—Señora, le he traído el té, el señor Crawford salió esta mañana, me pidió que le informara que ha ido a hablar personalmente con el señor D´Angelis y que no debe de preocuparse por nada —Aquella mañana daba comienzo en solitario, sin embargo, francamente aquello era lo que deseaba. Rhaena le agradeció a la sirvienta, y con aquella taza de te en las manos, miro como las blancas cortinas se elevaban por cosa del viento.Su cabeza era un desastre de pensamientos aun mas desastrosos, estaba embarazada, con una carrera inconclusa, y de un hombre con el que había firmado un contrato. ¿Qué se suponía que iba a hacer ahora? Suspirando, en ese momento todo lo ocurrido con Alexia pasaba a segundo término. No había caído en cuenta de que podría embarazarse, ¿Qué tan estúpida era? ¿Qué esperaba si tenía sexo a diario con su esposo? No se había preocupado por el periodo, pues según sus cuentas, aun no debería haberle llegado…y por supuesto, no le llegaría.Rhaena…hay algo que debes de saber…y un
El ser madre era el sueño de muchas y la pesadilla de otras. Una decisión que jamás debería de ser tomada a la ligera, y que a todas las mujeres les puede llegar a causar un conflicto, una decisión que debe ser exclusivamente de ellas ya que es su vida la que depende de ello.Rhaena observaba a Anthony frente a ella, y ese hombre, su esposo, le había asegurado que sea cual sea la decisión que ella tomase, la respetaría en el acto. Todo dentro de ella misma daba vueltas, y los mismos temores que había sentido todo el día, regresaban y se iban en una interminable batalla interna. Tenia miedo, estaba asustada, aunque, irónicamente, no era por esa criatura que ya crecía dentro de ella, mas bien aquel temor que la invadía, era debido al profundo temor de convertirse en una madre tan terrible como la suya había sido con ella.—Tengo miedo, tengo mucho miedo de cometer un error fatal, de equivocarme de nuevo, tengo mucho miedo de ser como ella fue, de no ser suficiente…de decir cosas crueles
La larga carretera que ya los recibía se apreciaba casi vacía a esas horas de las madrugada, la oscuridad lo cubría todo a su paso y los nubarrones de lluvia que se divisaban a lo lejos presagiaban una gran tormenta, mirando por el espejo retrovisor miraba la ciudad quedarse cada vez más atrás, Andrew Miller se preguntaba cómo es que había terminado enredado en tal lio, se consideraba a si mismo como una persona sensata y de pensamiento lógico, aunque en esa situación no estaba siendo ninguna de las cosas, pero, ¿Cómo negarse cuando ella se lo había pedido de manera tan dolorosamente desesperada?“Todo hombre comete, aunque sea una sola, locuras por una mujer”Aquella frase casi le hizo mostrar una desapercibida sonrisa de ironía, siempre había considerado que su padre no era una persona sensata, siempre dominado por tontos sentimentalismos al igual que la mujer a la que se consideraba una madre, todos eran iguales en ese aspecto…y ahora mismo el tambien lo era.Estaba viajando para u
La larga carretera que ya los recibía se apreciaba casi vacía a esas horas de las madrugada, la oscuridad lo cubría todo a su paso y los nubarrones de lluvia que se divisaban a lo lejos presagiaban una gran tormenta, mirando por el espejo retrovisor miraba la ciudad quedarse cada vez más atrás, Andrew Miller se preguntaba cómo es que había terminado enredado en tal lio, se consideraba a si mismo como una persona sensata y de pensamiento lógico, aunque en esa situación no estaba siendo ninguna de las cosas, pero, ¿Cómo negarse cuando ella se lo había pedido de manera tan dolorosamente desesperada?“Todo hombre comete, aunque sea una sola, locuras por una mujer”Aquella frase casi le hizo mostrar una desapercibida sonrisa de ironía, siempre había considerado que su padre no era una persona sensata, siempre dominado por tontos sentimentalismos al igual que la mujer a la que se consideraba una madre, todos eran iguales en ese aspecto…y ahora mismo el tambien lo era.Estaba viajando para u
