Ante la pregunta de su amiga, Adeline se revolvió nerviosa.¿Que si le interesaba lo relacionado a los hombres lobo? ¡Claro que le interesaba!Siempre había sido fanática de aquellas historias de internet sobre hombres lobo, y el hecho de saber que eran reales, por un tiempo, la hicieron sentir deseosa de unirse a aquel mundo. Sin embargo, con el paso del tiempo, se dio cuenta de que no todo era miel sobre hojuelas y que no todo giraba en torno al amor.No. No todo era fácil para los hombres lobo, lo sabía de sobra.Su mejor amiga, a menudo se desahogaba con ella y le confesaba todos y cada uno de sus miedos y dudas, incluso, los sentimientos de culpa.Cierta ocasión, Anna le había contado lo mucho que le había costado superar su primer cacería, pues, según sus palabras perseguir a alguien para acabar con su vida para proteger a su manada, era algo que, como alfa, ella debía saber hacer a la perfección, sin embargo, eso no cambiaba el hecho de tener que arrebatar una vida.En su caso,
Al ver aquella esfera en la mano de su hermano, los ojos de Tabatha se abrieron completamente por la sorpresa y su corazón, comenzó a latir violentamente.Emocionada, Tabatha estiró su mano hacia la de su hermano, sin embargo, Mendel se apresuró a cerrar su puño, escondiendo nuevamente la esfera.― ¿No venías en son de paz? ―preguntó Tabatha con hastío―Así es, sin embargo ―dijo girándose hacia su hermana ―No soy idiota ――Eso es debatible ―gruñó la hechicera antes de arrebatarle su copa para servirse más vino ― ¿Qué quieres a cambio de mis poderes? ――Una sola cosa ―dio Mendel con un tono serio y frío―Habla ――Jura que no vas a volver a traicionarme ―dijo Mendel haciendo un gesto con su mano, provocando que Tabatha fuese lanzada hacia una columna, donde se quedó inmóvil, como si cuerdas invisibles la mantuvieran atada ―Jura, que no volverás a actuar a mis espaldas ―exigió acercándose a ella―Jamás te he traicionado, y si actué a tus espaldas, fue para cubrir el maldito punto ciego q
Alrededor de las seis de la mañana, tras compartir una noche muy especial, Anna y Dante decidieron que era hora de volver a la casa de la manada de los Guardianes de Plata.Debido a que Dante le había prometido a Bemus regresar temprano para no llamar la atención, el joven decidió llevar a su compañera en su lomo, por lo que el regreso al territorio fue prácticamente instantáneo.Por fortuna, tal y como se le había dicho, la casa de la manada estaba sumida en el silencio, por lo que la pareja, nada más poner un pie en el interior y notar que estaban solos, no pudo evitar caer nuevamente ante sus deseos.―Ya vete, nos van a descubrir ―dijo Anna riendo quedamente cuando Dante comenzó a besar su cuello justo delante de la puerta de la habitación que le habían asignado―No puedo irme todavía, ahora que te volví a probar, no puedo irme así sin más ―dijo él apretándola más contra su cuerpo―Entonces ven aquí ―dijo Anna con una sonrisa pícara tirando de él hacia el interior de la habitación,
Tras elegir un atuendo que fuese lo suficientemente cómodo para que Anna usara durante el viaje de regreso a la manada Sangre Protectora, Sandrine, para no quedarse sin hacer nada, comenzó a hacer un poco de aseo en la habitación.Por fortuna, Anna decidió tomar la ducha más rápida de su vida, por lo que, más pronto que tarde, ambas se encontraban bajando por las escaleras de madera para dirigirse al comedor principal, donde Bemus, ya se encontraba esperando.― ¿Descansó bien señorita Anya? ―le preguntó el hombre con una sonrisa―La verdad es que sí, muchas gracias, señor ―dijo Anna tímidamente ―Por todo… ―Si bien el día anterior le había tomado confianza, aquella mañana era diferente y no se sentía muy cómoda mirándolo a los ojos, después de todo, aquel hombre era consciente de la noche que ella había pasado con su compañero. Tal vez no sabía cómo, pero, sin duda, sabía lo que habían hecho.―No tiene nada que agradecerme ―dijo Bemus con un tono jocoso ―Entonces, ¿está lista para vol
