Sin decir nada, Alastor sostuvo la mirada del joven hechicero.Como su guardián, y prácticamente como su padre, Alastor sabía perfectamente el odio y el rencor que Gael guardaba en su corazón.Si bien el joven siempre se mostraba alegre y despreocupado con la vida, en el pasado, antes de Anna, antes de Emmet, en la cabeza de Gael había un solo objetivo:Destruir con sus propias manos al responsable de la masacre de su aquelarre, sobre todo, acabar con aquel que había terminado con la vida de su familia.―Está bien ―suspiró AlastorQuería decirle que no, pero, simplemente no se atrevió.Y es que, pese aquel rencor, Gael era un joven de buen corazón que prefería evitar los enfrentamientos, y, sobre todo, prefería evitar acabar con la vida de otro ser vivo. Sin embargo, al igual que todos, el joven hechicero tenía derecho a buscar un cierre, y si acabar con la vida de Samael Mendel era su forma de hacerlo, no iba a ser él quien se interpusiera en su camino.―Vale, entonces está todo dich
―Eres demasiado formal con la niña bonita ―dijo Lysander, quien la había estado vigilando desde que había abandonado la espalda de Alastor ―Sabes que eso no le gusta ――Lo sé, pero ahora es nuestra Luna ―dijo Alina frunciendo el ceño ―Deberías mostrarle algo de respeto y dejar de ponerle apodos ――No me molestan los apodos Alina, sobre todo, seguimos siendo amigos ―dijo Anna tomando la mano de su hermano cuando todos se separaron de ella ―Ah, por cierto, Lys, ¿dónde está Dante? ―preguntó al no verlo― ¿Dónde crees, Luna? ―preguntó Lysander de manera juguetona, lo que hizo reír a Anna, pero provocó que Alina rodara los ojos ―Está dando órdenes a nuestros guerreros, ya sabes, nadie se acerca a este lugar bajo ningún concepto ya que nuestra Luna se encuentra aquí y debemos protegerla ――El alfa dio la orden de buscar a los lobos que atacaron este lugar y que, al parecer, huyeron de aquí durante el enfrentamiento de las hechiceras ―explicó Alina―Entiendo ―masculló Anna mientras buscaba a
―Lo sé joven alfa, lo sé ―dijo Gael antes de pasar su pie por los símbolos dibujados en la tierra ―Por eso dije, para no pensar mal de él ――Bueno, dado al tiempo que tienen, que aparecieran cerca de ellos es algo bueno, ¿no? ―preguntó Lysander―Sí, además, cruzaron todos a tiempo ―dijo Anna, cuyos ojos, estaban clavados en lo que alguna vez había sido un viñedo ―Gael… ¿Este lugar se puede arreglar? ―preguntó con curiosidad al ver las grietas en el suelo, lo cual, le hizo sentir escalofríosSin duda, el enfrentamiento de las hechiceras había sido brutal.―Sí, en cuanto me recupere, te prometo que haré algo por este lugar ―dijo Gael antes de clavar su mirada en Dante, quien tenía la mirada clavada en el lado opuesto ― ¿Sucede algo, alfa? ――Sí, Carlo dice que algunos soldados y lobos salvajes están regresando ―dijo Dante dirigiéndose a su compañera ― ¿Te estaban buscando? ――Sí, Tabatha quería que me entregara ―respondió ella ―Tal vez ahora también querrán recuperar a Tabatha ――Entien
Mientras tanto, en Altalune, una vez que el portal se cerró, los tres hechiceros se giraron bruscamente, pues aquel suceso, los tomó completamente desprevenidos.Al notar que los tres parecían ansiosos, Alastor se apresuró a volver junto a ellos para pedir una explicación de su estado.Entre temeroso y confundido, Gerard dio un paso al frente y dio la misma explicación que Gael había dado en la finca del rey.―Lo lamento alfa, debí pensar en otro sitio… ―masculló Gerard―Tranquilo, no había manera de que lo supieras ―dijo Alastor al mismo tiempo que olfateaba el aire―No hay nadie Alastor ―dijo Cole, quien había adoptado una postura de alerta―Y aún así, no creo que estén muy lejos ―agregó Neilan―Y eso es un problema ―dijo Alastor ― ¿Tienen idea de cómo pudieron cerrar el portal? ――Samael debe de estar cerca ―susurró Desa, quien observaba el tejado de cada edificio cercano―Alfa Alastor, ¿percibe eso? ―le preguntó Cole Turner―Sí, salvajes… ――Deben de venir hacia acá ―dijo el alfa
Sin responder, Máximus asintió, y con torpeza, el rey se arrancó lo que en realidad era un dardo.―Estoy bien hijo ―masculló ―No te preocupes, concéntrate ―dijo débilmente―Yo me encargo de él, por favor no se preocupe ―se apresuró a decir Gerard al mismo tiempo que se centraba en sanar la herida de Máximus ―Sólo tenga cuidado, es evidente que no pelearán limpio ―Ante las palabras del hechicero, Alastor gruñó y, lleno de rabia, se lanzó contra Arioch al mismo tiempo que cedía a su transformación lobuna.El actuar de Alastor fue tan rápido, que Arioch apenas y tuvo tiempo de transformarse para poder contener el ataque de Aníketos.― ¿Qué demonios es, Gerard? ―le preguntó Máximus al ver como el hechicero levantaba el dardo que se había arrancado―Es acónito malae ―masculló Gerard al mismo tiempo que olisqueaba el dardo ―También puedo detectar alguna especie de químico, sin duda quieren debilitarlos a usted y al príncipe, lo mejor será tener cuidado ―dijo el joven mirando los tejados de
―Ah, muy fácil delta Wyatt ―dijo Gerard alegremente ―Con un simple hechizo de levitación ―― ¿Hechizo de levitación? ¿Cómo funcionaría eso? ―preguntó Wyatt ―Diablos, pese haber convivido tantos años con Gael, aún sigo sin entender cómo es que funciona la magia ――La magia no tiene lógica ―dijo Gerard haciendo un gesto con su mano en dirección a una estantería cercana, lo que provocó que algunos libros abandonaran su sitio ―Es algo que simplemente existe en este mundo ―añadió antes de realizar otro gesto, lo que provocó que los libros salieran disparados hacia un rincón lejano antes de caer pesadamente sobre el suelo― ¿Y estás listo para hacer eso? ―preguntó Wyatt antes de volver a mirar por el ventanal― ¿Han llegado? ―preguntó Gerard al mismo tiempo que hacía crujir sus dedos―No, pero mis rastreadores me informan que se están acercando ―gruñó Wyatt cuando, un lobo que había sido lanzado se estrelló contra el duro cristal, lo que provocó que este se resquebrajara ―Dicen que el olor
El primero en salir de la librería, fue Máximus, quien ni si quiera dudó en adoptar su forma híbrida.Estaba convencido de que, sin duda, muy pocos soldados e incluso salvajes, tendrían el valor de atacarlo en aquella forma.Los pocos lobos que se atrevieron a atacar al grupo eran sometidos con facilidad por Maoz, quien, tras noquear a un enemigo, gruñía con ira, lo que sólo lograba desalentar a otros.Al llegar al edificio, Tahiel y Máximus entraron al edificio sólo para descubrir que el edificio era en realidad un complejo de departamentos y que, en él, aún había gente que corría desesperada en busca de refugio.― ¡Por Selene! ¡Es su majestad! ―gritó un hombre, el cual, llevaba en sus brazos a un niño de no más de dos años― ¿Su majestad? ¿De qué carajos hablas Roger? Deja de decir tonterías, debemos darnos prisa e ir… ―Interrumpiendo las palabras del hombre, el sujeto llamado Roger señaló en dirección de Máximus antes de realizar una reverencia.― ¿Qué…? Majestad… ―murmuró el homb
Ante las palabras tan seguras de Gerard, Máximus asintió y dirigió su mirada hacia las calles por donde se acercaban los convoyes, sin embargo, al ver a lo que se refería el joven hechicero con impedir que aquellos lobos pasasen, el rey jadeó con sorpresa.Como si de una especie de cuento se tratase, de las entrañas de la tierra, pronto comenzaron a emerger grandes ramas repletas de espinas, las cuales, comenzaron a bloquear todas las calles que llevaban al enfrentamiento central.―Demonios, Gerard, eres increíble… ―susurró Máximus al ver como la manzana entera comenzaba a quedar aislada―Lo increíble aquí, es la enorme cantidad de soldados que siguen al consejero Arioch, si le soy honesto, jamás había visto algo así ―dijo Gerard con un suave quejido dolorido― ¿Estarás bien? ―preguntó Máximus al notar que, con cada segundo que pasaba, Gerard iba palideciendo―Si majestad ―dijo Gerard sin abrir los ojos ―En realidad, este conjuro no es la gran cosa, pero ese maldito está conjurando un