Hiz cerró el libro de un golpe y lo apretujó en su pecho. Intentó mantener una mirada serena (bueno, tratar de volver a tenerla, porque con el susto la había perdido).
—Mando Mayor —Hiz hizo una reverencia.
Él sonrió.
—Los Mandos Superiores nunca se postran, Hiz —comentó.
—Aún no soy un Mando Mayor, señor.
Jusnes dejó salir un suspiro.
—Tienes las ideas muy centradas —Jusnes comenzó a pasear el dedo derecho por los lomos de los libros—. Por esas mismas ideas estás aquí, ¿verdad? Te has dado cuenta de toda la verdad que nos fue ocultada por años.
El corazón de Hiz comenzó a palpitar con fuerza.
—Quedé igual que tú al revisar por primera vez la mayoría de los libros prohibidos —caminó a paso lento por el pasillo y Hiz lo acomp
En el salón de estudio de Jusnes sonaba como música de fondo un piano con una melodía tranquila.La habitación quedaba en el primer piso, con un gran balcón por el cual se podía apreciar la vista del lago y entraba la brisa, jugando con unas delicadas cortinas blancas. Había mucha luz y las paredes estaban atiborradas de libros. De hecho, había un segundo piso que era comunicado por unas escaleras de caracol hechas en madera. Desde el primera planta, se podía ver las barandas del balcón del segundo piso y algunas paredes llenas de libros.—Bien, comencemos a leer y crear propuestas —dijo Jusnes....Los nada: fragmento de texto prohibidoSe ha reportado casos de extrañas uniones entre marcas diferentes. Las cuales, han engendrado hijos que nacen sin marcas en el cuello, los hemos llamado: Los nada.Estos ni&n
El andar por el pasillo hacía que los pasos de los zapatos de cuero resonaran con ese paso afanado.El bulto de papeles que llevaba la mano derecha se rozaba con la tela del pantalón negro, balanceándose un poco por el caminar, haciendo que se crearan pequeñas arrugas.Los guardias al ver al secretario de Dober Momson, abrieron las puertas de la oficina del hombre para dejarlo pasar.Llevaba una diminuta capa de sudor sobre su piel, y su traje, aunque se veía que era de una fina tela, estaba con arrugas, como si llevara varios días con él puesto.Entró e hizo una reverencia a Dober Momson, que en aquel momento se encontraba con el Mando Mayor, sentados en el balcón, tomando café frente a una mesa de madera oscura.Los dos vieron al hombre cansado, con sus lentes algo torcidos y sus miradas se ensombrecieron; cuando el secretario Rich llevaba tan mal semblante, era porque las cosa
Gost llevaba media hora de haberse despertado y le parecía tan extraño el encontrarse con el brazo enrollado por algo de color violeta. No sabía si era un efecto de la anestesia, pero era algo demasiado sobrenatural.—Ah… ¿qué es eso? —preguntó al doctor que lo estaba monitoreando.—Se lo explicaré una vez esté totalmente lúcido —respondió el doctor Ramson—. Tranquilo, se encuentra muy bien de salud.—Pero… ¿qué me pasó?—Como le dije, se lo explicaré una vez se le haya pasado por completo la anestesia.—Qué rayos… Dane, ¿dónde está mi amada Dane? —Gost volvió a quedarse dormido mientras balbuceaba palabras que ya no eran tan coherentes. El doctor Ramson desplegó una sonrisita y salió de la habitación. Afuera,
—Señorita Hiz —dijo Betsy—. Con todo respeto —intentó calmarse—, le pido que no se entrometa en mi relación con Jew. Yo estoy aquí porque quiero que se recupere.—¿No es porque Dober te obligó a quedarte? Claro, como Jew es la mano derecha del Mando Segundo y pertenece a sus escuadrones de alta peligrosidad, no puede dejar que muera. ¿Lo haces por interés?Betsy sintió un miedo recorrer todo su cuerpo. ¿Hiz sabía lo que había pasado entre ella y Dober? ¿Sabía que fueron pareja por un tiempo? No, parecía que no, de lo contrario no estaría allí, confrontándola.Lo que Betsy no sabía era que Hiz estaba en ese momento leyendo sus pensamientos y se encontró con esa gran sorpresa de que estaba en frente de la ex de Dober. Además, pudo ver recuerdos de Betsy desnuda en una habitació
