Mis oídos emiten un sonido raro y mi cabeza no deja de doler. Pero, yo solamente imploro que ese hombre se encuentra muerto y no el que yo me sienta mejor.

Muchas veces no intentaba comprender cómo era posible que una persona odiara tanto a otra después de haber intercambiado unas pocas palabras, pero ahora que me he encontrado con el padre de los gemelos, puedo comprender porque solo con breves segundos uno puede saber que esa persona va a ser odiada por uno.

Justo como sucede con el hombre que espero su vida haya terminado. Porque sólo así podría sentir que un peso grande se ha ido de los hombros de mi hija.

El dolor en mis oídos continúa, pero yo necesito saber si ese hombre ha muerto. Por lo que, no dudó un solo momento y camino hacia donde él se encuentra al verlo en un charco de sangre.

— Marcela, todavía no vayas allá, por favor. — dice Noah intentando alcanzarm