Aquel solitario café era tal cual lo recordaba de sus tiempos de estudiante. Apenas con un alma alrededor a esas horas, y que solía atiborrarse de estudiantes hambrientos en las horas de descanso. Esperaba a aquella chica de sus sueños, la misma que le había pedido encarecidamente el ayudarle con alguna cuestión que le era ya completamente desconocida y que le hacía preguntarse que era lo que estaba haciendo allí. Elric Harrison era un hombre serio, bastante apuesto en sus 1.80 de piel morena clara y unos impresionantes ojos verdes que resaltaban aún más debido a su cabello negro. Las meseras del lugar cuchicheaban entre si, mirándolo sin ningún recato alguno, cosa que, cómo siempre, lograba incomodarlo. Elric se consideraba un hombre apuesto, lo era en realidad, pero aquello no podía importarle menos. Era de carácter frío, analítico en exceso y con sus prioridades siempre en primer lugar. Sin embargo, no podía evitar dejar todo de lado por Rhaena, su amiga de infancia y la primer
La luz del amanecer les molestaba un poco a sus ojos cansados; era lógico, no había dormido más que un par de horas en un motel de paso antes de llegar a su destino, sin embargo, finalmente llegaba a Aquel lugar; había decidido tomar la carretera y no un avión porque necesitaba algo de tiempo para analizar la situación y terminar de asimilar lo que estaba ocurriendo. Todo lo que habia hablado con Rhaena, le habia provocado trementa jaqueca y ahora mismo tenia que acudir a una junta importante antes de ver que era lo que haria con esa chica que sabia bien como meterse en problemas. Aun no podia creer que se habia casado por contrato, y de alguna manera habia terminado enredada con ese hombre al grado de estar esperando a un hijo de este, Anthony Crawford, el importante heredero, ahora le parecia una persona demasiado despreciable. La ciudad parecía casi desierta a esas horas de la mañana; era de esperarse, aquel lugar solía ser una ciudad muy viva pero solo de noche, por ello no gusta
– Esta casi hecho, aunque sigo pensando en que esto es una completa locura, cuando ella muera, y solo para que te des por enterada, tendremos que ser tú y yo quienes asumamos la custodia de esa niña – respondió con frialdad Elric. – Eso ya lo suponía, pero, ¿Cómo haremos con ello? No somos ni seremos nunca una pareja, diablos, ni siquiera me agradas – respondió la mujer con demasiada sinceridad. Elric casi quiso reír ante esa estúpida interrogante. – Tendremos que fingir obviamente, mi mentora ha conseguido que esta tontería sea posible, aunque lógicamente rayando casi en lo ilegal, así que por mínimo deveras soportarme un tiempo hasta que la niña pueda valerse ella sola, además, solo será para ir a sacarla del internado que Young eligió para ella – dijo Elric saliendo de su Maseratti A6 GCS Berlinetta. La mujer no le respondió durante un momento como si estuviese repensando las cosas. – Esta bien, envíame los detalles a mi correo y cuando debo presentarme a firmar, supongo que l
El sonido de la vibración de su celular, distrajo sus pensamientos. Era ella, su amada Rhaena, su única debilidad y lo único que quería tener consigo para siempre. Mirando la pantalla, leía con una ansiedad no demostrada, cada palabra escrita por ella. “Me encuentro bien, perdona por tardar en responderte, estuve ocupada buscando un nuevo trabajo, no te preocupes, lo he encontrado, no es necesario que me dejes dinero, no quiero molestarte y no lo necesito, gracias por todo Elric” Sus ojos de lluvia releyeron ese mensaje un par de veces más, en verdad, odiaba que fuese tan terca, su situación no era la mejor, aun cuando tenía una cuantiosa suma de dinero en su cuenta debido a ese absurdo acuerdo matrimonial, lo mejor para ella era no tocar nada de ese dinero para que aquello no terminara afectándola, además, estaba sola, embarazada, despreciada por su madre y escapando del acoso de Alexia D´Angelis quien no tendría ningún reparo en destruirla por haber tomado a su prometido, sin emba