El empresario estaba llegando a la casa de sus padres de visita, cuando antes de siquiera acabar de cruzar la puerta principal y se vio abordado por su intensa madre.
—No pensé que vendrías hoy Eryildiz —dijo emocionada su madre.
—Solo ah pasado un día desde que vine, no exageres madre —dijo el hombre rodando los ojos.
—Es que justo estaba hablando con una amiga, ella tiene una hija hermosa, y justo iba a llamarte para decirte que mañana cenaremos con ella para que la conozcas, será aquí en la casa —ye se estaba arrepintiendo de ir a visitar a sus padres, ya que siempre era la misma historia.
—Espero que sea por temas de negocios la cena, sino la declianre, porque no me interesa nada más que eso, y lo sabes madre —dijo tratando de no faltarle el respeto a su madre.
—Como hijo mayor debiste ser el primero en casarte, pero te deje ser el último porque te queiro y quise darte la libertad que querías y que según tu necesitabas, pero ya no Eryildiz —dijo su madre enfadada, pero con éste hombre esas manipulaciones no funcionaban, al haber quedado soltero hasta lo último lo había visto todo, el como condeno a uno de sus hermanos, el que más unido a él es a una vida de miseria con una mujer que no amaba, y él mismo no se veía de esa manera, jamás, aunque perdiera el cariño de su madre.
—Ya hablamos mil veces, la encontraré yo mismo, y cuando lo haga serás la primera en saberlo.
—Y mientras te tomas todo el tiempo del mundo Eryildiz, eso no lo permitiré —dijo la mujer levantando la voz.
—Haz lo que quieras, sabes que no puedes obligarme, y yo no soy ninguno de mis hermanos para caer en tus juegos —dijo pasando de ella.
—Irás, porque ya confirme la cena y esta todo listo, no me dejaras en ridículo —gritó a su espalda la madre.
Por otro lado Amy se encontraba llegando a su edificio, se había tomado un tiempo para recorrer un poco los alrededores de su trabajo y departamento para conocer más y tener una idea sobre lo que había.
—No puedo creer que haya una mujer tan vulgar viviendo ahora en éste edificio tan decente —escucho a su espalda Amy cuando iba entrando pero decidió ignorar, por el bien de la mujer.
—Deberías ser más educada señorita, ella no está molestando a nadie y tiene todo el derecho de vivir en el edificio, nada lo prohíbe —escucho Amy que la recepcionista decía desde su lugar, haciéndola mirar inmediatamente hacia allí.
—Yo en mi departamento y usted en el suyo —decidió completar Amy a lo que dijo la recepcionista.
—Deberían poner leyes que prohíban a los occidentales invadirnos de esa manera —dijo la mujer que había agredido en un comienzo a Amy.
—Pero no las hay, así que se aguanta —respondió Amy burlona haciendo que le atrevida mujer acabara de salir del edificio.
—Espero no tengas problemas con todos los que viven en el edificio, eso sería malo —dijo la recepcionista con una mueca a Amy una vez la mujer se había ido.
—Mi intención no es incomodar a nadie, pero ellos me miran mal y no me puedo dejar pisotear —dijo Amy acercándose a la recepción.
—Solo es un choque de culturas, ellas se sienten amenazadas por una mujer tan bella, pero se les pasará cuando vean que no tienes interés en andas provocando a sus maridos —le explicó cordialmente la recepcionista que era una hermosa mujer árabe, pero moderna.
—¿Enserio crees que en algún momento dejaran de verme y tratarme mal? —preguntó algo insegura la Americana a la recepcionista.
—Espero, porque al dueño del edificio no le gusta que traten mal a otros, podrían correrlas de aquí por tratarte mal —explicó la recepcionista.
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Amy se había quedado la noche anterior conversando bastante con la recepcionista, ya era tarde cuando se fue a dormir, pero se levantó a la mañana muy temprano, con suficiente tiempo para no tener apuros.
