De inmediato, miro a mi alrededor y aunque sé que no puedo correr tan rápido como me gustaría, las ganas de terminar con todo de una vez por todas, hace que el dolor me importe poco y termine corriendo más rápido de lo que pensé.
— ¡Marcela! — grita Nick, cuando intento abrir la puerta del avión.Pero, subestimo la resistencia al dolor, porque cuando ejerzo fuerza con ambos brazos, la herida de mi brazo y el dolor en mis costillas, hacen que me queje del dolor, mientras Nick, me alcanza y me jala lejos de la puerta.— ¡Suéltame, Nick! — grito desesperada.— Espera un momento, Marcela. Piensa un poco, podrías morir si abres la puerta así.— Gracias por la aclaración, aunque es justamente lo que quiero, Nick.— Deja de decir tonterías y quédate tranquila o tendré que medicarte. — me advierte Nick.Resulta molesto todo lo que está sucediendo en estos momentos, porque, aunque diga que no va a abusar sexualmente de mí, no quiere decir que no sea eso lo que está haciendo. Ya que, aunque no está utilizando un arma para apuntarme y así hacer conmigo lo que quiera, si está aprovechándose de la situación en la que él mismo me ha metido.— ¿Tenías todo esto planeado, verdad? — pregunto molesta.— Claro que sí, no puedo dejar algo a la suerte cuando mi contrincante es mi propio hermano gemelo. — responde Nick sonriente.— ¿Es por eso que siempre le ganas? Noah, cree que tienes un imán para poder atraer a las mujeres y hacer lo tú desees, cuando la realidad no es así.— Creo que tú debes saber más la respuesta, después de todo, tú también caíste en mis brazos. Aunque debo decir qu
Mi cuerpo se congela y mi corazón se acelera al ver cómo hay un puño que se dirige hacia mi rostro, pero, afortunadamente siento como este impacta a mi lado.Nunca había sentido tanto miedo por una leve brisa. Pero, es diferente a que la brisa golpea mi rostro levemente a una que sea producto de la rapidez de un puño que choca contra la pared que está justamente al lado de mi rostro.Aturdida por lo que acaba de suceder, muevo lentamente mi rostro para notar que sus nudillos tienen sangre y que la parte donde él golpeó la pared se ha formado un orificio casi del tamaño de su puño.— ¿Qué acabas de decir? — preguntan Nick con voz gélida.‘Intenta repetirlo y verás que ese puño va a quedar en tu rostro, Marcela. Sigue tentando el diablo y te dirá cómo es el verdadero infierno.’ Me regañó mentalmente.
Intentó alejarlo de mi cuerpo tanto como sea posible, pero él es demasiado fuerte para mí. Por eso, él termina agarrando mis manos para colocarlas encima de mi cabeza y con una sola mano, mantenerme aferrada contra la pared.Aunque su otra mano se encuentra herida, ésta no le impide poder acariciar la silueta de mi cuerpo a su antojo. Causando que me sienta mal, porque no es eso lo que me molesta, sino que mi cuerpo disfruta ser tocado por él.‘¿Acaso estoy desarrollando el síndrome de Estocolmo en estos momentos? Porque es justamente lo menos que necesito experimentar ahora’ Me digo mentalmente.Aunque intente luchar contra él, lo único que logró es que él me haga moverme de mi lugar rumbo a alguna parte del avión que no conozco. Pero, no necesito adivinar por mucho tiempo, porque no tardó mucho en sentir como algo suave, toca mis piernas y él me empuj