Durante un breve segundo, Anna, Bemus y Duncan, intentaron contener la risa, sin embargo, cuando Zeth frunció el ceño adoptando un gesto de preocupación, los tres estallaron en una carcajada.Envueltos por aquel acogedor ambiente, todos disfrutaron de un tranquilo y delicioso desayuno, dejando brevemente de lado todas y cada una de sus preocupaciones, por lo que no fue de extrañar que, para cuando llegó la hora de partir, todos parecieran algo reacios a marcharse.― ¿Tienes mi número? ―le preguntó Duncan a Zeth por enésima vez cuando todos se reunieron fuera de la casa de la manada para despedirse―Sí Duncan, tengo tu número ―respondió Zeth con algo de fastidio― ¿Qué hay del de Noa? ¿También lo tienes? ――También lo tengo ―― ¿Y el número privado del tío Bemus? ―volvió a preguntar Duncan―Que sí Duncan, guardé todos los números que me diste anoche ―gruñó Zeth ―Dime ¿tú tienes el de Darío y el de Celia? ――Los tengo ―respondió Duncan al mismo tiempo que rebuscaba en el bolsillo de su
Antes de responder, Duncan esperó a que la camioneta en la que su hermano viajaba desapareciera por completo antes de girarse hacia Argenis, quien asintió con suavidad al notar que, por primera vez en años, Duncan había sucumbido ante las lágrimas.―Lo mismo de siempre ―dijo Duncan con la voz rasposa― ¿Un auto y dinero? ―le preguntó Argenis abrazándolo por los hombros―Un auto y dinero ―repitió Duncan ―Te juro que algún día te lo pagaré todo Argenis ――No me importa eso Duncan, me conformo con que por fin dejarás de ser un renegado ―masculló Argenis ―Dime, ¿qué harás con Noa y los chicos? ―preguntó guiándolo a él y a los demás de regreso al interior de la casa―Yo… No puedo arriesgarlos ―dijo Duncan haciéndole un gesto a Emily, quien tomó la mano de Keith y, con Dione en brazos, caminó en dirección opuesta a la de ellos ―Debo pedirte otro favor ――Nada, considéralo hecho ―sentenció Argenis ―Noa y los chicos estarán bien aquí con Halsey ――Gracias ―susurró Duncan ―Diosa, ¿te puedes cr
Cerca del atardecer, el grupo de Anna finalmente arribó en la manada Sangre Protectora, donde fueron recibidos por Iva, Elián y Svein.Que fueran recibidos por aquel trío, para Dante y Zeth, significaba que no tenían tiempo para descansar, mientras que, para Anna, significaba pasar algún tiempo con su madre y su hermano.Aprovechando la presencia de la joven, Ares sugirió tomarse algunas fotos los tres juntos para Idylla, en parte para agradecerle su obsequio, y en parte, para que ella pudiera conocerlos.Encantadas con la idea, Iva le solicitó a Marcia conseguirle una cámara instantánea, y una vez hecho, la misma gamma, Sander y Sandrine, se unieron a la pequeña ocurrencia de la familia Moretti.Finalmente, tras la sesión fotográfica, llegó la hora de la cena, por lo que todos volvieron a reunirse, pasando así, un rato agradable.―Oh mamá, de verdad que no tienes idea de lo hermoso que fue ―dijo Anna con voz soñadora mientras que Iva, cepillaba el aún húmedo cabello de su hija, pues
Al escuchar la voz de Sandrine del otro lado de la puerta, tanto Anna como Iva, suspiraron aliviadas.―Oh, Sandrine, pasa ―respondió Anna antes de dirigirse al tocador de su madre, donde estaba una pequeña caja de terciopelo donde la joven dejó su anillo―Alteza Iva, buenas noches ―la saludó Sandrine con una reverencia al entrar a la habitación―Buenas noches, Sandy ―respondió Iva con amabilidad―Dime, ¿sucede algo Sandy? ―preguntó Anna ocultándose detrás del armario para ponerse su pijama―Es sólo que el joven Zeth desea hablar con usted en la oficina del alfa Elián ―― ¿A estas horas? ―preguntó Anna asomando la cabeza ― ¡Son casi las doce! ―exclamó con indignación ― ¿Y tú no deberías estar durmiendo? ――Pequeña, usa tu olfato, recuerda las lecciones de tu abuelo Daryl ―dijo Iva riendoConfundida, Anna arqueó una ceja antes de olfatear el aire.― ¡Oh! Con que eso era ―dijo Anna mirando a Sandrine con complicidad ― ¿Por qué no se lo permites Sandy? Son compañeros ―le preguntó a la jov