Al notar que su abuelo parecía realmente desanimado, Anna se apresuró a tomar la mano de Máximus para captar su atención.―Todo saldrá bien abuelo ―le dijo Anna quedamente ―Ahora estamos todos juntos, y así, todos juntitos, enfrentaremos todo lo que se nos lance ――Tienes razón ―dijo Máximus clavando sus ojos en los de su nieta, ―Nos apoyaremos como la familia que se supone somos ―― ¡Obvio! ―exclamó Anna con una cálida sonrisaTras aquello, Anna y Máximus optaron por hablar de otras cosas, o al menos, Máximus, pues Anna, se mostraba deseosa por conocer más sobre el dichoso consejo.Derrotado por el encanto de su adorada nieta, Máximus comenzó a brindarle información sobre el consejo real, por ejemplo, el cómo y el por qué se había formado aquel grupo.Le explicó que, llamar al consejo, era algo de último recurso, pues aquello significaba sacar a los antiguos reyes de su retiro y varios de ellos tenían siglos de haberlo hecho, la propia Claire entre ellos.Sin embargo, cuando el probl
―Puedo entenderlo abuelo, y no es ingenuo de tu parte ―sonrió Anna ―Yo haría lo mismo con Gino, más que mi beta, es mi mejor amigo, mi guardián y mi maestro ――Me alegra que tengas a alguien como él como tu beta ―sonrió también Máximus ―Espero que Nero pueda ganarse esa confianza algún día ――Claro que sí ―respondió Anna con seguridad, después de todo, Nero la había estado protegiendo en Interlunio y la había apoyado en cada una de sus decisiones ―Pero, volviendo al tema, entonces, ¿tú le pediste a Eros que moviera tus cosas? ――Así es ―respondió Máximus ―Tras perder el control la primera vez, le pedí que, si algún día llegaba a pasarme algo y no podía recuperarme, él personalmente debía hacerse cargo de mover toda la herencia de los reyes y todo lo relativo a ellos a un lugar seguro ―― ¿Por qué no lo escondiste aquí en primer lugar? ――Porque no lo creí necesario ―respondió Máximus con sinceridad ―Confiaba en mi familia y en mi gente, así que, a diferencia de mis antecesores, quiene
―Atenea era amante de los combates, por lo que jamás dudaba en inmiscuirse en una batalla si así se le pedía ―dijo Máximus con una pequeña sonrisa ―A diferencia de Claire, quien era conocida por el título de la reina pacifista, Atenea era conocida como la diosa del campo de batalla ――Tal y como la propia diosa ―masculló Anna con una sonrisa al notar que, a diferencia de Claire, quien llevaba un bonito vestido color crema, Atenea llevaba puesta una armadura―Exactamente ―respondió Máximus―Diosa, tiene una mirada feroz ―susurró Anna antes de acercarse por fin a su abuelo ― ¿Qué buscas exactamente? ――Un libro de tapa negra ―masculló Máximus antes de tomar un libro que parecía muy antiguo― ¿Qué hay en él? ―preguntó Anna antes de comenzar a rebuscar entre un montón de libros que se encontraban en la mesa―Es mi diario, tiene mis iniciales con letras doradas en el lomo ―respondió Máximus antes de regresar a las estanterías― ¿Podré leerlo, aunque no sea una reina todavía? ―preguntó Anna
Gracias al recorrido previo que habían hecho antes, Anna sabía que debía dirigirse directamente a la oficina de Arioch, el único lugar que tenía una línea telefónica intacta. Por lo que, con el corazón latiendo en la garganta debido a los nervios, la joven princesa subió las largas escaleras hasta el segundo piso.Con cada paso que daba, Anna sentía como la emoción recorría sus venas.Iba a hablar con los antiguos reyes y no sólo eso, ¡iba a ser ella quien los convocaría!―Vaya, aún huele a sangre… ―susurró Anna al entrar a la oficina de Arioch“Pobre doctor” ―gruñó Amara―Debió ser horrible el desangrarse hasta la muerte ―masculló Anna al inclinarse sobre la alfombra, en la cual, aún podían verse algunas manchas del símbolo que Samael había dibujado con la sangre derramada del doctor Einar“Sobre todo, al enterarse que fue sacrificado para invocar a un demonio”―Cierto… ―susurró Anna, quien, tras soltar un suspiro, se dirigió al escritorio de Arioch, donde, tantas veces, lo había vis
