Capítulo 125
El aliento frío de Miguel le rozó la nariz.

Laura recordó las palabras del doctor y entró en pánico total. Lo empujó con brusquedad:

—¡Miguel, no me presiones el vientre, me duele!

Ayer con solo un poco ya se había sentido mal. No quería repetirlo.

Miguel se quedó pensativo, mirando su rostro sonrojado. Era obvio que ella también lo deseaba, pero seguía rechazándolo. Como antes, cuando prefirió usar sus manos antes que entregarse por completo. ¡Era imposible creer que no hubiera algo más!

Laura se estremeció de repente bajo su mirada:

—Me... me duele el estómago.

—Ayer te dolía, hoy también... Mañana le diré a Mario que contacte a un médico para examinarte —respondió en ese momento Miguel con frialdad, claramente sin creerle.

Era demasiada coincidencia que siempre le doliera cuando quería intimidad. O mentía, o simplemente buscaba excusas para rechazarlo.

—¡No hace falta... estoy bien! —rechazó Laura instintivamente. Si Mario programaba un examen médico, descubrirían su embarazo. Y si
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