* * * * * * * * * * * Austral * * * * * * * * * * * *Solo continúo corriendo hasta la salida, pero, en ese instante, los hombres de seguridad me miran de una forma extraña y acusatoria al tiempo en que empiezan a caminar (a paso apresurado) hacia mí.—Carajo —susurro temerosa al retroceder y, cuando lo hago, tropiezo con algo y me caigo sentada.—¿Está bien? —me pregunta un niño.—Sí, sí, gracias —respondo apresurada al levantarme y entregarle al niño su celular (el cual estaba en el piso y en el que se reproducía una canción que me encantaba: “Everybody’s changing” de Keane)«Carajo, Austral… ¡concéntrate!», me digo al volver mi mirada a los de seguridad, quienes venían hacia a mí.—¡Señorita, deténgase! —me ordena uno de ellos, pero yo no pensaba hacer eso ni loca; así que, sin perder más tiempo… volteo hacia mi izquierda y decido tomar aquel pasillo para huir; sin embargo, de forma repentina, siento una mano posarse en mi brazo, lo cual me sobresalta, ya que lo primero que se me v
* * * * * * * * * * * Austral * * * * * * * * * * * *—Muchas gracias —le dice Kansas al taxista.—Gracias a usted —le responde aquel.—Bueno… —articula Kansas a la vez que se gira hacia mí— entremos —me pide y, simultáneamente, pasa su mano por mi cintura para envolverla..—Estoy muy cansada —le comento al tiempo en que él abre la puerta de entrada a su edificio para mí.Yo paso primero y él me sigue detrás.—Ven aquí —solicita cuando me vuelve a acercar a él y yo aprovecho para apoyarme en su cuerpo y posar mi cabeza sobre su pecho.—¿Estás seguro en que no hay problema con que me quede en tu casa este fin de semana? —le cuestiono nuevamente; y aquel sonríe mientras seguimos caminando hacia el ascensor.—Es la cuarta vez que me preguntas eso, Austral —comunica cuando hemos llegado al elevador y entramos en aquel—. Sabes que eres bienvenida cuando desees—Gracias… —susurro sincera al sonreírle.—Gracias a ti —expresa de forma repentina;—¿Por qué? —Te responderé —me dice al posar su
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *—Creo que hubiésemos dormido en la cama —me comenta Austral mientras juega con los dedos de una de mis manos.—Me gustó mucho el sofá —opino al mirarla; y ella sonríe para después quedarse observándome con atención.Austral Foster y yo ya habíamos despertado hace como quince minutos y nos estábamos dedicando a conversar acerca de por qué nos quedamos a dormir en el mueble y no en mi cama.—A mí también me gustó —susurra con serenidad al sonreír.Luego, acaricio su cabeza con mi otra mano y veo cómo ella, a partir de mi acción, cierra sus ojos (pareciera que quería concentrarse en disfrutar de aquella caricia).—¿Cómo estás? —le pregunto de pronto en un susurro sin dejar de observarla.—¿Por qué preguntas eso? —Solo me gustaría saber cómo te sientes —expreso sincero.—Pues… ahora me siento muy bien —Estoy feliz de escuchar eso —manifiesto al continuar acariciando sus cabellos; y ella sonríe.—Gracias —¿Por qué? —Por preguntar cóm
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *—¿Qué vamos a preparar hoy? —le pregunto a Margaret mientras ingresamos al mall para dirigirnos al supermercado que había en el interior.—Bueno… —alarga al seguir caminando—, considerando que Austral ha venido de visita y que tú no sabes cocinar —precisa de forma repentina—, entonces… he llegado a la conclusión de que tú no cocinarás hoy —sentencia.—Margaret —sonrío—, siempre cocino los fines de semana— le recuerdo.—Sí, pero esta vez no, Kansas —determina—. Recuerda que la mujer que te trae de cabeza está de visita y se trata de impresionarla… no de asustarla —agrega firme; y, aquellas palabras suyas, me hacen sonreír al tiempo en que me dedico a negar con la cabeza.—¿Se nota mucho el interés que tengo en ella? —le cuestiono al dirigir mi mirada hacia mi mejor amiga o, mejor dicho, mi hermana.—¿Que si se nota? —sonríe al fijar su mirada en mí— Tanto en ella como en ti es muy evidente la atracción que sienten el uno por el otro.
