Aidan tiró suavemente de las riendas de su caballo, haciéndolo detenerse. Inclinó la cabeza hacia atrás y observó el enorme edificio frente a él. Era uno de los numerosos centros de entrenamiento repartidos por toda Illya, pero a pesar de lo que pudiese implicar su magnitud, no era ni el más grande ni el más importante.
Se encontraba situado a unos cuantos kilómetros al este de la posada en la que habían pasado un par de noches. Apenas les había costado una mañana de camino llegar hasta él. Estaba algo alejado de las transitadas calles de Illya, en la que a diferencia de Luarte, todo parecía conectado. No eran pequeñas aldeas repartidas por el terreno, separados por campos, huertos y bosques, allí, incluso los pueblos más retirados, tenían cierto aire de ciudad.
La mayoría de los centros de entrenamientos se encontraban en la periferia, cerca de la muralla, en las únicas zonas que verdaderamente se podían considerar rural en Illya.
Aidan miró hacia atrás, hac
Una alarma hizo que me despertase sobresaltado. Era un sonido penetrante y desagradable, que parecía anunciar el mismísimo fin del mundo. Sudando, salté desde una de las literas de arriba, que la noche anterior había reclamado como mía. Pensé que me encontraría con un grupo de Oscuros en la puerta del dormitorio, o tal vez con Alyssa junto a un grupo de soldados, esperando para llevarnos a la horca. Medio dormido como estaba, estuve a punto de dejarme los dientes en el suelo. Me estabilicé como pude apoyando la mano derecha en el suelo, me puse en pie y corrí hacia la puerta, pasando las camas de Thomas y Noah, aún desorientados. Asomé la cabeza con precaución y observé el largo pasillo, tratando de encontrar la dirección desde la que venía el inquietante sonido. Una puerta se abrió cerca de mi posición y de ella salieron dos chicos. Eran mucho mayores que yo. Uno de ellos era incluso más alto que Seth. Los dos iban vestidos con pantalones negros y botas militares, a
Cuando Alyssa anunció que empezaríamos con el entrenamiento, jamás habría imaginado lo que tenía planeado para Seth y para mí. Me había hecho muchas ideas en base a historias de mi madre, e incluso había inventado las mías propias. Escalar montañas tan empinadas que ni las cabras se atrevían a poner una pata en ellas, y tan altas que quedaría de nosotros poco más que una masa sanguinolenta si es que pisábamos donde no debíamos. Bucear hasta las profundidades de ríos llenos de pirañas, enfrentarnos a las bestias del bosque, puede que incluso salir fuera de las murallas en busca de Oscuros para darles caza. Sin embargo, puesto que aún nos estábamos recuperando de nuestras heridas, se había acercado a nosotros, nos había dado un par de palmaditas en la espalda, nos dijo que lo habíamos hecho muy bien y nos mandó a descansar a la enfermería. Gran primer día. El ejército no era cómo había imaginado. Tenía multitud de sentimientos encontrados, pero una parte de mí
La puerta crujió escandalosamente al abrirse y el macabro sonido mandó escalofríos a lo largo de mi columna. Pensé en lo que sería capaz de hacerme Alyssa si me descubría allí. Tal vez solo recibiría algún tipo de amonestación por desobedecer sus órdenes, pero yo había leído esa carta en la que claramente ordenaba matar a cualquiera que metiese las narices en sus asuntos, fueran cuales fuesen, por lo que estaba bastante seguro de que no tendría reparos en matarme a mí también si lo descubría. La cuestión era, ¿sabría que la había leído? Si por algún milagro la había colocado en su sitio antes de sucumbir al pánico, era muy posible que mi expresión me delatase. No tenía ningún espejo a mano, pero sabía que la culpabilidad y el miedo estaban escritos por todo mi rostro. La puerta se cerró, dejándome encerrado con Alyssa en aquella habitación, sin ninguna posibilidad de escapar. «Tranquilízate, Jace» Me dije a mi mismo. «El entrenamiento no ha podid
Cerca de las instalaciones del cuartel había un terreno despejado que utilizábamos para entrenar. Si bien es cierto que Seth y yo tardamos un mes más en unirnos a los demás, la verdad es que yo me adelanté un poco entrenando por mi cuenta. Las semanas de antes de que nos dieran oficialmente el alta, mi herida ya rara vez me molestaba, por lo que solía escaparme para ejercitarme por las noches, cansado de tanto dormir durante todo el día. En ocasiones conseguía arrastrar a Thomas conmigo, pero cuando no podía levantarlo de su cama ni aún sobornándolo con material de dibujo que sonsacaba a los guardias a base de mentiras, como Dan me había enseñado a hacer, me iba por mi cuenta. Había algo en el silencio de la noche que me reconfortaba e inquietaba a partes iguales. Puede sonar confuso, pero la tranquilidad que antes experimentaba cuando me tumbaba junto a mi lago bajo las estrellas, disfrutando de la soledad, ahora chocaba con los recuerdos de todo lo que había perdido. Antes
