Al entrar en la mansión, Viktor fue recibido por el ama de llaves que tomó su abrigo mientras él solo pensaba en ver a Anya.Como esperaba, Anya se encontraba en la habitación, pero lejos de recibirlo con los brazos abiertos, su esposa lo observaba con una mezcla de frialdad y asco apenas disimulada.—¿Me has extrañado? —preguntó cínicamente.Se acercó a ella lentamente, deleitándose con la manera en que ella se tensaba.—Me hubiera gustado tenerte a mi lado, habría sido más placentero para divertirnos juntos, te aseguro que el lugar del que vengo te resultaría realmente divertido.Alzó una mano para acariciar su rostro, pero Anya enseguida volteó hacia otro lado.—Recuerda que eres mi esposa, y debes de cumplir con tus... obligaciones.Y con una última sonrisa burlona, se dió la vuelta y salió de la habitación, afortunadamente para Anya, Viktor no deseaba discutir por ese día, por lo que durmió en otra habitación.A la mañana siguiente, Anya bajó a desayunar, se encontró con Viktor e
Francesca le pidió a Sonya que salieran del corporativo para regresar a casa junto a Viktor, la nana asintió en silencio, mientras las lágrimas mojaban su rostro, las dos se dirigieron hacia el estacionamiento de prisa.—¡Viktor! —exclamó Francesca al ver a su hijo caminando despreocupadamente hacia su auto— ¡Espera, no puedes irte así!Viktor se detuvo y la miró con expresión hastiada.—¿Y ahora qué quieres, madre? —preguntó con impaciencia— ¿Más sermones acerca de mi conducta? Ahórratelos, ya debería haberte quedado claro que no pienso cambiar.—No puedes hablar en serio, Viktor —Francesca negó con la cabeza, angustiada— Lo que hiciste allí adentro fue... fue horrible. ¡Y esa chica no tiene pudor alguno!—Exactamente —Viktor sonrió con crueldad— Stephanie al igual que Anya, ambas están para complacerme a mí, nada más.—¡Por Dios, escúchate! —Francesca alzó las manos con desesperación— ese no eres tú hablando, Viktor, mi hijo jamás diría esas barbaridades...—Pues es mejor que acepte
Viktor tranquilizó a Anya con suavidad engañosa.— Sé lo complicado que es para ti adaptarte a nuestra forma de vida, pero me alegra ver que estás haciendo un esfuerzo.Hizo una pausa para recorrerla de nuevo con la mirada, deteniéndose significativamente en el generoso escote del vestido. —Y debo decir, que lo haces de una manera sumamente... atractiva —ronroneó en un tono perverso.A Anya se le revolvió el estómago ante su tono lascivo, pero logró contener las náuseas y le dedicó una mirada coqueta a través de sus espesas pestañas.—Pensé que te gustaría cenar en un ambiente más... íntimo —musitó en tono sugerente— para poder disfrutar de mi compañía sin interrupciones.Viktor dejó escapar una risita grave, complacido por su actitud sumisa, le rodeó la estrecha cintura con uno de sus musculosos brazos y la atrajo contra su cuerpo, acortando la distancia hasta casi no dejar espacio entre ellos. —Eres toda una esposa complaciente, Anya —la elogió con tono meloso— deberíamos celebr
Cuando al fin Viktor rompió el beso, ella se las arregló para aparentar una mirada vidriosa de pasión, su esposo dejó escapar un profundo gruñido, que delataba la pasión que sentía.Viktor tuvo que hacer un gran esfuerzos para no arrancarle el vestido y hacerla suya ahí mismo, sin decir una palabra la tomó de la mano y la llevó hacía la salida de la mansión para abordar el elegante vehículo que los esperaba.Viktor y Anya abordaron la limusina en la entrada principal de la mansión, durante el trayecto hacia el lujoso salón donde se llevaría a cabo el evento, reinó un tenso silencio entre los dos.Anya se mantenía rígida en su asiento, rehuyendo la mirada escrutadora de su esposo. Por su parte, Viktor parecía ajeno a la incomodidad de su mujer, enfocado únicamente en el importante acontecimiento que los aguardaba.Al arribar al lugar, las puertas de la limusina se abrieron y Viktor descendió primero con su arrogante porte, luego, extendió una mano hacia Anya para ayudarla a bajar, ante
