LAURA TORRES

Me dejo llevar por el deseo, por el calor del momento y por sentir tanto placer al punto de la culpabilidad por no poder hacer nada para que él disfrute tanto como yo. Jamás fui una mujer atrevida, sino todo lo contrario. Siempre esperé hacer todo bien, pero jamás tuve alguien que pudiera guiarme.

Había visto desnudo a Ángel, pero jamás había tenido esa parte de su anatomía a centímetros de mi rostro. Se que él está esperando que tome una decisión, aunque sigue concentrado en aumentar mi placer.

Abro mi boca y saco la lengua para lamer el chocolate. Necesito confianza en este momento. Él se detiene, gime y aprieta mi pierna. Tal vez esa fue la motivación para ganar confianza y abrir mis labios llevando la punta de su miembro a mi boca. Siento el chocolate en mis labios y sin quitarlo de mi boca muevo mi lengua por toda la superficie, tal como si fuera una paleta, un dulce.

Ángel clava sus dedos en mi pierna y me succiona aún más. Me alejo para gemir inevitablemente. Él