TohbíasA veces muchos no son lo que parecen ser, y la mujer que está sobre mí es un ejemplo de ello. Aunque a vista de todos aparente ser fuerte, es realmente frágil. Está nerviosa por mi petición pero no doy chance a que huya de mis brazos. Hace días que no me hundo en su calor y lo necesito. Llevo mi boca a una de sus tetas recorriendo con suavidad su aureola, sus ojos llenos de deseo me ven y muerde su labio en condescendencia. Sin más voy hasta el pezón hinchado y me prendo del sitio. Succiono con anhelo perdiéndome en el aroma de su piel y todo el calor que desprende me abraza mi fuero interno.Arremeto contra sus dos tetas y ella presiona su pecho contra mi boca. Disfruto de verla corrompida por el placer y gimiendo por mi causa. Me pongo de pie y la llevo hasta el sillón tantra diseñado para follar. Voy recorriendo su boca con mi lengua cuando la deposito sobre el mueble. Ella ya con sus piernas abiertas y casi desnuda para mí me brinda las mejores vistas. Solo por tener
MollyMi boca está entreabierta por todo lo que acabo de escuchar. —¿Dices que la señora McAdams engañó a Reinald? Mesly baja la mirada un poco apenada ahora. —Cariño, pensé que sabías sobre eso. No quiero entrometerme en eso, Tohbías siempre nos ha dado de lado.Trago grueso pensando en cómo reaccionaría si supiese algo así. —Pero cuéntamelo...—Si Tohbías se entera... —deja las palabras en el aire pensando en ello.Créeme Mesly también temo que se entere de algo semejante. —Ella llevaba casada con él alrededor de cinco años cuando todo salió a la luz. No soy nadie para juzgar a las mujeres, porque soy mujer y sé que en asuntos del corazón nadie manda, pero estuvo bien feo lo que sucedió...—¿Ellos no eran felices?—Molly, cuando una mujer recurre a los brazos de otro hombre por lo general es porque algo le falta con el que duerme. Las mujeres somos muy diferentes a los hombres en ese sentido. —Las traiciones duelen demasiado...—Sí, por poco y Reinald la manda patitas a la cal
TohbíasMe siento cautivado y cegado por cada curva de la preciosa pelirroja que tengo frente a mí. Paso saliva cuando toqueteo sin pudor su teta, cabe perfectamente en mi mano y su pezón está duro. Ella no necesita de artimañas para seducir a ningún hombre. Con solo sonreír creo que todos perdemos la cabeza por ella. Pero es mía y solo yo puedo embriagarme con su cuerpo. Sus turgentes pechos se acoplan perfectamente a mis manos, sin cuidado los aprieto y pellizco a mi antojo. Veo todo rojo cuando de un momento a otro la tiro sin reparos sobre la mesa de las pesas. La giro de espaldas quedando su culo completamente a mi disposición. Llevo mi mano hasta su hendidura comprobando así lo húmeda que está. Azoto con fuerza su trasero mientras trazó círculos sobre su vagina. Sus gemidos comienzan a oírse tornándome todo a peor. De un empellón la empotro sin siquiera detenerme a ponerla caliente. Solo quiero arrancar todo lo que tengo atorado. Embisto como lunático su coño dando cada s
MollyLo veo marcharse dejándome un sinfín de emociones dentro. Me siento tan estupefacta que me anclo en el suelo del asombro. ¿Recuerda? ¿Cómo es posible? ¿Por qué no noté raro ese te amo aquella noche? Mi pecho está acelerado por lo que siento. ¡Ha vuelto! Las ganas de ir tras él me invaden pero me freno al instante. Los espejismos de mi pasado se asoman en la puerta y no me permiten dar un paso. No puedo, no me hallo con valor.Todo me supera. Jamás imaginé que haría algo así, sé que en parte fue mi culpa, sé que no debí haber accedido a algo así luego de sus advertencias. Pero nunca pasó por mi cabeza que en específico él pudiese hacerme daño de esa forma. A mi mente llegan todos las palabras corrompidas por dolor y lágrimas mientras me embestía con brusquedad. Estaba completamente fuera de sí, siquiera me miraba a los ojos. Era otro Tohbías que no conozco. Y últimamente estoy conociendo bastantes tenebrosas cosas de él. Todos a nuestro alrededor pueden sorprendernos de
