estaba frente a mí era Boris y a la vez Víctor, no obstante, también su rostro dejaba de ser visible. Él estaba tumbado boca arriba y yo a horcajadas sobre él, mi cuerpo moviéndose sobre el suyo, subiendo y bajando sobre su pene. Él me tocaba por todas partes: la cara, el cuello, encima de los pechos y bajando hasta las caderas, donde me agarraba para guiar mis movimientos. Sentí que estaba a punto de correrme cuando nuestras miradas se encontraron. Me despert&eacut
Narrador.Él guardó silencio durante un largo e incómodo minuto y después de pensar bien en su respuesta Boris respondió—esa mujer era mi prometida—el semblante de Karina cambió seguido escucho la palabra prometida. También sintió una pizca de celos ese que había olvidado después de lo sucedido con aquel desconocido.—Eso significa que mientras me obligaba a hacer tu esposa tenías una prometida, y cuando te canses de jugar a la casita volverás a su lado—no le preguntó sino que afirmó furiosa cambiando su actitud pacífica por una irritante, él quiso defenderse, pero no lo dejó y agregó— tal vez ya no hay necesidad de buscar a una mujer millonaria; olvidaba que ahora sí estoy a la altura del señor Boris Meyer —la amargura que siente Karina al recordar algo que había pasado p
Narrador.No sabía por qué lo hacía, tal vez, los celos no la dejaban pensar con claridad, pero Karina seguía en la terraza mirando hacia la entrada de la mansión y tras sentir sus piernas cansadas decidió tomar asiento y después de varios minutos se fue quedando dormida allí recibiendo el frío de la noche.Por su parte, Boris proseguía tomando sin detenerse e ignoraba los consejos del barman quien le decía que no debía tomar de esa manera, sin embargo, su cuerpo estaba allí más no su mente."El número que ha marcado está fuera de servicio"—Maldita sea— gritó furioso cuando marcó el número de Karina y no pudo comunicarse.Quería escucharla, ya se sentía ebrio y solo quiere decirle que tal vez si sienta amor por ella.Amalia entró al bar y miró para los l