La larga carretera que ya los recibía se apreciaba casi vacía a esas horas de las madrugada, la oscuridad lo cubría todo a su paso y los nubarrones de lluvia que se divisaban a lo lejos presagiaban una gran tormenta, mirando por el espejo retrovisor miraba la ciudad quedarse cada vez más atrás, Andrew Miller se preguntaba cómo es que había terminado enredado en tal lio, se consideraba a si mismo como una persona sensata y de pensamiento lógico, aunque en esa situación no estaba siendo ninguna de las cosas, pero, ¿Cómo negarse cuando ella se lo había pedido de manera tan dolorosamente desesperada?“Todo hombre comete, aunque sea una sola, locuras por una mujer”Aquella frase casi le hizo mostrar una desapercibida sonrisa de ironía, siempre había considerado que su padre no era una persona sensata, siempre dominado por tontos sentimentalismos al igual que la mujer a la que se consideraba una madre y su estúpido medio hermano menor, todos eran iguales en ese aspecto…y ahora mismo el tamb
La luz del amanecer les molestaba un poco a sus ojos cansados; era lógico, no había dormido mas que un par de horas en un motel de paso antes de llegar a su destino, sin embargo, finalmente llegaba a California; había decidido tomar la carretera y no un avión porque necesitaba algo de tiempo para analizar la situación y terminar de asimilar lo que estaba ocurriendo.La ciudad parecía casi desierta a esas horas de la mañana; era de esperarse, California solía ser una ciudad muy viva pero solo de noche, por ello no gustaba demasiado; demasiado ruido para su gusto y demasiados ebrios para tolerarse, era como estar en una noche eterna de fiesta y para alguien como el, eso era bastante tedioso; para nadie era un secreto que Andrew Miller no era un hombre de juergas, fiestas o excesos, por eso era que muchas personas, entre ellas su estúpido medio hermano menor, le consideraban un “tipo” aburrido; solo Aura siempre lo había encontrado extrañamente divertido y fascinante.Toda la noche habí
Las juntas matutinas siempre eran tediosas, por ello, solía evitarlas tanto como le era posible hacerlo. Le fastidiaba escuchar casi los mismos absurdos pendientes que cada lunes se repasaban, aun así, se mantenía atento y daba siempre sus atinados comentarios sobre los diferentes casos. Todos solían escucharlo con atención, por supuesto, era una persona muy lógica e inteligente, por ello, es que siendo tan joven como era, había sido capaz de abrir su propio bufete sin ayuda de su poderoso padre. Andrew Miller era el hijo mayor y heredero del poderoso magnate multimillonario Jacob Miller, sin embargo, jamás alarde de ello, mas bien, despreciaba que se le reconociera como el hijo y heredero de este. Buscaba siempre sobresalir por si mismo, muy por el contrario de su estúpido hermano menor, quien no desaprovechaba ninguna ocasión para presentarse ante el mundo como un Miller.La junta había terminado, y el apuesto pelinegro se hallaba en solitario dentro de su oficina. Revisaba su celul
Separándose de él, Aura no supo cómo se sintió en ese momento. Había sido besada por Andrew, y ella, no se había resistido, aunque no entendía muy bien el porqué. Quizás, era porque no quería seguir pensando en aquel rubio al que amo…y al que aun amaba, quizás, era porque quería seguir adelante como Cedrick había hecho. Mirándolo a los ojos, se levanto de puntitas y volvió a besarlo, Andrew siempre había sido mucho mas alto que el, y siempre había sido esa figura protectora a la cual acudía cuando algo iba a mal, había sido de esa manera desde que solo eran unos niños…por ello es que se sintió realmente miserable al dibujar el rostro del rubio en su mente mientras besaba al pelinegro.– No tienes que fingir Aura, se que aun piensas en el – dijo Andrew logrando sorprenderla. Por supuesto, Andrew no era ningún ingenuo, de hecho, era el hombre mas astuto e inteligente que conocía, siempre iba tres pasos delante de cualquiera en el mundo.– No, no sé qué…Andrew poso uno de sus dedos sobr
Detestaba que lo hicieran esperar, en realidad, la impuntualidad en las personas era de las cosas que mas despreciaba en cualquiera. Mirando el reloj, contaba ya diez minutos de retraso de parte de su “clienta”, y, siendo el ocupado hombre que era, no la esperaría mucho más.Había tomado un vuelo a Nueva York a donde había arribado horas atrás para llegar a tiempo y cumplir con ese tedioso compromiso. Nuevamente se preguntaba, ¿Por qué razón había tomado el caso? Era casi imposible de lograrse. Emily Young, esa mujer era todo un caso, lo reconocía, la ex novia de su estúpido hermano menor y la mujer por la cual, Stephen había abandonado a Aura, estaba muriendo de un agresivo cáncer, por el cual, ya había sido desahuciada, sin embargo, se había encariñado de una pequeña que, al igual que ella, estaba sufriendo por la enfermedad, una leucemia que había entrado en retroceso y de la cual se estaba recuperando satisfactoriamente. Por alguna razón que su mente lógica no terminaba de compren