La cabeza de Antara no dejaba de trabajar, su noche, aunque fue placentera, no fue tranquila, unos ojos rojos y una piel escamosa la asechaban, no terminaba de comprender que significaba, suponía que era el poder de la adivinación heredado de su madre, ya había comprobado que en el exreino Red las lluvias habían comenzado al mismo tiempo que en el viejo reino Kael se habían detenido, eso queria decir que si ponía su atención y empeño, podria manejar las lluvias en lo largo de lo que sería conocido como el imperio lunar, pues si, Marko había propuesto que en el día de su boda se comunicara que serían un imperio, uno donde ya no habría problemas en lo que a razas se refería, parecía fácil, dar una orden real que todos los habitantes tuvieran que cumplir, pero apenas Antara abrió los ojos, descubrió que nada sería fácil.Marko había regresado a su cuarto, aun cuando el sol todavía no asomaba, luego de atender, lo que según él, eran las necesidades de Antara y aunque la bruja siempre esta
La semana paso vertiginosa, más para Antara, el descubrimiento de sus conjeturas no lo había discutido con nadie, no porque no lo quisiera, sentía que para Marko sería demasiado con lo que cargar, cualquiera diría que el rey tiene un lugar privilegiado, pero no era el caso, tantas responsabilidades que recaían en su persona y si antes eran muchas, ahora que se declararían imperio y él el primer emperador, serian muchas más, ya no solo debía velar por el bienestar de los lobos, claro que no, ahora su deber seria con cada habitante, indistinto de su raza.— No todo puede ser por decreto imperial.Murmuro con voz quedada, a sabiendas que había veinte nobles encerrados en las torres, a la espera del castigo que Marko les dará por conspirar en su contra, no solo podía dar una sentencia de muerte, porque eso sería revelar que la antigua reina también había conspirado contra ellos, y solo había sido desterrada, aunque para Elsa eso era un premio más que un castigo.— Padre enloquecerá.Se q
El sacerdote que llevaría a cabo la unión formal, se aclaró la garganta para comenzar con su trabajo, pero Marko lo detuvo con un leve movimiento de mano.— Sí, me disculpa, debo dar un anuncio. — claro que el sacerdote no se opondría, menos viendo el rostro de Elías a un lado y de Máximo al otro.— Claro rey.—Pueblo de Joako, hoy no solo serán testigos de mi enlace, también darán fe, de que a partir de este momento ya no seremos el reino Joako. — los murmullos se elevaron por unos segundos, los mismos que Marko permitió para que el asombro disminuyera. — A partir de este momento seremos el Imperio Lunar, donde todos tendrán los mismos derechos y obligaciones, ahora sí, puede continuar. — altivo, como solo Marko podía ser, no permitiría que las preguntas comenzaran, mucho menos algún tipo de desafío solo dijo lo que necesitaba para que en el libro del reino, ahora imperio, constara que ellos serían los primeros emperadores.— Pueblo del imperio Lunar. — dijo a medida que corregía lo
MarkoDebería estar preocupándome por el imperio, por lo que los nobles decidieran de hoy en adelante, si estaban a mi favor o si me debiera preparar para una revolución, pero la verdad era que lo único que me preocupaba y tenía toda mi atención era mi compañera, Antara, mi emperatriz, misma que ahora estaba más que entusiasmada, feliz de ver de primera mano cómo las cosas podían cambiar para bien.—No puedo creer que el duque Silko no esperara ni un minuto para liberar a la duquesa de su unión y, que reclamara a la beta que era parte de sus guardias. —sus ojos brillaban, y estaban muy abiertos, aunque era claro que no notaba el peligro cernirse sobre ella y ese era yo. —Espera, lo mejor fue que la duquesa sonrió, por la diosa, pensé que ella se ofendería o algo, pero se veía muy feliz, aunque creo que el que se retirara con el varón Monty tiene algo que ver, ¿crees que sean compañeros? —al fin había terminado de soltar las trenzas y cepillaba su cabello, tan hermoso y único.—No lo s
