* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *—Creo que hubiésemos dormido en la cama —me comenta Austral mientras juega con los dedos de una de mis manos.—Me gustó mucho el sofá —opino al mirarla; y ella sonríe para después quedarse observándome con atención.Austral Foster y yo ya habíamos despertado hace como quince minutos y nos estábamos dedicando a conversar acerca de por qué nos quedamos a dormir en el mueble y no en mi cama.—A mí también me gustó —susurra con serenidad al sonreír.Luego, acaricio su cabeza con mi otra mano y veo cómo ella, a partir de mi acción, cierra sus ojos (pareciera que quería concentrarse en disfrutar de aquella caricia).—¿Cómo estás? —le pregunto de pronto en un susurro sin dejar de observarla.—¿Por qué preguntas eso? —Solo me gustaría saber cómo te sientes —expreso sincero.—Pues… ahora me siento muy bien —Estoy feliz de escuchar eso —manifiesto al continuar acariciando sus cabellos; y ella sonríe.—Gracias —¿Por qué? —Por preguntar cóm
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *—¿Qué vamos a preparar hoy? —le pregunto a Margaret mientras ingresamos al mall para dirigirnos al supermercado que había en el interior.—Bueno… —alarga al seguir caminando—, considerando que Austral ha venido de visita y que tú no sabes cocinar —precisa de forma repentina—, entonces… he llegado a la conclusión de que tú no cocinarás hoy —sentencia.—Margaret —sonrío—, siempre cocino los fines de semana— le recuerdo.—Sí, pero esta vez no, Kansas —determina—. Recuerda que la mujer que te trae de cabeza está de visita y se trata de impresionarla… no de asustarla —agrega firme; y, aquellas palabras suyas, me hacen sonreír al tiempo en que me dedico a negar con la cabeza.—¿Se nota mucho el interés que tengo en ella? —le cuestiono al dirigir mi mirada hacia mi mejor amiga o, mejor dicho, mi hermana.—¿Que si se nota? —sonríe al fijar su mirada en mí— Tanto en ella como en ti es muy evidente la atracción que sienten el uno por el otro.
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *—Waaaaaoooo… —pronuncia Margaret muy impresionada cuando me ve fuera del supermercado— Tú sí que te quieres lucir —concreta muy honesta al ver el arreglo que pedí que hicieran para Austral.—Déjame ayudarte —le digo al tiempo en que me acerco a ella y su carrito de compras—Yo llevo las flores —Has comprado regular de cosas —le comento a la vez que reviso una de las bolsas; sin embargo…—Ni se te ocurra —amenaza Margaret y, de manera simultánea, golpea suavemente una de mis manos…—¿Por qué? —le pregunto divertido.—Porque es una sorpresa para Austral —contesta muy firme—. Y no sabrás cocinar, pero estoy segura de que adivinarías lo que voy a preparar con tan solo ver los ingredientes. Así que no me voy a arriesgar a que me eches a perder la sorpresa —puntualiza muy seria; y aquello me hace sonreír.—Está bien… como mandes —le digo sonriente; y luego, salimos del supermercado rumbo al paradero de autobús.—Las flores están muy herm
* * * * * * * * * * * Austral * * * * * * * * * * * *Luego de que Ángeles haya terminado de envolver el regalo que tenía para Kansas, se puso a terminar de hacer unos adornos para la fiesta sorpresa que le había organizado a su hermano y, finalmente, nos habíamos echado en su cama y estábamos mirando directamente al techo, el cual estaba pintado de blanco (al igual que las paredes de su habitación).—Entonces… —alarga— para relajarte, ¿solías observar el jardín de tu casa? —cuestiona Ángeles en un suave susurro.—Sí —respondo de la misma manera—. Es uno de mis lugares favoritos —añado al sonreír.—Yo hago algo similar —me comenta.—¿Qué sueles hacer? —le pregunto con interés.—Es un momento que suelo compartir con Kansas —me comenta.—¿Qué hacen? —cuestiono curiosa al ladear mi cabeza para verla. Aquella continuaba con su mirada fija en el techo, tal y como si este fuera una pantalla en la cual pudiera visualizar sus recuerdos.—Me lleva a conocer lugares muy tranquilos y pasamos hor
