No tengo tiempo para estas estupideces Sara — Ella sin embargo, ponía empeño, pero Carlisle no podía concentrarse en otra cosa que no sea el ruido de unas voces que discutían en la sala de espera. ¡Me importa poco que él este ocupado, quiero verlo, y voy a pasar ahora! — dijo una voz demasiada ofuscada mientras abría la puerta y quedaba de piedra. — Vaya¡Perdón la interrupción, de tan ardua jornada de trabajo! Eleanor — dijo Carlisle empujando a Sara, quien protestó, por el brusco movimiento. ¿Qué, acaso no te enseñaron a tocar la puerta? — dijo esta acomodándose el vestido. Eleanor tenía un pelotón de lágrimas a punto de asaltar su rostro, cuando miró a su esposo, tratando de limpiarse el color rubio que esa mujer le había dejado en sus labios. Luego lanzó una furibunda mirada a Sara. ¿Y a ti no te enseñaron a ser menos zorra? — espetó con furia. No quería volver su mirada hacia Carlisle. Eleanor… déjame que te explique… — solo dijo. Ella levantó la mano, imponiendo silencio, y
Eleanor salió de la oficina de Carlisle, y sin decir nada a su amiga, se metió dentro del ascensor. Farrah la miraba tratando de averiguar que habia pasado en esa oficina. Habia visto salir a una ofuscada Sara Matthew, revoleando el abrigo de piel y meterse en el ascensor para oírla gritar de rabia, pero eso solo le habia dado a entender que su amiga y cuñada, habia salido ganadora entre el reto de esas dos. Después espero para ver salir a Eleanor, enseguida, pero espero diez minutos, quince… la secretaria le ofreció un café y ella par matar el tiempo lo acepto. Cuando salió Eleanor miro el reloj… mas de una hora, y se pregunto que podría haber estado haciendo mas de una hora encerrada allí dentro. Miro nuevamente a su amiga que se acomodaba el cabello, y se retocaba el labial. Abrió los ojos sorprendida, y le dio un golpe en el brazo¿Por qué me golpeas? — le pregunto, mirándola como si Farrah hubiera perdido la razón.Eres… eres… una… — Eleanor bajo la mirada y guardo el lápiz labia
Estaba frente a su antiguo amor. Habia fantaseado por meses, el momento que estaba viviendo, pero nunca se imagino que tenerlo tan cerca, no significara nada. No tenía ni el más mínimo atisbo de exaltación que solía causarle la presencia de Kalem Green. Se alegraba de verlo, pero no con la misma intensidad que antes… se alegraba de verlo como un amigo, pero nada más.¿Cómo estas? — dijo casi de cortesía¿Cómo quieres que esté? — dijo él y sus ojos se aguaron. Eleanor se sintió tremendamente culpable — estos meses, han sido un infierno… sin ti, no es vida la que llevo… — Eleanor lo miró anonadada, y recordó lo que Carlisle le comentara sobre las infidelidades de Kalem y se sintió tremendamente estúpida al sentirse culpable por alguien que no merecía su pena.No exageres… — dijo indolente. Kalem abrió los ojos sorprendido¿Lo dudas? — ella no respondió — Veo que si. Al menos, por como estás, tu la pasas mejor que yo — ella se ruborizó — ¿Cómo te trata la vida de casada?No creo que sea
No lo digo — dijo dejando el vaso — solo digo, que me es indiferente… para vicios prefiero el cigarrillo…Y las mujeres — dijo él sonriendo con picardíaBueno, eso ya no es algo de lo que abuso, amigo.¿Cómo esta Eleanor?Bien… te envía saludos y le agradece la invitación a Mildred, pero no puede ir…. De hecho, las compras las esta haciendo hoy, y con mi amiga Farrah.Ah…Mildred se pondrá triste… quería compartir una tarde con esa muchacha, tan divertida…Otra vez será…¿Bueno, será en Navidad no? — Carlisle lo miró sin comprender — Vamos, acaso olvidas que este año te toca la cena de Navidad Carlisle.En verdad lo había olvidado… — dijo encendiendo un cigarrillo y dándole una pitada.¿Lo harás en algún salón como el año pasado?No… — dijo sonriendo — Eleanor redecoró la casa, y puedo decir que está en condiciones de ser presentada en sociedad… la casa claro, esa rubia siempre está en condiciones de ser presentada¿Cuándo te casas? — Carlisle sonrió — Te veo tan contento… ¿se puede de
