Capítulo 77

Cuando Hiz llegó a la habitación, encontró a Dober durmiendo como piedra, llegó a escucharle un ronquido.

—¿Tan cansado está? —musitó mientras se acostaba a su lado.

Lo observó dormir; hasta cansado y con ojeras se seguía viendo tan guapo. Sus labios eran de un rosado oscuro y le parecieron provocativos.

Se acomodó en la cama y se arropó con las sábanas.

La mañana comenzó muy apresurada en la Casa Principal. En los pasillos iban y venían los empleados; se escuchaban susurros bajos y se sentía la tensión por la carga de responsabilidades.

En cambio, Hiz se despertó con ganas de no salir de la cama. De hecho, si quería, podía quedarse todo el día allí.

Cuando despertó, Dober ya se había marchado de la habitación. Así que pasó toda la mañan

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