Tensiono mi cuerpo e intento aferrarme a la pared, ignorando el dolor que siento en estos momentos y no hablo de lo que él me está haciendo, si no, como mi cuerpo duele por las heridas y poco me importa ahora, porque sus gemidos me enloquecen.
Soy una mujer cuerda que sabe perfectamente que esto que está realizando no es buena idea, sobre todo, en la situación en la que me encuentro lo alejaría completamente. Pero, por Dios, sus gemidos son música para mis oídos y calentura en mi cuerpo, que me impiden razonar.‘¡Debo ser diferente a las mujeres que han caído en su tentación! ¡No puedo caer incluso más profundo que ellas, solamente porque él gime jodidamente rico!’ me grito mentalmente.— Marcela… — dice Nick como si saboreara cada letra de mi nombre.— Debemos detenernos. — Digo de inmediato, intentando sonar lo más cuerda poTermino de ducharme, deseando que al momento de salir no vuelva a encontrarme más con Nick y sus ocurrencias. Por fortuna, a quien me encuentro es a uno de los hombres que trabaja para él, con un botiquín de primeros auxilios.— Señora Thompson…— Marcela Leonardi, así me llamo yo. — digo corrigiendo el gran error que ha cometido.— Lo siento, pero es una orden de los gemelos Thompson que la llamemos así.— Como sea, ¿a qué has venido?— El jefe nos ha pedido que revisemos su herida. Así que, he venido aquí a saber cómo se siente usted teniendo en cuenta que tengo una profesión médica y puedo ayudarla si algo le causa malestar.El asombro me invade porque parece más un asesino que doctor. Pero, él rápidamente me muestra su tarjeta profesional, dándome a entender que no miente. Por eso, me sient
No recuerdo en qué momento me dormí, pero la realidad es que es eso lo que menos me preocupa justamente en esos momentos, porque hay un problema mayor en estos momentos, uno que está despertándome, lamiendo mi intimidad.— Nick…— digo sintiendo que en cualquier momento los gemidos se van a escuchar.— Sí, querida…La voz ronca que usa para llamarme de forma tan dulce, hace que quiera enloquecer, pero, debo aferrarme a la poca cordura y fuerza de voluntad que me queda, porque realmente debo detenerlo.— Debes detenerte.— Lo haré después de haberte ayudado. — dice Nick.— No necesito tu ayuda.— ¿En qué estabas soñando, mi querida Marcela? ¿Acaso tu pervertida mente te hizo soñar que yo te estaba cogiendo?— El pervertido aquí eres tú, quién está lamiendo mi int
Aunque mi cuerpo duele más cuando me muevo así de rápido, no dudó en alejarme del hombre que disfruta verme sin alguna ruta de escape. Porque si realmente voy a estar envuelta en esta maldita familia durante el resto de mi vida, lo mejor es que tomé distancia de Nick.— ¿Qué sucede? ¿Acaso te molesta que te haya dicho la verdad? — pregunta Nick y yo niego.— No me molesta Nick, en realidad te agradezco que me hayas hecho entrar en razón. Porque ahora comprendo que no puedo participar en esta clase de juegos tontos contigo cuando mi vida está en juego. — digo buscando la ropa para vestirme.— Marcela…— Señores Thompson, estamos sobrevolando la isla, le recomendamos dirigirse a sus asientos para el aterrizaje. — dice el piloto.Nick me queda observando fijamente mientras yo me coloco la ropa y de inmediato salgo de la habitación
Después de esperar lo que para mí fue un siglo, finalmente, llegamos a la propiedad de los Thompson. A diferencia de lo que esperaba de una familia de mafiosos, lo que encuentro es una isla donde casi todo es vegetación.— Aquí todo lo que se come se consigue de la tierra. Por lo que, escasamente comemos carne. Ya que para matar una vaca, debemos asegurarnos de que será reemplazada.— ¿Aparte de mafiosos, son granjeros y ganaderos?— Mi madre era una mujer bastante pacifica, aunque su educación fue lejos del campo, soñaba con una vida en ella, por eso, le insistió a mi padre en comprar esta isla y crear todo esto para que en su jubilación, los dos estuvieran aquí.>> Pero, después de su muerte, mi padre la utiliza como la guarida de sus hijos, donde nosotros podemos descansar perfectamente sin temer algún atentado, porque solamente los miembros de la