Estaba solo. Pensaba que ahora, su más terrible miedo se convertía en realidad. Estaba en una sucia litera, en una celda, en la prisión de . Todos a los que alguna vez le importara, habían desaparecido. Todos los que alguna vez lo quisieron, hoy lo repudiaban. Y no era para menos. El había cometido una estupidez, una estupidez que le costó la libertad, y el desprecio de todos sus amigos. De nada servía ser el tipo más millonario del mundo empresarial. Allí, en esa fría prisión, solo era un número, un reo más, igual que todos, sin ningún privilegio. Su dinero allí no tenía valor. Ya no vestía los trajes más finos, los zapatos más caros. Su cuerpo atlético hoy se resumía a piel y huesos. Ya no tenía esa mirada ardiente y seductora. Sus ojos habían perdido vida, así como su alma se encontraba destrozada. Ya no sabía de horas, días, meses… solo sabía que un día, iba a morir, encerrado e infeliz. Y ese día, esperaba que llegara pronto. Sentado en la cama, contemplaba el pergamino en blanco
Las llamas verdes, afloraron presurosas en la chimenea de la sala, y David Beckett, quien estaba leyendo el diario vespertino tranquilamente en su casa, se sobresalto, al ver la figura de su amigo Carlisle, parado frente a él. Sonrió un instante, pero al ver las condiciones en las que se encontraba el joven, su rostro se puso serio. Carlisle camino unos pasos, y sin poder más, cayó de rodillas en la alfombra, y comenzó a llorar, con desesperación. David se arrodilló frente al joven que tenía las manos tapándose el rostro y lloraba desconsolado. David lo tomó de los hombros y fue cuando Carlisle levantó a cabeza.¿Carlisle… que sucede? — Preguntó David. Carlisle, trató de articular palabra alguna pero no pudo. Después de unos instantes tragó saliva, y susurró.La maté David…. — dijo y ahogó un sollozo — Yo la maté…¿Qué? Carlisle… dime muchacho… explícate mejor porque no te entiendo…Eleanor… Yo le avisé… yo le advertí que iba a hacerlo… — respiraba entrecortado — La maté, la maté…. ¡L
Lo siento…A mi no debes decirme que lo sientes… Guárdate tus disculpas para cuando la veas…David…Porque cuando ella logre decirte qué pasó esta tarde, te aseguro que querrás enterrarte tu mismo.Ya basta por favor — dijo en un tono lastimero — no me hagas sentir peor de lo que ya me siento…DeberíasEs verdad… — lo miró — mis padres estarían decepcionados de mi… y yo les daría la razón…Carlisle, Carlisle …— dijo tomándolo de los hombros — debes entender que lo que hiciste esta noche, no tiene excusa… levantarle la mano a una mujer, independientemente del hecho que lo mereciera o no… es algo imperdonable… es una mujer indefensa… a pesar de que ella es una mujer extraordinaria y que podría hacerte morder el polvo en dos segundos… Ella estaba en inferioridad de condiciones que tu… Y tu aprovechaste ese poder físico que tienes para imponerte a ella de la peor manera… de la mas vil y cruel…¡Lo se! Se que no tengo excusa, que no tengo perdón, pero… ¡no pude controlarme! Yo… se que mis
Por todos los lugares de su empresa que caminaba, tratando de salir de aquel asfixiante edificio, sentía que alguien lo llamaba, o lo saludaba. Estaba tan aturdido que no sabía si lo nombraban para una o la otra… no le importaba, después de todo, él se había hecho de una reputación, que cualquiera que lo conociera y viera su cara sabría que no estaba pasando un buen momento, y el no responderles, era una buena señal, al menos para las ocasionales victimas. Lo único que quería era salir de allí y perderse en el mundo. Ser anónimo, poder respirar otra vez. Tomó el elevador privado. Nunca lo hacía, pero ese momento agradeció la idea de tenerlo. No podría soportar el descenso, si se encontrara atrapado en uno de esos con alguien más. La mayoría de las personas que trabajaba en su empresa, eran cordiales y amables, y aunque él era extremadamente callado, siempre había alguno que quería sacarle conversación, ya sea cuando llegaba a trabajar o al final de la jornada. Hoy, en ese momento no a