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *—Waaaaaoooo… —pronuncia Margaret muy impresionada cuando me ve fuera del supermercado— Tú sí que te quieres lucir —concreta muy honesta al ver el arreglo que pedí que hicieran para Austral.—Déjame ayudarte —le digo al tiempo en que me acerco a ella y su carrito de compras—Yo llevo las flores —Has comprado regular de cosas —le comento a la vez que reviso una de las bolsas; sin embargo…—Ni se te ocurra —amenaza Margaret y, de manera simultánea, golpea suavemente una de mis manos…—¿Por qué? —le pregunto divertido.—Porque es una sorpresa para Austral —contesta muy firme—. Y no sabrás cocinar, pero estoy segura de que adivinarías lo que voy a preparar con tan solo ver los ingredientes. Así que no me voy a arriesgar a que me eches a perder la sorpresa —puntualiza muy seria; y aquello me hace sonreír.—Está bien… como mandes —le digo sonriente; y luego, salimos del supermercado rumbo al paradero de autobús.—Las flores están muy herm
* * * * * * * * * * * Austral * * * * * * * * * * * *Luego de que Ángeles haya terminado de envolver el regalo que tenía para Kansas, se puso a terminar de hacer unos adornos para la fiesta sorpresa que le había organizado a su hermano y, finalmente, nos habíamos echado en su cama y estábamos mirando directamente al techo, el cual estaba pintado de blanco (al igual que las paredes de su habitación).—Entonces… —alarga— para relajarte, ¿solías observar el jardín de tu casa? —cuestiona Ángeles en un suave susurro.—Sí —respondo de la misma manera—. Es uno de mis lugares favoritos —añado al sonreír.—Yo hago algo similar —me comenta.—¿Qué sueles hacer? —le pregunto con interés.—Es un momento que suelo compartir con Kansas —me comenta.—¿Qué hacen? —cuestiono curiosa al ladear mi cabeza para verla. Aquella continuaba con su mirada fija en el techo, tal y como si este fuera una pantalla en la cual pudiera visualizar sus recuerdos.—Me lleva a conocer lugares muy tranquilos y pasamos hor
* * * * * * * * * * * Austral * * * * * * * * * * * *Luego de que Kansas me entregara el hermoso detalle que tenía para mí, ambos salimos, por petición de Ángeles y de Margaret, a dar un paseo de tres horas, ya que aquellas querían “darme una sorpresa” y le encargaron a Kansas distraerme. Obviamente, aquel no era el objetivo, sino que tenía que ser todo lo contrario; en sí, yo me tenía que encargar de que Kansas no estuviera en su casa durante tres horas (horas que Ángeles y Margaret usarían para terminar de cocinar, hornear un pastel, unos cuantos bocaditos y de decorar. Realmente, eso me parecía increíble, ya que no parecía ser tarea que tomara solo tres horas, sino más; sin embargo, ambas ya tenían casi todo listo. Solo faltaba cocinar, decorar el pastel y terminar de colocar los adornos; además, tenían ayuda extra. Pete había prometido a Ángeles ayudarla; no sé en qué momento conversaron de ello, pero fue así, así que, en este momento, era muy probable que él estuviese con ella h
* * * * * * * * * * * Austral * * * * * * * * * * * *Después de haber pasado una hermosa tarde entre los cinco, llegó el momento en el que Pete tenía que regresar a su casa.Siendo muy sincera, no imaginé que Pete se llevaría tan bien con Kansas, Ángeles y Margaret (a quien seguía devorando con la mirada cuando Kansas estaba distraído). De hecho, me tocó pellizcarlo una vez para que disimulara un poco más. Pero bueno…, dejando de lado ello, fue una tarde sin imprevistos y bastante relajada.Tarde en la que compartimos la deliciosa comida que había preparado Margaret y el delicioso pastel y postres que había horneado Ángeles. Tarde en la que Pete se animó a tocar el piano a dúo con Ángeles y en el que conversamos de muchas cosas casi sin parar. Nos reímos demasiado con las historias de los tres integrantes de la casa en la que éramos invitados Pete y yo; y también, mi mejor amigo y yo nos animamos a compartir muchas anécdotas que vivimos juntos desde que nos conocimos. Fue una tarde h