Nick toma mi mano y me lleva hasta uno de los autos, en el que subimos después de que uno de los hombres que ha venido con nosotros, revise que no hay ninguna serie de artefactos peligrosos en este.— ¿Es necesario ser así de cuidadoso cuando acabaste de decir que nadie fuera de la familia conoce la ubicación de este lugar? — pregunto preocupada.— También te dije que nadie quiere ser subordinado de un hermano, así que, probablemente cada uno de ellos va a utilizar una táctica para poder bajar de nuestra posición a mi hermano Noah y a mí.>> Por eso, aunque no sean capaces de asesinarme, sí podrían utilizar medidas bajas para que suframos un accidente y yo termine siendo un inútil postrado en una cama, en una silla de ruedas o algo parecido.‘Vaya familia desquiciada.’ Me digo mentalmente.No hago otra pregunta al respeto porque no quiero r
Quiero preguntar el motivo de esas prohibiciones, pero, algo que he aprendido de los Thompson, es que si no estoy lista para escuchar la verdad, lo mejor es que no pregunte. Así que, me limito a aceptarlo.— Entiendo.— Entremos. — dice él bajando del auto, para rodearlo y caminar hacia la puerta del lugar, dejándome en el auto, aunque es por su culpa que mi cuerpo duele el doble de lo que dolía.— Si hace algún gesto digo de un caballero, seguramente se muere. — susurro, mientras bajo del auto.Mientras camino, el olor a mar, flores y pólvora, se mezclan creando una fragancia única y agradable. Curiosa, miro hacia el castillo y noto que en casi todas las ventanas, hay cámaras e incluso, personas armadas observando lo que hago.Por fuera, si uno no observa hacia las ventanas, diría uno que es un castillo común, pero, al ver cuánto se esfuerzan en vigila
Mi mente me dice que es lo que debo hacer, pero mis piernas no responden por mucho que ordene su movimiento. Parece un rasgo característico de los Thompson, porque cada uno de ellos tienen algo que emana peligro al punto que me paraliza.En este caso, Nicolás se ve tan temible que siento que va a matarme en cualquier momento. Por fortuna, baja el arma con la que me había disparado anteriormente y me sonríe mientras repara cada parte de mi cuerpo.— Encantada de conocerte. Me llamo Marcela. — digo intentando ser lo más educada posible.— Sí, ya sé que te llamas Marcela y dudo que estés encantada de conocerme.— ¿P-por qué lo dice? — pregunto con nerviosismo.— Porque básicamente estás en un campo minado donde no sabes qué mina va a acabar con tu vida. Eso somos los hermanos Thompson para ti. Así que, no intentes ser amable con
Ni siquiera me atrevo a decir algo más al respecto, por miedo de que a mí también me dispare. Por lo que, sigo sus instrucciones al pie de la letra para poder disparar adecuadamente en el menor tiempo posible.— Espero que esto te sirva de experiencia, Marcela. Porque por mucho que no quieras estar en un lugar determinado, en donde estes, debes ir armada.— Lo sé.— Cada uno de mis hermanos es un peligro diferente, pero eso no quiere decir que no sea un riesgo para ti. Ellos no saben el valor que tienes en nuestras vidas, pero, sin duda, eso no impedirá que quieran hacerte daño.— Esto es tu culpa porque tienes que cuidarme durante veinticuatro horas y lo que estabas haciendo era pelear con Noah en vez de cumplir tu promesa. — digo molesta y él suspira profundo.Posiblemente se esté arrepintiendo el trato que hicimos para que me protegiera durante ese tiempo. Pero es ese tr