Capítulo 5: Sin alternativa

Tranquila, espero el dolor o al menos el impacto de la bala, pero, eso no pasa. Solo puedo sentir el frío del material del arma, pegada a mi cabeza, como si nuca hubiese apretado el gatillo para morir.

Por eso, abro lentamente los ojos intentando comprender que es lo que sucede y lo que encuentro es a un hombre ligeramente sorprendido, que sonríe como si mi decisión también le causara risa.

— Vaya, no lo pensaste dos veces, nada mal para alguien que nunca ha disparado.

— He tenido escenas donde he disparado, Nick.

— Eso no se compara a disparar, porque no lastimas a alguien, solo es un teatro mal montado, pero, ahora, todo es diferente. — dice Nick levantándose de su silla para intentar quitarme el arma.

— ¡Apártate ahora mismo, Nick! ¡Ya tomé una decisión!

— En realidad, estoy ayudándote a decidir. — dice él quitándome el arma.

— ¿Qué?

— Tiene el seguro, pero, ya se lo he quitado, así que, vuelve a intentarlo. — dice Nick entregándome el arma.

Trago duro y esta vez, cuando tomo el arma mi mano tiembla. Anteriormente, actúe por impulso y mi negativa a casarme con mi cuñado, pero, ahora que he pensado un poco lo que pasaría al disparar, mi cuerpo tiembla.

— ¿Qué pasa? ¿Te arrepentiste?

— Para nada.

— Entonces, hazlo. Quiero ver si realmente te atreves a matarte.

— No voy a ser tu esposa.

— Entonces, muere, Marcela, porque es lo único que impediría que seas mi esposa.

El enojo me invade y por eso, lo empujo, sintiéndome indignada porque no me parece justo que tenga que perder mi vida para salvarme de la locura de unos supuestos príncipes de la mafia o lo que sea.

— ¿Por qué debo morir si no acepto ser tu esposa?

— Porque mi gente te protegerá como mi mujer, al ser la princesa de la mafia. Pero, si no eres mi esposa, solo eres una mujer más que aunque es mi debilidad, no eres miembro de la familia.

— Deja de decir tonterías.

— No son tonterías.

— Si deben protegerme solo si soy la esposa de uno de ustedes, debería casarme con Noah, no contigo. — digo y de inmediato, Nick se lanza sobre mí.

Rápidamente, retrocedo intentando huir, pero, lo que logro hacer es tocar el pomo de la puerta que no cede, para después mirar a Nick enojado, mientras mi cuerpo queda prisionero entre la pared y su cuerpo.

— Escucha bien lo que voy a decirte: solo tú me perteneces. El único que puede ser tu esposo, soy yo. Así que, borra de tu linda cabeza que tendrás a otro hombre así de cerca, porque ni siquiera a Noah le seguiré permitiendo eso.

— ¿Qué te pasa? ¿Acaso no comprendes que soy tu cuñada?

— Entonces, cuñada, después de saber lo rico besas y lo bien que se siente cuando estoy en tu interior, ¿no crees que deberías responsabilizarte por mí?

— ¿Qué dices?

— Con Noah solo te has tocado un poco y besado, pero, a mi polla la tragaste por completo, así que, ¿no deberías casarte conmigo?

El enojo me invade porque en términos de avance, con Nick hice en unos minutos de locura, lo que no realicé con Noah en un año, pero, no me agrada que dirija su razón a algo ilógico como lo es que nos casemos.

‘Un momento, ¿Por qué sabe que no he tenido sexo con su hermano?’ me pregunto mentalmente.

— ¿Qué te hace pensar que no he tenido sexo con él? — pregunto molesta y Nick sonríe.

— Porque mientras me habría camino en tu interior, un poco de sangre salió confirmando que soy el primero y único.

— Eso fue porque lo tienes grande

— Y grueso, si me permites decirlo, pero, ambos sabemos que no fue por eso que sangraste. Por eso, quise quedarme en tu interior todo un día, pero, le tuviste miedo a semejante felicidad.

— Aléjate de mí, Nick.

— Asumamos la responsabilidad de nuestros actos, cuñada. Se mi esposa.

‘¿En qué parte del mundo esto es lógico? ¿Quién con su mente sana se casaría con el hermano gemelo de su novio infiel?’ me pregunto mentalmente.

— Mi respuesta es no y si debo morir, eso haré. — digo apuntando con el arma en mi cabeza por segunda vez.

— Entonces, que así sea. Porque si no eres para mí, no eres para alguien.

— Soy la novia de tu hermano.

— Y por eso, te digo que si él te hubiese follado, ya estaría muerto. Eres mía, Marcela. Únicamente mía. — dice él agarrándome del mentón.

Enojada por el problema en el que me encuentro, agarro con fuerzas el arma, aunque siento que tiembla mucho. Pero, eso no hace que quiera detenerme.

— Tenía curiosidad por ti, porque parecías valiosa para Noah, ya que, no quiso en ningún momento que cambiáramos de lugar, pero, anoche cuando sentí como al entrar mi polla se derretía por tu calor… uf, eso solo puedo sentirlo yo, Marcela. Únicamente yo.

Estoy condenada, realmente no hay manera de que pueda salir de este maldito problema y todo por ceder ante una tentación que por meses había esquivado con Noah. Ya no hay marcha atrás y por eso, con los ojos abiertos, me preparo para disparar.

— Jamás seré tuya, prefiero morir. — digo disparando, pero, como antes, nada sucede.

Por eso, presiono el gatillo varias veces intentando encontrar una bala, pero, mi desespero solo hace que Nick me sonría y me arrebate el arma, para tomar mis manos y colocarla encima de mi cabeza, inmovilizándome con su cuerpo y su mano apretando mis manos.

— ¡Suéltame, maldito loco!

— Tú crees que te vas a librar de mí así de fácil, pero, lamento decirte que no es así. El arma no tiene balas, porque tu destino no es morir, si no, ser mía. Tú me perteneces, así que, la oportunidad de morir, solo la tendrás cuando yo lo desee. — dice él besándome con fuerzas.

Como antes, lo muerdo liberándome de su salvajismo, por lo que, él pega su frente a la mía, intentando recuperar el ritmo de su respiración.

— ¿Por qué me diste el arma si no tenía la opción de huir de este matrimonio? — pregunto molesta.

— Porque quería que me escogieras. Deseaba que aceptaras ser mi esposa y me suplicarás lo que ayer apenas iniciamos. Pero, no notaste lo que sucede y es que, ni siquiera sería capaz de entregarte al hermano con el que comparto todo, así que, ¿Qué te hace pensar que te daré a la muerte, cuñada? — pregunta Nick.

Esto es una locura.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo