* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *Luego de haber recibido la noticia sobre que había donador para la cirugía de mi hermana, pedí permiso para faltar al trabajo y así poder llevar a Ángeles al hospital para que pudieran hacerle los exámenes correspondientes y necesarios para que aprobaran su traslado a una clínica en Inglaterra (por lo cual tenía que pedir permiso, de por lo menos un mes, para faltar en mi trabajo).Aquello significaba un inconveniente, ya que era muy nuevo en la empresa de la familia Foster como para pedir permiso por un mes.«Será complicado», pienso mientras espero fuera de la sala de laboratorio del hospital junto a Margaret. Estábamos esperando a que terminaran de tomar las muestras de sangre de Ángeles.—¡Kansas! —escucho la voz de mi amiga.—¿Qué? ¿Qué pasa? —pregunto al volver a la realidad.—Tu celular está sonando —me indica; y me doy cuenta de que he estado tan distraído en mis pensamientos que ni siquiera era consciente de que me llamaban
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *Antes de ir al hospital, fui a cafetería por las cosas que tenía ahí. Cuando llego a esta, observo que las mesas ya estaban vacías y que los últimos pedidos para llevar estaban siendo entregados por Oliver y Mario.—Kansas —me saluda Lisa.—Hola, Lisa —le sonrío.—¿Cómo te fue con el jefe? —cuestiona interesada mientras camina conmigo hacia la pequeña oficina que tenía.—Me despidió —le comento.—Pero ¿por qué? —interroga indignada— ¿No le dijiste que corroborara con el subgerente? —cuestiona.—No me despidió por lo de hoy, Lisa —respondo al sacar la pequeña llave que abriría mi lugarcito de trabajo.—¿Y entonces por qué? —añade molesta.—Tranquila, no te molestes —le pido al sonreírle.—¿Por qué te despidió? —pregunta más calmada al entrar a mi oficina conmigo.—Por la ausencia de ayer —comunico sereno.No pensaba alterarme por haber quedado desempleado. No cuando lo que más quería ya era una realidad; solo era cuestión de días par
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *—Gracias —susurra ella, después de varios minutos.—No tienes que agradecerme —le respondo al seguir acariciando su espalda.—¿Peter no ha venido? —cuestiona.—Se quedó en la puerta un momento y, después, se fue —le informo.—Peter es mi mejor amigo —comenta al poner un poco de distancia.—Sí, lo sé —le sonrío; y después, a pesar de ser indiscreto, me atrevo a preguntar—. ¿Deseas que te escuche? —pregunto al acariciar sus pómulos con mi pulgar.—No… quisiera… que te —está insegura de contestar— decepciones de mí —completa finalmente.—Austral Foster —susurro su nombre—, porque eso eres tú —le señalo al mirarla a sus ojos oscuros— Austral Foster —repito en medio de un suspiro—, nieta e hija de William Foster —añado.—Fui adoptada…—Adoptada o no, tú eres su hija y nieta —le vuelvo a señalar— y estoy seguro de que, si William Foster estuviese vivo, te reclamaría por si quiera dudarlo.—Es cierto… —susurra de repente.—Tú… me dijiste q
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *—Aquel día de tu entrevista —me empieza a contar—. Yo… —suspira pesadamente— Kansas, quiero que me disculpes por…—Austral, Austral, ya —le digo al jalarla hacia mí y colocarla de espalada entre mis piernas—. Recuéstate en mi pecho —le pido en un susurro al acariciar su oreja con mis labios.—Lo que te tengo que decir, probablemente, no te guste.—Prometo que te escucharé —le señalo—. Y no te interrumpiré mientras hables.—Bien… —suspira—, pero quiero verte —sentencia al separarse de mí—. No es que no me guste estar sobre ti, pero… necesito verte a los ojos cuando te cuente esto.—Está bien, como quieras —respondo.—Aquel día, después de tu entrevista y de que tú salieras de la empresa, mi abuelo y yo discutimos en el estacionamiento… —empieza a narrar; y se pausa nuevamente. Parece que se debatiera en seguir (o no) o como si se estuviera debatiendo en añadir cierto detalle (o no).—Si no deseas…—Discutimos en el estacionamiento po
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *Giramos a la derecha para poder tomar el ascensor, cuando Austral ve a su amigo parado frente a él.—¿Pete? —lo llama; y él se gira a verla de inmediato.—Aus —le dice y viene hacia ella para abrazarla; así que esta suelta mi mano y va a corresponderle a su amigo.—¿Cómo estás? —le susurra mientras la aprieta contra sí.—Gracias por estar aquí —le responde ella al hacer más fuerte su muestra de cariño.—No iba a dejarte sola —contesta él; y luego de unos segundos, se separan—. ¿Quieres que te lleve a casa? —le cuestiona; y ella le sonríe.—No iba a ir a casa —le informa—. Iré al hospital con Kansas.—¿Te sientes bien? —le pregunta preocupado; y ella solo ríe.—Kansas y yo iremos al hospital a ver a Ángeles —le precisa; y el tipo dirige la mirada a mí.—¿Tu hermana se encuentra bien? —pregunta muy interesado.—Sí, solo son exámenes de rutina —indico.—Que bueno —menciona; y después regresa la atención a su amiga—. Entonces puedo pasa
* * * * * * * * * * * Austral * * * * * * * * * * * *Abro mis ojos lentamente mientras me remuevo sobre el acogedor colchón sobre el que estaba durmiendo. Giro hacia mi derecha y me encuentro con las figuras de las dos personas con las que había compartido la cama. Cama que, a pesar de ser muy pequeña para los tres, fue perfecta.Hace muchísimo tiempo no dormía tan cómoda y con tanta paz.Suspiro tranquilamente y me dedico a observar a las dos personas que me acompañaban. Definitivamente, Kansas se veía demasiado tierno al estar abrazando a su hermana. Además de atractivo al tener todo su pelo alborotado, lo cual me hace sonreír por instinto.«Creo que me gustas, Kansas White», le digo en silencio; y después, centro toda mi atención en su hermana.Ángeles era una niña muy educada (al igual que Kansas). Ambos eran personas muy transparentes; había llegado a esa conclusión a pesar de conocerlos muy poco. Sin embargo, no podía encariñarme tan rápido.Pete tenía mucha razón; debía arries
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *—Yo hablaré con Austral primero, ¿te parece? —le pregunto; y ella asiente delicadamente.—Está bien —habla con la serenidad que la caracterizaba.—Pero antes que cualquier otra cosa, debo ser muy claro contigo —le digo al mirarla directamente a los ojos.—Está bien —responde ella muy relajada.—Austral es una mujer muy ocupada —le preciso–. Siempre tiene mucho trabajo que hacer; así que, si no acepta, no la presionemos, ¿te parece? —le pregunto; y ella me mira sonriente.—Ya tengo 13 años, Kansas, no 10 —me señala al fruncir su ceño; y aquello me hace sonreír—. Sé queella trabaja mucho como tú —indica—. No diré nada si dice que no puede ir.—Bien… pues… —exhalo serenamente—. Voy a ir a buscarla a la cocina —le informo al acariciar sus mejillas con mis pulgares—. ¿Quieres levantarte de la cama ya o deseas dormir un poco más?—Hoy la clase de Margaret es a las 11 de la mañana; y debo preparar dos tartaletas de fresa para llevar a dos
* * * * * * * * * * * Austral * * * * * * * * * * * *—Debo ir a ver a Ángeles —me informa cuando hemos puesto un poco de distancia.—Te acompaño —le digo y, antes de salir de la cocina, termino de beberme la leche de soja.Luego, caminamos en dirección de la habitación de Ángeles y, cuando hemos llegado a aquella, Kansas abre la puerta con mucha delicadeza.—¿Pasa algo? —le pregunto, ya que abría la puerta con el objetivo de hacer el menor ruido posible.—Ángeles está leyendo —me explica en un murmuro; y luego, me sonríe—. Si abro la puerta sin cuidado, podría sobresaltarla —precisa—. Ya me entenderás —añade divertido en un susurro.—¿Oook? —le digo; y le sonrío.Después, Kansas continúa abriendo la puerta con cautela. Cuando ha terminado de abrirla por completa, puedo ver a Ángeles completamente concentrada en el libro que tenía en sus manos. Ella ni siquiera se mueve, sino que parece inmovilizada, lo cual me parece muy extraño.Luego, Kansas camina lentamente hasta su cama y se sie