― “No hay de qué princesita” ―dijo Claire alegremente ― “Pero, pequeñita, ¿acaso tu voz me indica que tienes una duda más?” ――Bueno, sí… Es que yo… Yo… Me preguntaba si podría hablar contigo cuando estés aquí ―― “¡Oh! ¡Pero claro que sí!” ―exclamó Claire encantada ― “Nada me gustaría más princesa, ¿te parece si nos tomamos una noche libre y cenamos en el restaurante de mis niñas?” ―― ¡Me encantaría! ―― “Perfecto, lo hablaré con mis hijas apenas aterrice en Arcadia, ¿nos vemos mañana princesa? “―― ¡Sí! ―exclamó Anna emocionada― “Excelente” ―dijo Claire con una suave risita ― “Hasta mañana pequeña Anna, suerte con los demás lobos” ――Muchas gracias, tía Claire, hasta mañana ―Tras aquello, ambas cortaron la llamada y la joven por fin pudo soltar el aire que había estado conteniendo.―Bueno, parece que no salió tan mal, ¿verdad? ―le preguntó Anna a su loba“Eso parece, pero, creo que, como dijo la tía Claire, deberíamos mostrarnos más seguras, además, nos dio una buena pista para l
―Lamento sobresaltarla, princesa ―dijo un soldado apartándose de la puerta para dejar pasar al rey―Lamento la tardanza, pequeña ―se disculpó Máximus al entrar ―Svein y Ragnar están teniendo problemas para reorganizarlo todo, ya que, algunos soldados han decidido permanecer en la manada de tu padre, incluyendo el propio Ragnar ―― ¿Algunos soldados? ¿Hablas de Elliot y los demás? ―preguntó Anna cuando la puerta se cerró y el soldado los hubo dejado solos―Sí, y también aquellos que se mantuvieron ocultos en otras manadas ―suspiró Máximus al sentarse frente a ella ―Por ende, como tercer delta y antiguo mayor, Ragnar está ayudando a su hermano a reorganizar los puestos que están quedando vacíos en mi ejército ――Ya veo ―susurró Anna ―Abuelo, ¿es normal que un alfa tenga tres deltas? ――Muy normal ―respondió Máximus con una sonrisa ―Incluso, entre los reyes es normal ―― ¿Enserio? ――Sí ―asintió Máximus ―Philip tenía cuatro deltas y dos betas, Atenea, si mal no recuerdo, tenía cinco delt
―Alastor, los coches están listos ―dijo Neilan, quien entraba apresuradamente a la casa―Gracias Neil ―dijo Alastor antes de besar la mejilla de Iva ― ¡Anna! ¡Ya es hora! ―― ¡Estoy lista! ―exclamó la joven al mismo tiempo que bajaba las escaleras a toda prisa ―Ay, como extraño a Sandrine ―susurróAquella noche, la joven princesa había optado por un sencillo vestido tipo halter de color lavanda, el cual, en la parte superior, estaba cubierto de un bonito encaje de pequeñas flores, mientras que la falda, era ligeramente plisada.―Hermosa ―dijo Alastor acercándose a la escalera para poder ofrecerle su mano ―Te ves muy hermosa mi pequeña princesa ――Gracias papá ―respondió Anna con una radiante sonrisa―Muy bien, ya que estamos todos listos, es hora de irnos ―dijo Máximus dirigiéndose a la salida arrastrando los pies―Por favor, compórtate como un rey ―lo reprendió Idylla―Ares tiene razón, enviemos a Ragnar por Bastián, podremos saludarlo mañana temprano ―gruñó Máximus con irritación ―
―Eso es cariño, ten cuidado ―le dijo Alastor a Iva, quien luchaba por bajar del auto con elegancia, sin embargo, la loba estaba fallando miserablemente―Te lo juro Alastor, este par son los últimos ―gruñó la mujer con irritación―Está bien vida mía, como tú digas ―dijo Alastor intentando contener su risaY es que, ¿no había sido su compañera la que le había dicho que quería más hijos?― ¿Príncipe Alastor? ¿Es usted? ―preguntó el hombre que había tomado las maletas―Sí, soy yo ―respondió Alastor examinando al hombre con atención ― ¿Quién eres tú? ――Por Selene… ―susurró el hombre, el cual, debido a la sorpresa, dejó caer ambas maletas―Papá, Lysander dice que es el beta David Fotia ―le dijo Anna en voz queda― ¿David? ¡¿David Fotia?! ―preguntó Alastor cortando la poca distancia que quedaba entre ellosDeshecho en lágrimas, el hombre asintió con torpeza.―Por la diosa, claro, ya te recuerdo ―masculló Alastor ― ¡Haz cambiado mucho! ――Los tiempos cambian muchacho, uno debe adaptarse ―dij