—Pero tienes a tu hermana, Ben. Para ella eres lo único que le queda en la vida.—Sí, por eso necesito rescatarla y que esté a salvo, en un buen lugar.—Aquí estará bien. Me comprometo a cuidarla bien.Aquello pareció tranquilizar a Ben. Sonrió y sus ojos se llenaron de lágrimas.—Gracias, Hiz.—Agradécemelo quedándote aquí, recuperándote y ayudándonos.—Me van a pedir que les de la información de todas las sedes, ¿verdad?—Ben, necesitamos que nos des toda la información que tengas —explicó Hiz con tono serio—. Debemos frenar esta guerra.—Hablas como si el problema fuera contigo.—Es mi problema, Ben. Si cae el imperio Pluma, caigo yo.—Hiz, tú no eres un Pluma.—Ben, soy un Pluma y soy una Infinito —aclaró Hiz con tono bastante serio—. Ya no puedo ser una persona imparcial, mi pareja será el futuro Mando Mayor y yo debo estar a su lado, gobernando. ¿Cómo puedo ser imparcial cuando debo gobernar a medio planeta?El joven tenía la boca abierta de la impresión, después la cerró y bajó
—No puede ir ninguno de los Mandos Superiores —aclaró Mia—. Sería demasiado sospechoso. El Gran Grupo ya nos tiene en la mira desde que Dober destituyó al Comandante de Inteligencia de los Diamantes. Están esperando que demos un mal movimiento para hacernos una inspección sorpresa o llamarnos a declarar.—¿Por qué nos inspeccionarían? —inquirió Hiz.—El Gran Grupo maneja todos los gobiernos. —Explicó Dober—. Si alguno del grupo, o sea, los Mandos Mayores de alguna nación, no están conformes con algo que se esté haciendo en otra nación, pueden pedir una inspección. Si el resto de miembros del Gran Grupo vota a favor de la inspección, se revisan todos los archivos confidenciales de ese gobierno junto con todas las misiones que se han hecho.—¿Y no podemos hacer lo mismo con los Diamantes? —preguntó Hiz.—Para eso necesitamos pruebas —comentó Mia—, además, no nos garantiza que, al ser requisados, encuentren algo que los culpe. Pueden estar guardando su información en otros lugares.—Si e
Jew sintió su cuello maltratado después que le cambiaron el parche nutricional. Llevó una mano a él, tocó un poco, pero después la retiró al sentir el dolor.Se comenzaba a impacientar al estar en una habitación solo, con una joven que no hablaba para nada y solo sabía revisar su pantalla digital y enviar mensajes o ver videos de desfiles de moda.Decidió levantarse de la cama para ir al baño.—¿A dónde vas? —preguntó Betsy.—Al baño —respondió.—Te ayudo —Betsy dejó a un lado la pantalla flotante y se levantó del sillón.Ben estaba sentado en la cama, con los pies apoyados en el piso.—Tranquila, yo puedo solo —replicó el joven.—Si es porque no quieres que te vea desnudo, puedes tranquilizarte, ya lo he visto todo cuando los enfermeros te cambiaban de ropa.El rostro de Jew se tornó completamente rojo y Betsy soltó una risotada.—¡Vaya, el brabucón Jew acaba de mostrar su verdadera cara! —Se burló—. Eres gruñón, pero cuando una mujer dice que te ha visto desnudo mira como te pones.