Cameron corrió por los pasillos del castillo, su vista se agudizo al igual que su oído cuando el rastro del pequeño brujo lo guio al laberinto de rosas, no le agradaba aquel lugar y desde que habían llegado al castillo lo había evitado, de solo recordar el cuerpo tendido de Antara, con la garra de Marko casi en su interior, le revolvía el estómago, jamás había sentido miedo, pero esa noche no solo lo conoció, casi se hicieron amigos, pues fue una sensación que nunca lo abandono, la que creía humana y ahora sabia era una bruja, nunca dejó de ser débil, tan frágil y efímera, y eso lo hizo apurar aún más sus pasos, pue su compañero también era frágil, y su deber era protegerlo, porque aún sin poseerlo, sabía que no podria vivir si lo perdía.Un pequeño jadeo lo hizo girar a la derecha y allí lo encontró, delgado, de un poco más que metro y medio, a su lado parecería un niño, pues Cameron era tan alto como cualquier Alpha, metro noventa, y mientras la cabellera del lobo era tan blanca com
Como en un cuento, pensó Antara, su vida era como un cuento, solo que al parecer aun no encontrarías su final feliz, había atrapado al rey Alpha, su compañero destinado estaba unido en cuerpo y alma a ella, pero al parecer ser un rey, no…un emperador era muy problemático, lo supo luego de una semana.—Las personas no estan tomando a bien tantos cambios, no es solo la declaración de que todos seamos iguales, también es pasar por alto los rangos y la unión entre compañeros de ambos sexos. —uno de los generales daba detalles de los disturbios que estaban comenzando al sur.—¿Les molesta la igualdad? —indago con molestia Felicia, ahora no solo era la hija legitima de la espada del imperio, también ocupaba un lugar como consejera, al igual que Máximo.—¿Temen perder poder? —pregunto con una sonrisa sarcástica Emir, pues él no se sentía menos Alpha o menos duque, sino todo lo contrario, su lobo había crecido aún más luego de enlazarse con Iris, pues era conocedor que su compañera era una o
Los días eran cada vez más largos para todos en general, seis meses alejados de sus compañeros y el deterioro en el carácter de los hombres era evidente, su mal humor peligraba con acabar con la idea de ser diferentes al primer rey de Joako, Marko solo queria deshacerse de todo aquel que se impusiera a sus nuevas leyes, pero aun al borde de la locura que le causaba no ver y sentir a Antara, aun recordaba lo que le había prometido. En el castillo las cosas no eran muy diferentes, aunque el que más lamentaba la separación de las parejas destinadas era el duque White, lidiar con tres mujeres preñadas y un brujo en la misma situación, no era grato, juraba ante la diosa luna que nunca más se enojaría porque sus hijos encontraran a sus compañeros, si con ello se aseguraba no tener que cuidar de jóvenes hormonales, que estaban a muy poco de volverlo loco.— ¡Papá! — el grito de Felicia casi provoca que Elías se apuñalara con su propia espada, ya que estaba en el patio interno del palacio, pr
El sol tenue primaveral se filtraba por la ventana, dejando a la vista las pequeñas motas de polvo, los ojos de Antara disfrutaron de aquella alcoba y la compañía que tenía, Iris ayudaba a Felicia con su tocado, mientras Luis se quejaba de que tendría que enviar a buscar al modista imperial, ya que los pantalones cada vez se ajustaba más la cintura; si debía ser honesta, todo estaba alborotado, las risas se mezclaban con quejas y los pasos de las empleadas servían como sonido de fondo; era algo que nunca había experimentado, le agradaba la compañía de Emir y Cameron, pero nada se comparaba con aquello.— Son mi familia, son mis amigas. — reconoció en voz alta, tratando de convencerse que, si podía tener todo, ella, la que una vez se había quedado sin nada, abrazando el cuerpo sin vida de su madre.— Lo somos. — aseguro Felicia y se sorprendió cuando al verla, noto las lágrimas caer por el delicado rostro de Antara. — ¿Te duele algo? — la sola pregunta hizo que todo se detuviera, todo