Hiz daba vueltas por la habitación con lágrimas en los ojos y sumida en una gran desesperación. Por su mente pasaba una y otra vez el recuerdo de Betsy totalmente desnuda, seduciendo a Dober y otras imágenes de otros recuerdos, donde ellos dos se besaban.¿Por qué se puso a rebuscar tanto en la mente de esa mujer? Ahora no podía dejar de estar tan atormentada con ideas sobre si todavía seguían manteniendo una relación. Cabía la posibilidad, porque… No, no podía ser posible, lo había visto en la mente de Betsy, los recuerdos solo llegaron hasta el momento en que Dober la humillaba y le decía que no volviera a buscarlo.Pero, obviamente, con lo alterada que se encontraba Hiz, para ese punto no podía razonar. Betsy era diez veces más hermosa que ella, eso era más que evidente, ¿por qué Dober se conformaría con ella, que estaba delgada, casi no tenía curvas como Betsy y su rostro no era tan agraciado como el de Betsy?Por favor, a Betsy la buscaban para misiones en las que se necesitaba qu
—Conocí a Betsy por una selección de mujeres que me presentaron cuando debía asumir el cargo de Mando Mayor —contó Dober, una vez estuvieron tranquilizados—. Me impactó el parecido que tenía Betsy contigo, por eso… lo dudé en su tiempo.—¿Dudaste qué? —preguntó Hiz.—Me presionaban para que tomara a una mujer como pareja. En ese tiempo creí que podría tener una relación con ella —Dober intentó que no sonara tan malas sus palabras—. Tenía muchas cosas que yo buscaba en una mujer.—Claro, ella es muy hermosa.—No lo digo por eso, Hiz —Dober no fue capaz de mirarla al rostro—. Betsy es una joven muy inteligente y astuta. Pero, cuando la seguí conociendo, me di cuenta que le hace falta seguridad en sí misma. Eso es algo que tú tienes, por eso eres capaz de confrontarme. Además, siempre he tenido claro que tú serás la que gobierne a mi lado.—Pero seguiste con ella, la convertiste en tu amante por todo este tiempo.Dober volteó su rostro para confrontarla.—Hiz, estaba soltero, se estaban c
Las luces de la habitación donde tenían a Jew se habían apagado y ahora solo iluminaba la habitación una pequeña luz mostaza de una mesita de noche.Betsy estaba acurrucada en el sillón cerca de la cabecera de la cama. Sentía sus piernas entumecidas, pero no le importaba. Ella se sentía peor que sus piernas.Lloraba a cántaros y sentía que había tocado fondo en esa situación. Había dejado de fingir que no le interesaba lo que el resto de personas le dijeran, porque, el haber recibido la visita de Hiz, le había destruido el poco amor que sentía por sí misma.—Ay, soy una horrible persona —sollozó.Observó a Jew dormir en la cama, con aquel tuvo que salía de la boca y las demás máquinas que estaban enchufadas a su cuerpo.Se sintió tan culpable: era verdad, por su culpa él estaba en aquel estado.Tomó una mano del joven y la llevó hasta sus labios.—Perdóname, yo no pensé que decirte todo eso te iba a llevar a este estado —sollozó—. Perdón.Cerró los ojos y dejó que rodaran las lágrimas
—Aunque es un Alma Blanca, me parece que es muy guapo —dijo una chica a sus amigas—. Miren su cuerpo, está tonificado, es alto y tiene un rostro hermoso.—Sí, es verdad. Además, su expresión es bastante seria —opinó otra—. Wao, qué guapo. No importa que sea un Alma Blanca, es guapo y eso es lo que importa.—Miren su altura, lo hace ver imponente.—Y miren su marca, tiene dos plumas, es de nivel superior.—¿Qué hace aquí?—Debe ser modelo, eso es obvio. Debieron llamarlo.—Ojalá en la sesión de fotos me toque con él, me encantaría manosearlo.Soltaron algunas risitas traviesas. Entonces, notaron que el Alma Blanca venía con Betsy.—¿Qué hace ella con él?—Como siempre, queriendo llamar la atención. Ash… cómo es de fastidiosa.Betsy logró escuchar la conversación del grupo de chicas. De hecho, ellas no disimularon para hablar, al parecer, querían que las escuchara.Como Betsy trabajaba como modelo, debía ir a una sesión de fotos al día siguiente de haber sido asignada con un vigilante p