Si alguien me hubiera dicho que a meses de regresar a rusia me convertiría en la esposa de Lukyan Neizan, lo hubiera creído, se que tan capaz soy de atrapar al mafioso más codiciado de este país, lo que nunca hubiera creído es que recuperaría a mi hijo.
Aun sentía cierto miedo a que todo sea un estúpido sueño, pero, aunque tuviera la mejor imaginación del mundo, nunca podría inventar lo que estaba pasando en este momento, por lo que solo me queda confiar en que es real, todo lo es.
Sus grandes manos se habían desecho de mi vestido, no de la mejor manera, el bello traje de novia se había convertido en retazos de tela que estaban esparcido por casi toda la habitación, era consiente de algunas rozaduras que las costuras habían dejado en mi cuerpo ante la violencia con la que fueron rasgados sus delicados hilos, algo que debería molestarme, pero sin embargo debo
— ¡Me importa un mierda si era pura o la golfa más grande del mundo! — el grito de Lukyan me hizo saltar de la cama, y el pinchazo en mi trasero me dejo en claro que lo mejor que podía hacer el día de hoy era moverme con cuidado. — ¡Es lo que tu escogiste como mujer!— ¡No!, ¡yo escogí a una dama! Solo quiero que sepas que la matare. — era la voz de Alek, de eso no había duda, parece que al castaño la realidad de quien es su esposa le cayó encima en la noche de bodas.— Si lo haces deberás morir, lo sabes. — genial, ese par se matará solo, y yo que pensé que me llevaría tiempo vengarme, la suerte al fin esta de mi lado.— La regresare…— No se puede Alek, y lo sabes, miles de veces te lo advertí, busca bien a tu esposa, no te apresures, y aunque te tomo 10 años desposar a Harum, no
Realmente el sexo era un buen escape a cualquier situación de malestar, Dasha no lo negaría ni en mil años. — Te ves hermosa. — se acababa de duchar junto a su esposo, para ahorrar tiempo, pues sabían que los estaban esperando para desayunar, y no precisamente Alek y su esposa, sino Vladimir, desde ese día en adelante eran una familia. — Gracias. — le costaría acostumbrarse a la dulzura con la que Lukyan le hablaba, y a su rostro sereno pero cargado de poder y autoridad. — Toma esto antes de bajar. — ordeno al tiempo que le entregaba dos píldoras y un vaso de agua. — Me gustaría llevarte de luna de miel, o así se pasar todo un día contigo a solas, pero tengo unas reuniones que por más que desee no puedo posponer. — claro que no podía hacer tal cosa, no cuando era el jeque Khattab quien lo había citado, además de Mei Ling Zhao. — No te preocupes, mi prioridad es Vladimir, creo que no me alcanzara el tiempo para recuperar todo lo que hemos perdido…
La sonrisa en los labios de Harum se hizo aún más grande, cuando Lukyan se puso de pie y tomo de un brazo a Dasha, sacándola de la sala, como quien saca a un perro que se metió sin permiso a la casa. — ¿Qué rayos haces? Suéltame. — se quejó apretando los dientes una vez que estuvieron fuera del avista de los demás. — Vuelves a coquetear con mi primo y juro que pondré una bala en medio de tu frente. — definitivamente Lukyan no sabía lidiar con los celos, y solo se dio cuenta de ello cuando vio el rostro de Dasha y la sorpresa en el. — ¿Qué? — quizás si le hubiera disparado a la joven no le hubiera dolido tanto. — Yo… — Tu… solo eres el medio para estar con mi hijo, gracias por recordarme que esto. — dijo la joven mientras le mostraba la alianza de boda. — Es tan falso, como las disculpas de Harum. Si el rubio pensó que Dasha lloraría por él, solo cuando la vio salir de la mansión, se dio por enterado de cuan equivocado estaba. — Si vuelves a amenazar a mi madre, le pediré a mi m