* * * * * * * * * * * Austral * * * * * * * * * * * *Luego de que Kansas me entregara el hermoso detalle que tenía para mí, ambos salimos, por petición de Ángeles y de Margaret, a dar un paseo de tres horas, ya que aquellas querían “darme una sorpresa” y le encargaron a Kansas distraerme. Obviamente, aquel no era el objetivo, sino que tenía que ser todo lo contrario; en sí, yo me tenía que encargar de que Kansas no estuviera en su casa durante tres horas (horas que Ángeles y Margaret usarían para terminar de cocinar, hornear un pastel, unos cuantos bocaditos y de decorar. Realmente, eso me parecía increíble, ya que no parecía ser tarea que tomara solo tres horas, sino más; sin embargo, ambas ya tenían casi todo listo. Solo faltaba cocinar, decorar el pastel y terminar de colocar los adornos; además, tenían ayuda extra. Pete había prometido a Ángeles ayudarla; no sé en qué momento conversaron de ello, pero fue así, así que, en este momento, era muy probable que él estuviese con ella h
* * * * * * * * * * * Austral * * * * * * * * * * * *Después de haber pasado una hermosa tarde entre los cinco, llegó el momento en el que Pete tenía que regresar a su casa.Siendo muy sincera, no imaginé que Pete se llevaría tan bien con Kansas, Ángeles y Margaret (a quien seguía devorando con la mirada cuando Kansas estaba distraído). De hecho, me tocó pellizcarlo una vez para que disimulara un poco más. Pero bueno…, dejando de lado ello, fue una tarde sin imprevistos y bastante relajada.Tarde en la que compartimos la deliciosa comida que había preparado Margaret y el delicioso pastel y postres que había horneado Ángeles. Tarde en la que Pete se animó a tocar el piano a dúo con Ángeles y en el que conversamos de muchas cosas casi sin parar. Nos reímos demasiado con las historias de los tres integrantes de la casa en la que éramos invitados Pete y yo; y también, mi mejor amigo y yo nos animamos a compartir muchas anécdotas que vivimos juntos desde que nos conocimos. Fue una tarde h
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *Dormía plácidamente cuando, de repente, empiezo a sentir un leve cosquilleo en mi cuello, el cual se intensificaba a la vez que abría un poco más mis ojos.—Despierta, despierta —escucho su suave y juguetona voz, lo cual me hace sonreír de inmediato.—¿Austral? —pronuncio su nombre en forma de pregunta mientras llevo una mano hasta mis ojos para tallarlos y, así, terminar de despertarme y ser consciente de la realidad.—Despieeerta… —me pide otra vez y, en ese momento, cuando termino de abrir mis ojos por completo, me doy cuenta de lo que me estaba ocasionando el cosquilleo en mi cuello, lo cual me provoca sonreír de forma casi automática—. Kansas, despierta —solicita nuevamente mientras sigue rozando la punta de su nariz en todo mi cuello.—Austral —la nombro en medio de una risa ligera—, me haces cosquillas —le digo; y aquella solo se limita a sonreír mientras pasando su nariz por todo mi cuello.—Me encanta tu olor —precisa de ma
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *—Te acompañaré a la empresa —le digo al tomar mi abrigo.—No es necesario —me responde ella al acercarse a mí, envolver mi cintura con sus brazos y, finalmente, besarme ligeramente.—Te llevaré a la empresa —sentencio; y ella sonríe.—Que caballeroso eres, Kansas White —susurra sonriente al mirarme—, pero no; no lo harás —refuta con mucha seguridad.—Austral…—George está viniendo por mí —me informa—, así que tranquilo —añade serena para después, abrazarme.—Me hubiese gustado acompañarte —expreso sincero mientras la envuelvo con mis brazos.—Estaremos juntos un mes —precisa; y luego, me mira de manera fija—. Tal vez, hasta te aburras de mí —comenta divertida; y, antes su idea, solo me limito a sonreír y negar con la cabeza.—De ninguna manera —contesto firme; y luego, le doy un beso en su cabeza.—Bueno… —exhala con suavidad y tranquilidad—, ya debo irme —me anuncia.—Al menos te acompañaré hasta tu auto…—Está bien, como quieras —