—¿Qué haces aquí, Bianca? No recuerdo haberte extendido una invitación para una nueva visita —reclama Margo mirándola con seriedad mientras toma del hombro a su hija la aparta de la puerta,. —Sé que no, pero tampoco es que hayamos quedado mal la última vez que nos vimos. De hecho, si mal no recuerdo te sacamos de un buen apuro —espeta la pelirroja que no piensa andarse por las ramas, sabe bien que el tiempo apremia. —Y yo los ayudé a ustedes, Julio se habría muerto si no hubiese intervenido. Así que a mi parecer hemos quedado a mano, ninguna deuda de favores, libres para seguir cada uno por su camino —replica la bruja comenzando a cerrar la puerta, dispuesta a olvidar que siquiera estuvieron allí. —¡Tenemos un gran problema, uno no solo de lobos, sino que podría llegar incluso hasta esta cabaña! —advierte Bianca deteniendo la puerta con la mano, esperando poder transmitir la suficiente urgencia como para recibir una oportunidad. —¿Un problema mayor que tener que involucrarme con la
—¿Era eso en lo que estabas pensando cuando te marchaste a esta... misión tuya? ¿Qué eras parte de un plan? ¿Qué nadie más que tú podía hacerlo? —pregunta Julio clavando su mirada en su esposa, sabe que lo ha preguntado más de una vez, pero aún intenta comprender sus razones. —Vi el peligro que se acercaba, y supe que debía actuar. Una pequeña chispa en medio de un bosque no parece peligrosa, pero si la dejas sobrevivir puede llegar a devorar el bosque entero —responde Kayla encogiéndose de hombros, mirándolo con cariño, segura de que hizo lo que debía. El Alfa esboza una pequeña sonrisa mientras apoya su cabeza en el respaldo de la cama, y ahora que siente que el enojo que tenía guardado comienza a diluirse, se pregunta por qué se lo reclama, incluso por qué le sorprende. Ella nunca fue una mujer a la que se pudiera controlar, una que siempre estaba convencida de tener sus razones para actuar, y casi nunca solía equivocarse. ¿Y no era eso una de las cosas que tanto le gustaban de el
Luego de escuchar la razón por la que ha recibido esa visita, Margo toma un largo sorbo de su té para ayudarse a digerir lo que ha escuchado. Pasea la mirada entre uno y otro visitante para cerciorarse de que le hablan en serio, que no es una especie de broma de mal gusto o embuste, pero puede ver en sus ojos la sinceridad mezclada con temor, lo cual sirve para disipar cualquier duda que pueda albergar sobre el asunto.—¿Estás segura de lo que me estás diciendo? —pregunta la bruja, necesitando que le confirmen que sus oídos han escuchado bien.—Cada palabra, tuve a una de esas criaturas en frente mío y puedo asegurar que eso sólo pudo haber salido del infierno —responde Bianca sintiendo un escalofrío de solo recordar a esa bestia.—¿Sabes algo sobre los Cazadores nocturnos? —pregunta Dante al ver la expresión de seriedad en la mujer.—Solo leyendas, algunos comentarios que otras brujas han hecho sobre lo que llamaron "La luna de sangre", la casi extinción de los lobos. Aunque hasta ah
El regreso de Bianca haló a Julio fuera de la cama, por fin las heridas estaban casi cerradas, aunque dejando uans feas cicatrices de color morado. Y si bien aún llegaba a dolerle hacer un movimiento brusco o levantar los brazos, comenzaba a ser algo soportable, mientras se abrochaba la camisa se dispuso a recibirla en el salón, pero antes de que siquiera pudiese terminar de vestirse la vio entrar.—Oye, cuanta prisa, espero que sea por tener buenas noticias —murmura el Alfa al verla entrar en la habitación con unas gotas de sudor sobre la frente.—Supongo que dependerá de la manera que definas buenas noticias. ¿Ya estás bien? —pregunta la pelirroja no pudiendo pasar por alto su alegría de verlo fuera de la cama.—Puede decirse que sí, aún me falta para estar al cien por ciento, pero puedo arreglármelas. Entonces... ¿de qué ha servido ese repentino viaje con Dante? —interroga Julio no pudiendo evitar un tono ácido en la voz por el compañero de viaje que eligió.—Bueno, ha servido para
