Narra Boris.
Abrí lentamente los ojos y lo primero que percibo al despertar es la luz que se filtra por la ventana, molesta, y mucho, estoy sensible tanto que me cuesta soportar la claridad del sol.
Me quejo del profundo dolor de cabeza que tengo y hasta el sonido de mi propio quejido me resulta irritante. Volví a ser silencio y a cerrar los ojos esperando adaptarme un poco más a la claridad y cuando por fin creo que me podré poner de pie para ir en busca de una pastilla, una vocecita chirriante me hace arrugar el rostro, y volver a abrir los ojos.
—Papá, papito, ya amaneció —, Axel brincaba en la cama haciendo que se me revuelva el estómago, hoy la cabeza me pesa una tonelada y mi cuello no puede cargarla, —debo alistarme para ir al colegio y quisiera que me ayudes, es algo entre hombres. —insiste mi hijo.
Narrador.Samuel no dijo nada y se levantó sumamente callado, salió de la oficina de su padre sin apenas despedirse dejándolo más desilusionado por su actitud, y Ernesto negó moviendo la cabeza para los lados antes de ponerse nuevamente a dejar su trabajo realizado.En cuanto Samuel llegó al parqueo pateo las llantas de su coche, voceando como un demente lo que dentro de la oficina no pudo gritar, luego subió a su auto pisando el acelerador hasta el fondo, encontrando las carreteras limpias para correr, liberando así su enfado porque siente que sus padres han sido injustos con él desde que era un niño porque todo el tiempo a Boris se le permitió muchos privilegios que a él no.—Él siempre resulta ser el mejor en todo, el m&aacut
Narrador.Ansiosos, desesperados y asustados seguían todos, puesto que llevaban más de una hora esperando, porque no le daban alguna información sobre lo sucedido.Cuando un doctor empezó a caminar hacia ellos todos se levantaron de los asientos casi al mismo tiempo y Adelina avanzó con rapidez hacia él.—Por favor doctor dígame qué mi hijo está bien— rogó entre llantos.—Amor ven, deja que el doctor nos diga el informe médico de nuestro hijo— Ernesto la aprisiono por la cintura apartándola del doctor pues, con lo nerviosa que está no iba a permitir que el médico hiciera bien su trabajo.—Ustedes son familiares del
Narrador. Sintiendo besos y caricias Karina despertó de su profunda siesta, un suspiro feliz salió de sus labios pensando que tonta fue al desperdiciar varios días sin estar acurrucada entre los brazos de su amado esposo. Una amplia sonrisa se le dibujó en el rostro y se giró hacia su esposo quedando frente a él. —¿Cuánto tiempo hemos dormido? — preguntó observando el rostro de su esposo quien aún se le nota cansado. «Parece ser que no ha dormido nada» supuso triste, porque deseaba que él pudiera descansar un poco, pero, aunque no conoce ese sentimiento que hay entre hermanos al menos sabe que se siente añorar uno que nunca llegó y quizás ese sentimiento cause una pena más dolorosa que sería perder y saber que no está bien o que lo podría perder. Ser hija única fue a
Narrador.Karina observó a su padre quien esperaba que ella se defendiera de aquella acusación tan fuerte, y ella no hacía más que respirar profundo, puesto que quería mantener esto oculto de su padre, ese negocio poco ético que realizó no tiene justificación.—Hija me dirás tú o tendré que hacer mis propias investigaciones —, su padre sonaba enfadado, es que el solo hecho de pensar que Karina había cometido tal falta lo hace sentir decepción, nunca esperó algo parecido de ella.Boris no sabía qué hacer, se sentía culpable, pero no sabía cómo defenderla sí que Manuel la juz
Narrador.Boris estaba dividido en dos, temía dejar a Karina sola porque seguía depresiva, por otro lado, debía ir a la clínica para ayudar a sus padres con Samuel.—Amor ¿ya estás mejor? — le preguntó emocionado cuando la vio de ánimos.—Si debo enfrentar la realidad, ya pasó, no puedo hacer más; es hora de que enfrentemos todo con valentía como la familia que somos — sonrió, con nuevo propósito en mente.—Ahora es momento de que vayas con Adelina y dependiendo del estado de salud en qué se encuentra tu hermano debes traerlo a casa.—¿A casa? — señaló el lugar con confusión en su m
Narrador.Más tarde tras llegar a casa Samuel se asombró, pues Boris no lo había llevado a casa de sus padres sino a la suya y quiso preguntar qué por qué lo trae a su casa que, si no teme a que lo pueda lastimar o tal vez que le pudiera hacer daño a su familia, aunque esos ya no eran sus planes, ver como su hermano dejó todo de lado para brindarle apoyo en un momento tan precario como el que se encuentra lo hace ver que él fue quien siempre estuvo equivocado como se lo dijeron sus padres y no lo quiso entender.—Isabel, ¿y mi esposa? — le preguntó al ama de llaves seguida ella abrió la puerta encontrando raro que ella no fuera a recibirlo.—El niño Axel no se sentía bien y lo ha llevado al hospital—, otro susto para l
Narrador.Axel aliviado de que su padre no se iría y que se libró de que le pincharan su bracito fue en busca de Isabel, le diría que después de todo seguía siendo un buen cupido y que no necesitarían de un cupido profesional, pero al pasar por el pasillo vio una puerta abierta de una habitación en la planta baja que él nunca había visto abierta, se dispuso a investigar, dentro vio a un hombre acostado y una silla de ruedas al lado, Axel solo sabía que en esa silla ponían a la gente que no podía caminar, a los ancianitos y a los enfermitos, así que se preguntó quién sería este señor, se acercó a investigar; el hombre tenía los ojos cerrados, pero no era un ancianito, Axel curioso tocó su brazo, y el hombre abrió los ojos.—Hol
Narrador.Boris se había encargado de arreglar la habitación enfocándose en crear un ambiente romántico, creando un camino de velas aromáticas, una mesa arreglada muy hermosa con fresas, cremas y todos los tipos de cosas dulces y saladas que a Karina le gustan era una cena sencilla únicamente para los dos, y para tomar; un champán sin alcohol, por la salud de su bebé.—Oh por Dios aún me cuesta asimilar que has estado haciendo esto para mí y yo ni cuenta de nada—, Karina no podía dejar de sonreír mientras se quitaba las pantuflas para sentir los pétalos que adornan el piso bajo sus pies y Boris gozaba de verla feliz por algo tan sencillo.—Ese era el plan princesa, para ser una sorpresa no debías saber nada, q