Kendra, mi madre. Esa frase se repitió en la mente de Dima durante todo el día, Dasha no termino de comprender que fue lo que le afecto tanto al custodio, ya que no volvió a decir ni media palabra después de eso, solo se mantuvo a la espera de nuevas órdenes, por parte de su jefa, ni siquiera ingreso al mausoleo, solo se quedó allí, de pie, en la entrada del mismo, observando la foto de Kendra, viendo esos ojos celestes que una vez le ayudaron a olvidar los verdes azulados de Victoria Zabet, el rostro de quien Dasha dijo ser su madre, estaba casi igual a la última vez que Dima la había visto, tan joven, tan bella, con esa noche eterna por cabellera, Kendra, la llamo Dasha, pero para Dima era Cielo, así se había presentado aquella mujer 29 años atrás. — Cielo, ese es mi nombre, Cielo Benet. Incluso recordaba su voz, tan melodiosa, tan propia de una joven en busca de aventuras y claro, él era un hombre ya mayor, uno al que la vida se le estaba pasando amando a una mujer que jamás lo
Al ingresar en la mansión Harum hizo acto de presencia, poco le interesaba que Alek se hubiera marchado a alguno de los club que manejaba el clan, para ella era mejor así, ya había obtenido lo que deseaba del castaño, ingresar en la mansión Neizan, tener a su merced a Lukyan y aunque en un principio pensó que Dasha arruinaría todo, ahora estaba convencida que la pelinegra solo de estaba allanándole el camino para atrapar al mafioso, Lukyan seria de ella, aunque tuviera que venderle su alma al diablo.— Bienvenidos. — dijo como si fuera ella la dueña del lugar, apenas la puerta se abrió, obteniendo la atención de la pequeña familia. — ¿Cómo esta Dima? — indago con falsedad viendo a Dasha, quien solo bufo y camino hacia las escaleras. — Pequeño Vladimir, le pedí a la cocinera que hiciera tu platillo preferido para levantar tu ánimo
Nikola ingreso en la sala del hospital, bajo la atenta mirada de Dima, ambos se veían con desconfianza, pero también con comprensión y porque no, lastima, sus vidas casi estaban llegando a su fin y no había tiempo para el odio o el rencor.— ¿Por qué no me lo dijo? — reprocho con un nudo en la garganta el custodio y Nikola comprendió que el reclamo de Dima no era para él, sino para Kendra.— No lo sé, quizás te amaba demasiado como para obligarte a estar a su lado mediante un bebé, tal vez fue mi culpa. — reconoció con cansancio, ya lo había aceptado hacía mucho tiempo, él era el responsable de la muerte de Kendra, él había sacrificado a su hija por nada.— Smirnof… la enviaste por Neri, ¿verdad? — Dima tenía tan presente aquellos días en los que conoció a Cielo o mejor dicho
Dima había retomado su trabajo solo una semana después de su hospitalización, a nadie le extraño que orbitara durante todo el día a Vladimir y Dasha, para todos era normal su comportamiento, pero Dasha sabía que algo había cambiado en el custodio, la forma en la que la veía, le hacía calentar el corazón, era como si la llenara de paz.— Es la cuarta vez que suspiras en menos de dos horas, ¿te encuentras bien? — la pelinegra le sonrió y como acto reflejo Dima hizo lo mismo.— Quiero matar a Lukyan, pero sería firmar mi sentencia de muerte, ¿verdad? — indago con fingida inocencia mientras tomaba el té y disfrutaba del amplio jardín.— Así es, pero si te sirve de consuelo, él la pasa aún peor. — rebatió con molestia, por el estúpido comportamiento del rubio, aun así, le fue hone
Lukyan no daba crédito a lo que su hombre de confianza le acaba de confesar, le parecía algo inverosímil, aun así, la Dima le dejaba en claro que no le estaba mintiendo, mucho menos haciéndole algún tipo de broma.— Imposible, tu no serias capaz de abandonar a tu hija en manos de un ser como Sergei. — no, Lukyan no podía creer ni que Dasha fuera hija de Dima, y mucho menos que este la abandonara en una familia tan atroz como lo era los Morozova.— No sabía que era mi hija, para ser franco, desconocía su existencia, hasta hace una semana atrás, cuando acompañe Dasha a visitar la tumba de su madre, incluso el ver la fotografía de Kendra y saber que era su madre no me revelo nada más, que el recuerdo de una adolescente a la que quise mucho, creo que en el fondo no queria llegar a la verdad, no queria darme cuenta de todo lo que había perdido por ser un est&u