Tohbías «¿Es que acaso no piensa dejar de lloverme problemas?» Subo al primer auto que veo y arranco con rapidez. Nadie me sigue porque eso fue lo estipulado por el gilipollas de Scott. Esos malditos italianos no paran de joder, piensan que los tratos nunca tienen fin y si no quiero seguir vendiéndoles mercancía, no se las vendo y punto. Pero no, tienen que ir a por mi mujer solo para llamar mi atención, sabe que le tengo el perímetro rodeado aunque él la tenga a ella. Ese cabrón es demasiado egocéntrico como para atropellarse con la muerte de por él y sabe que yo no juego, que soy directo y claro. Está en mis terrenos y con mis cosas no se juega. Bajo al llegar al sitio y los grandes almacenes inhabitados acaparan mi vista. De lejos veo a todos y cada uno de mis tíos, esperando mi señal, pero sé que esto es puro teatro. Están desesperados los italianos porque los Castellanos tienen casi todo el control en Estados Unidos y aún así quieren joderlos. Es como meterte en el hábitat
MollyAmanece y mis deseos de salir fuera de la cama son nulos, mi mente se aferra a las crudas palabras de mi esposo.«No deseo nada más, con ustedes lo tengo todo» Y aunque quizá en otro momento me hubiese parecido lo más romántico del mundo, esta vez sabe diferente. Porque jamás pensé que esa fuese su respuesta. El "no deseo nada más" taladra mis sesos y se repite constantemente, haciendo pesar la idea de que rechace su próximo bebé en camino. Trago grueso cuando los deseos de llorar escuecen mis ojos. Me sorbo la nariz para no despertarle. Está aferrado a mi espalda con una de sus manos en mis tetas. Siempre amanece así, en las noches lo siento magrearlas completamente dormido. Realmente tiene un fetiche intenso con ellas. Me pongo de pie para no despertarle y voy directo al baño. Dentro lloro por todo lo acumulado. «¿Qué haré cuando le cuente de mi embarazo? ¿Me dejará por eso?» Me ducho y salgo fuera, aún está dormido cuando paso frente a la cama.—¿Por qué sales tan temp
MollyYo me quedo pasmada cuando le escucho decir semejante cosa al prometido de mi amiga. Busco la mirada de la chica y noto su ceño fruncido. —Sentémonos y pidamos los tragos —intenta amenizar el sitio pues está demasiado tenso. De fondo suena Tiesto feat Karol G y a nosotros llega el bartender del reservado. —Un martini, un ron en las rocas y... —Anna mira a Tohbías.—Un whisky —increpa mi esposo al barman.Todos fijan su atención a mí, muevo mis manos nerviosa. —Una margarita estaría bien —hablo un tanto nerviosa. El chico se marcha y Anna se pone a contarme todo sobre su pedida de mano. —¿Cuánto fue que costó usar delfines Dylan? —pregunta a su novio. Según me cuenta fue en un yate en una preciosa zona arrecife cerca de las Bahamas. —Cien mil dólares —responde el chico y ella sonríe con suficiencia. Aparto la mirada de Dylan porque se me queda viendo un poco raro mientras mi esposo le lanza dagas asesinas con su mirada. —Que bonito debió quedar todo Anna. —Ay amiga ni
TohbíasLa veo detalladamente y todo se revoluciona dentro de mí. Algo anda mal, lo sé y no quiero preocuparme. Pensar en que le suceda algo como Alara me pone los pelos de punta. «Náuseas, camarón, libido a millón, pechos turgentes y no bebiendo alcohol» —Yo... —comienza a titubear y eso me confirma lo que imaginé.—Os dejo a solas. Tú y yo hablaremos cuando regrese de la empresa y tomaremos las medidas necesarias —decreto al llegar frente a mi mujer y deposito un beso en su mejilla. Veo sus ojos cristalizarse y aunque me pesa irme y dejarla así, necesita conversar con Mesly. Confío plenamente en que ella la ayudará. Las escucho murmurar cosas pero me alejo. Luego conversaremos cuando regrese. Mi interior se comprime solo de pensar en su potente deseo de volver a ser madre. Temo que eso haya influenciado. Elijo un traje azul oscuro de diseñador y convino con mis zapatos de marca. Decido por un simple reloj de oro blanco sin pedrería. Me peino como habitualmente hago y salgo fuer