Sentado en uno de los sillones de su estudio, Julio toma un vaso de coñac, tratando de digerir lo que ha pasado hace solo unas horas. No tiene idea de cuál debe ser el siguiente paso a dar, lo único que sabe es que ha quedado como el tonto más grande del mundo. Traicionado por su esposa no una, sino dos veces.Apurando el contenido del vaso a través de su garganta, cierra los ojos sintiendo que está a punto de desmoronarse. Cuestionandose todo lo que ha sucedido en su vida, creía haber elegido a Kayla como su esposa por amarla, pero resulta que su padre la eligió para él cuando apenas era un niño; creyó conocerla y que lo amaba, pero resulta que ella siempre odió todo de la manada Noche oscura. Hasta donde sabe, todo lo que ha vivido no ha sido más que una gran mentira, no ha sido más que una pieza en el tablero de otras personas.—¿Julio? ¿Puedo? —pregunta Bianca entreabriendo la puerta solo un poco.—La verdad es que no es un buen momento, Bianca, yo... necesito un poco de soledad —
Conteniendo el aire y sintiendo una presión en el pecho, Julio estaciona su auto frente a un frondoso bosque. La sensación de inquietud que siente no se debe a que se trate de un territorio enemigo, o que espere a encontrar lobos rivales allí dentro, sino a que jamás creyó que debería adentrarse en ese lugar, nadie en su sano juicio decidiría entrar al Bosque de las brujas por voluntad propia, y sin embargo, allí está, a punto de hacerlo.—¿Es idea mía o aquí el aire se siente muy pesado? —pregunta Bianca al bajar del vehículo, pensando que así debe de sentirse al estar a una altura muy grande, donde el oxígeno comienza a disminuir.—Supongo que es la manera que tienen las brujas de advertir que no te acerques, o quizás inclusos sea cosa del bosque, apuesto a que estos árboles han presenciado demasiadas cosas —responde el Alfa mordiéndose el labio inferior con nerviosismo, comenzando a cuestionarse si es realmente necesario entrar allí.—Según Dante aquí podría estar una de las Dagas
—Pareces algo asustado, Dante, hasta ahora creía que no había manera de sacarte esa cara tuya de estar siempre por encima de todo y todos —murmura Alana, agachada junto a su primo detrás de unos arbustos.—Estamos por invadir uno de los escondites de los cazadores, eso ya sería bastante malo normalmente, pero incluyendo el rencor que nos tienen desde que Julio asesinó a Donato. Si nos encuentran no nos matarán simplemente, primero se asegurarán de torturarnos durante días —responde el hombre sin perder de vista al par de hombres que vigilan la casa rodeada por un cerco de alambre electrificado.—Podrías haber probado suerte con las brujas, después de todo te fue bastante bien con Margo —se burla la mujer soltando una pequeña risa, usualmente no se pondría a jugar de esa manera con su primo, pero tal y como están las cosas necesita algo con lo que dejar de sentir que está cayendo en un pozo sin fondo.—La verdad es que casi todo el crédito es de Bianca, no tengo idea cómo, pero a ella
—Sé que puede llegar a asustarte, pero no hay razón para que lo hagas —susurra Tekay en su forma humana acercándose lentamente a Sayo, como si esperara que ella fuese a salir huyendo en cuanto tenga la oportunidad. —¿Qué fue eso? ¿Cómo lo hiciste? —pregunta la muchacha pasando la mirada del cazador al cadáver del cazador nocturno sin terminar de creer lo que sus ojos han visto.—Es lo que Colmillo Blanco, el guardián de mi tribu me entregó. Aunque no estoy seguro de con qué propósito lo hizo, yo… yo entenderé si ya no quieres que siga permaneciendo en ti tribu y cerca de ti —murmura el muchacho con la cabeza gacha al considerar que podría llegar a ser considerado un monstruo no muy diferente de la bestia que ha matado.—¡Claro que no! Por ti no puedo sentir más que gratitud, has salvado mi vida, si no hubieses echo eso ahora estaría muerta. Y aunque aún se me haga difícil creer lo que he visto, estoy más segura de que debes permanecer con nosotros —reconoce Sayo con una sonrisa ac