Durante mucho tiempo critiqué porque Eva había sido capaz de comer del fruto prohibido cuando en el jardín Edén, había tantas frutas apetecibles, pero, ahora comprendía por qué había pecado.Ya que, ahora mismo estoy experimentando algo similar, porque aunque existen muchos hombres con las cuales puedo intimar de esta manera, yo estoy aquí debajo del cuerpo de mi excuñado y único hombre con el que he tenido sexo, esperando que haga algo que no debería aceptar.‘¿Qué rayos me sucede? ¿Acaso estoy realmente loca?’ me preguntó mentalmente.— Deberíamos detener eso en este momento. — digo de inmediato.— ¿Qué te pasa, querida? No quieres reconocer lo que realmente deseas.— Ya hiciste lo que querías, ahora, aléjate de mi cuerpo.— En realidad, no he terminado. Mi intenci&
No es buena idea mentir, eso lo he sabido siempre, pero, ¿Qué puedo hacer en la situación en la que me encuentro? Si no miento, ellos van a someterme, así que, debo ser inteligente, soy actriz, puedo jugar como ellos lo han hecho.‘Jugar a todo o nada. De eso se trata esto’ me digo mentalmente.— ¿Eres consciente de lo que significa entregarme todo tu cuerpo? — pregunta Nick con ese brillo en su mirada.— Si no lo supiera, no estaría tan nerviosa.— ¿Por qué estarías nerviosa?— Por la falta de experiencia que tengo. Aunque estoy dispuesta para entregarme completamente a ti, tengo miedo de que la forma en que lo haga no te guste. — digo y eso hace que Nick acaricie mi rostro.— Nunca podría decir que no me gusta lo que me das, si es tu cuerpo el que me entregas.‘¿Oh maldita sea, cómo puedo vencer a un juga
Tensiono mi cuerpo e intento aferrarme a la pared, ignorando el dolor que siento en estos momentos y no hablo de lo que él me está haciendo, si no, como mi cuerpo duele por las heridas y poco me importa ahora, porque sus gemidos me enloquecen.Soy una mujer cuerda que sabe perfectamente que esto que está realizando no es buena idea, sobre todo, en la situación en la que me encuentro lo alejaría completamente. Pero, por Dios, sus gemidos son música para mis oídos y calentura en mi cuerpo, que me impiden razonar.‘¡Debo ser diferente a las mujeres que han caído en su tentación! ¡No puedo caer incluso más profundo que ellas, solamente porque él gime jodidamente rico!’ me grito mentalmente.— Marcela… — dice Nick como si saboreara cada letra de mi nombre.— Debemos detenernos. — Digo de inmediato, intentando sonar lo más cuerda po
Termino de ducharme, deseando que al momento de salir no vuelva a encontrarme más con Nick y sus ocurrencias. Por fortuna, a quien me encuentro es a uno de los hombres que trabaja para él, con un botiquín de primeros auxilios.— Señora Thompson…— Marcela Leonardi, así me llamo yo. — digo corrigiendo el gran error que ha cometido.— Lo siento, pero es una orden de los gemelos Thompson que la llamemos así.— Como sea, ¿a qué has venido?— El jefe nos ha pedido que revisemos su herida. Así que, he venido aquí a saber cómo se siente usted teniendo en cuenta que tengo una profesión médica y puedo ayudarla si algo le causa malestar.El asombro me invade porque parece más un asesino que doctor. Pero, él rápidamente me muestra su tarjeta profesional, dándome a entender que no miente. Por eso, me sient
No recuerdo en qué momento me dormí, pero la realidad es que es eso lo que menos me preocupa justamente en esos momentos, porque hay un problema mayor en estos momentos, uno que está despertándome, lamiendo mi intimidad.— Nick…— digo sintiendo que en cualquier momento los gemidos se van a escuchar.— Sí, querida…La voz ronca que usa para llamarme de forma tan dulce, hace que quiera enloquecer, pero, debo aferrarme a la poca cordura y fuerza de voluntad que me queda, porque realmente debo detenerlo.— Debes detenerte.— Lo haré después de haberte ayudado. — dice Nick.— No necesito tu ayuda.— ¿En qué estabas soñando, mi querida Marcela? ¿Acaso tu pervertida mente te hizo soñar que yo te estaba cogiendo?— El pervertido aquí eres tú, quién está lamiendo mi int