Anya se sorprendió al ver al ver que no era Viktor el que había entrado.—¡Anya! —la llamó en voz baja y apremiante— por fin logramos encontrarte.La joven los miró con ojos desorbitados, incapaz de procesar por completo lo que aquella inesperada visita implicaba, buscó desesperadamente las palabras, pero solo logró balbucear confusa:—¿Q-Qué...? ¿Cómo...?—No hay tiempo para explicaciones —la cortó Anatoly con firmeza— escúchame con atención, muchacha. Todo está listo para sacarte de aquí esta misma noche.Anya contuvo el aliento, sintiendo que el corazón le daba un vuelco, ¿Acaso era posible que su suplicio bajo el poder de Viktor estuviera por terminar finalmente?—¿Q-Qué quieres decir? —logró articular con voz ahogada— ¿Es que han encontrado la forma de... deshacerse de Viktor?Alexei adelantó un paso con expresión sombría pero decidida, sus ojos se clavaron en los de Anya con una intensidad arrebatadora.—Tenemos pruebas, Anya —declaró con voz tensa— pruebas de las atrocidades qu
Con una expresión de rabia que rayaba en la demencial, Viktor salió disparado por el pasillo en dirección al salón principal del evento. Sus ojos se movían frenéticos, buscando en cada rincón, en busca de la menor señal que le indicara el paradero de su fugitiva esposa.Al entrar al amplio recinto, todas las miradas se volvieron hacia él, desconcertadas por su repentina llegada tan agitada y su aspecto descompuesto. Viktor no les prestó la más mínima atención, pasando entre los presentes a empellones con tal de avanzar más rápido.—¿Dónde estás, maldita ramera? —gruñó entre dientes al tiempo que su mirada se paseaba por cada rincón y mesa— ¡No puedes ocultarte de mí para siempre!Un hombre regordete que tenía la mala fortuna de encontrarse en su camino, recibió un violento empujón que lo arrojó contra el piso sin miramientos. Viktor pasó por encima de él como si nada, ajeno a los murmullos y exclamaciones de indignación a su alrededor.—¡Oiga, amigo, con calma! —le increpó alguien, to
Alexei se acercó inseguro de las palabras adecuadas para reconfortarla en ese tenso momento. Finalmente, se aclaró la garganta con suavidad.—Anya... Sé que nada de lo que diga podrá aliviar realmente todo esto que debes estar sintiendo, me avergüenzo de mi pasado comportamiento, de lo ciego que estuve ante la terrible verdad que ocultaba ese... monstruo. Ojalá hubiera abierto los ojos antes y así...—No sigas, por favor —lo interrumpió Anya— no es el momento para discutir sobre eso, Alexei. Por ahora, solo deseo estar con mi hijo y abrazarlo después de tanto tiempo separados.El apuesto hombre asintió en silencio, comprendiendo la necesidad de la joven madre, se dirigió hacia la puerta y llamó al ama de llaves.—Por favor, lleve a la señora Ivanov a la habitación de invitados, y pida a Sonya que lleve ahí a mi hijo —le indicó con delicadeza— ella necesita estar con él.La mujer asintió y le dedicó una mirada compasiva a Anya antes de hacerle una seña para que la siguiera. La afligida
Alexei Petrov se plantó desafiante frente a Viktor Sokolov, los dos hombres se miraban fijamente, sus semblantes reflejaban una mezcla de ira y determinación.—¡Anya! —vociferó Viktor— ¡Sal de una m*****a vez de ahí, mujer! ¿Acaso crees que podrás esconderte de mí por mucho tiempo?—Anya no saldrá de aquí, Viktor —declaró con firmeza—. Ni ella ni su hijo Yuri volverán a estar bajo tu control nunca más.El mafioso dejó escapar una risa desdeñosa y negó con la cabeza en un gesto burlón.—¿Y quién lo dice? ¿Tú? —Se mofó con crueldad— no eres más que un mequetrefe, Alexei. Un gusano que ni siquiera ha sido capaz de probar que es hombre de verdad.Alexei apretó los puños, conteniéndose para no caer en las provocaciones de aquel ser despreciable, respiró hondo antes de replicar.—Lo dice la ley, Viktor —afirmó con tono acerado— tus días de crimen y corrupción han terminado, Anya y mi hijo están bajo mi protección ahora.Las palabras de Alexei parecieron tensar aún más los nervios ya crispado