—¡¿Lo ves?! ¡Te lo dije! ¡Tú bromita nos ha salido cara! —exclamó Seth, haciéndose oír por encima del barullo que se había formado. —¿Y cómo narices iba a saber que de verdad iba a pasar algo así? Ni que tuviese yo la culpa —se defendió Yoel. A pesar de eso se le veía un tanto intranquilo. —¡Pues lo que oyes! ¡Hay cosas con las que no se puede bromear! Mira lo que ha pasado ahora, ¡zape, zape! —pronunció Seth mientras se limpiaba un polvo imaginario de los brazos. —No te comportes como una mojigata. ¡Deja de hacer eso! —gruñó Yoel propinándole un empujón. Seth se tambaleó ligeramente, pero siguió con su cántico para alejar la mala suerte, o lo que sea que fuese eso. Dudo mucho que Yoel pensase realmente que aquello había pasado por lo que él había dicho, pero por la forma en las nos miraba, sobre todo a Noah, Thomas y a mí, estaba claro que ya nos estaba enterrando en su imaginación. Por otro lado, Dan, quien ya de por sí era pálido, alcanzó el estatu
Justo en esa transición entre el sueño y la consciencia, pude distinguir las voces de Yoel y Alyssa discutiendo acaloradamente, además de exclamaciones y conversaciones que se interponían las unas a las otras. La cabeza me martilleaba y me sentía atontado, como si hubiese bebido un vaso de aguardiente. Incluso aunque nunca había bebido uno. No obstante, sabía que si abría los ojos solo podría ser peor, por lo que decidí seguir durmiendo tranquilamente. Sentí traqueteos, más voces enojadas y algunos alaridos de dolor. Puede que los míos, aunque no estaba seguro. Comencé a sentirme intranquilo y traté de recordar qué había pasado. Ya no quería seguir durmiendo; aunque no se pudiese llamar sueño a aquello, tampoco podía despertarme del todo. Recordé el calor, que parecía capaz de derretir todos los huesos de mi cuerpo y a todo aquel que se acercase a él. Recordé la luz cegadora que me envolvió, el estallido de algo en mi interior, deformándose, rompiéndose y luego volvi
Un aguacero comenzó a caer durante la noche. Caleb había quedado prácticamente inconsciente después de nuestra conversación, cansado por el esfuerzo y las emociones, por lo que no tuve mucho más que hacer que sentarme junto a la ventana y observar cómo el agua caía violentamente sobre la tierra. Era una imagen salvaje, ver cómo no había nada capaz de frenar su paso, y aun así extrañamente reconfortante. Casi sin pensarlo, abrí ligeramente la ventana, dejando que las gotas mojasen mis pies descalzos. Hacía un frío lo suficientemente intenso como para helar los huesos, pero era justo lo que necesitaba. La habitación parecía estar ardiendo y las más que suficientes velas que había encendido Seth no ayudaban mucho a rebajar la temperatura. Como siempre se había pasado de la raya. —¡Jason! ¿Nos estás escuchando? Me volví al reconocer mi nombre, topándome con los ojos de los chicos sobre mí. En general, la preocupación predominaba en sus miradas, haciendo que me si
Un grito dio inicio a la pelea. Thomas no había estado muy atento de la persona frente a él hasta ese momento, pero los voceríos de Alyssa siempre eran imposibles de ignorar. El choque de madera contra madera comenzó a sonar alrededor de él, distrayéndolo de nuevo, incapaz de ignorar lo que ocurría a unos metros frente a él, tras su propio rival. Dan y Noah estaban teniendo un enfrentamiento más bien poco productivo, ya que ninguno de los dos se atrevía a avanzar mucho. Un paso hacia delante de Dan y Noah daba dos hacia atrás, una ligera inclinación del cuerpo de Noah hacia adelante, y como dos imanes repeliéndose, Dan se inclinaba hacia atrás. Era bastante entretenido de ver, incluso divertido, pensó Thomas, pero por desgracia no pudo observar mucho más. Derek se abalanzó sobre él, probablemente impaciente al ver que él no daba signos de querer empezar con aquello. Esto hizo que Thomas tuviese que reaccionar, le apeteciese o no, puesto que no quería llevarse