—Mi madre miente muy bien —le dijo Hiz a Dober.Los dos estaban acostados en la cama, a punto de dormir.—¿La llamaste?—Sí, la llamé. Pero solo me mostró la remodelación de la casa y habló sobre su jardín.—¿Cómo la viste?—Bien, aparentemente bien.—Tal vez las cosas no estén tan mal, Hiz.Volteó a verlo.—¿Tú crees?—Si le hubieran hecho daño, ya nos habríamos enterado. Sabes que hay mucha seguridad. Tal vez, ella solo esté cuidando de esa niña y ya.Hiz se acomodó a medio lado y rodeó a Dober con sus brazos.—¿Sabes de lo que me enteré antes de venir? —Desplegó una sonrisa—. El doctor Ramson me informó que Jew despertó ayer y está muy bien, según, hasta ya camina.—¡¿Qué?! —Hiz estuvo a punto de levantarse de la cama, pero Dober se lo impidió—. No, ni se te ocurra, es en vano. No lo dejan recibir visitas.—Pero quiero verlo, Dober.—Ya es muy tarde, amor, vamos a descansar. Además, casi nunca tenemos tiempo para nosotros —Dober la abrazó—. Que esta noche sea para nosotros —comenzó
Como Jew había dormido casi todo el día, no tenía nada de sueño ahora en la noche. Se acomodó a medio lado y observó a Betsy dormitar en el sillón. Aunque el lugar donde descansaba la chica era un sillón que se reclinaba para que estuviera algo cómoda, seguramente pasar varias noches allí, ya se volvía incómodo y debía cansar la columna vertebral.Notó que ella había abierto los ojos y ahora se estaban mirando fijamente.Después de su pequeña discusión en la mañana, Betsy se mantuvo seria y prácticamente no habían hablado en todo el día. Aunque Jew intentara fingir que no lo vio, la verdad era que notó las veces en que los ojos de Betsy estaban húmedos y en la tarde logró ver cómo se limpiaba una lágrima de la mejilla derecha.Él quería ser de corazón frio
Dober Momson, veintidós años de edad:—El colapso del terreno se dio en la mina principal —informó el secretario a Dober—. Se necesita que se monitoree la zona para hacer la excavación.Dober observó con detalle el mapa frente a él y la zona resaltada con tinta roja.—¿Cuántos hombres son? —inquirió.—Cien hombres, señor —respondió el secretario.—Son muchos —soltó—. Hay que sacarlos cuanto antes.—Señor, me temo que el Mando Mayor ha pedido que retomen la excavación, no se puede detener la central de abasto de energía oscura —comentó el secretario.Dober tenía en el puesto de Mando Segundo dos años, aún no lo consideraban totalmente competente al ser muy joven. Sin embargo, ya lo enviaban a misiones de monitoreo regional al ser muy
Bajó de la nave y notó a la multitud agolpada a lo lejos. Había muchos agentes del Gran Grupo rodeando y monitoreando el lugar, así como varias carpas en la que estaba localizada la central que monitoreaba la excavación. También máquinas voladoras iluminando la mina y grabando toda la misión.—¿Los agentes están de decoración? —preguntó Dober al ver que el agente principal del Gran Grupo que monitoreaba la misión se acercó, totalmente vestido de blanco.—Mando Segundo —hizo una reverencia—. La multitud agolpada son las uniones de los mineros, están pidiendo que les den alguna razón sobre el estado de ellos. Solo piden que les informen si los van a salvar.Dober dejó salir un suspiro y entendió la situación. Puso las manos en su cintura.—Dígales que están bien, que estamos en
Las cosas no salieron bien para Dober esa madrugada. Era su mayor desgracia.El Mando Mayor (su padre) por lo bajo, había dado la orden que explotaran el lugar donde se encontraban los mineros para que murieran en la explosión y así terminar con la misión de rescate y atribuir la muerte de los mineros a una falla en la mina y lavarse las manos del caso.De esa forma, se podría volver a poner en marcha la mina después de pasadas unas horas.Cuando Dober vio que había una falla en el sistema, pidió que detuvieran la misión.En un intento desesperado por salvar las vidas de los mineros, se teletransportó a la zona afectada y con su poder mental intentó retirar la arena que obstaculizaba la salida de la mina.Varios de sus trabajadores le gritaban que se retirara, que la bomba iba a explotar, pero Dober siguió acercándose a la entrada.Grandes toneladas de