Ayer su jefe le había avisado que hoy tendría una junta con un príncipe y que que debía estar presente, por eso se quiso asegurar de llegar un poco antes de su hora de trabajo.
Apenas llego a la empresa; la recepcionista le aviso que el príncipe ya estaba con él empresario que también es príncipe, y que ambos la estaban esperando en la sala de juntas, así que sin esperar más salió de prisa hasta el penúltimo piso del edificio.
Ni bien llego al piso, vio la puerta de la sala de juntas abierta, seguramente esperaba por ella.
—Buenos días —saludo entrando.
—Buenos días —saludo el empresario a la Americana, que a pesar de hoy haberse vestido nuevamente con un pantalón y una blusa sin escote; había dejado al empresario babeando por su belleza y escultural cuerpo. Para mala suerte del empresario, el príncipe que fue a hacer negocios con él también noto la belleza de Amy, ya que también fue deslumbrado por ella, tal vez Eryildiz ahora tendría un contrincante para conquistar a la Americana— Él es el príncipe Ayvas Zorlu —presentó al príncipe a su lado a Amy una vez salió de su ensoñación el empresario.
—Es un placer, yo soy Amy Crawford, secretaria del señor Demir —se presentó cordial pero formalmente Amy.
—Créeme que el placer es todo mio —dijo con una sonrisa coqueta el príncipe Ayvas, haciendo que Eryildiz notara que también había quedado embelesado por su secretaria.
—Comencemos la reunión ya que Amy llego —trató de quitar la mirada que el príncipe tenía sobre Amy el empresario, ya que no le gusto para nada el interés que demostró en la mujer que lo traía interesado.
—Claro, a mi me interesa mucha asociarse con sus empresas, especialmente porque se trata de una aerolínea, y como sabe yo tengo una cadena de hoteles, que obviamente no se asemeja al capital que usted tiene, pero me gustaría que me ayudara a crecer como lo ah hecho con todos sus socios, después de todo es el príncipe árabe más rico, así que tiene la más grande influencia, capaz de hacer crecer a cualquier empresa que este comenzando —se notaba en las palabras de Ayvas que admiraba mucho a Eryildiz, después de todo es un ejemplo a seguir, nadie tan joven empezó un imperio que prospero tan rápido y tan alto, de manera que lo dejo como el hombre más rico de toda Arabia, sin contar otros lugares.
Mientras los príncipes llegarán a un acuerdo de la asociación, Amy tomaba notas, y prestaba suma atención a lo que hablaban, pero en ningún momento las leves miradas que el príncipe le daba, cosa que el empresario si hizo, despertando una furia en él, porque a pesar de que Amy era solo su secretaria, él estaba dispuesto a empezar una guerra con Ayvas por ella. En ese momento estaba comenzando una guerra entre príncipes árabes por la Americana de mirada diferente.
Una vez que Eryildiz envío a Ayvas con una empleada para que recorriera la empresa, él se quedo junto a Amy arreglando los documentos que serian necesarios para la asociación, pero también lo que quiso fue sacar de allí al otro príncipe que tanto miraba a su secretaria, así que tomando en cuenta que ahora tenía competencia, pensó que tendría que tomar ventaja.
—Mi madre organizo una cena para esta noche en la mansión de la familia, es con la hija de un empresario automotriz, da la casualidad que se dedica a lo mismo que el príncipe Ayvas, a lo que voy es que estará mi padre también, y será una cena de negocios, así que tendrá que ir conmigo —Eryildiz cambio algunas cosas del porque sería la cena, pero eso no tendría porque saber Amy, llegado el caso de que su madre diga el verdadero motivo se haría el sorprendido.
—¿De verdad cree que tenga que ir a esa cena en su casa?, me parece fuera de lugar —dijo algo titubeante Amy, ella había investigado muy bien a la familia Demir, y sabía perfectamente que la señora Zemzem Demir; era muy rigurosa con las leyes islámicas, seguro no estaría nada contenta de recibir a una occidental en su casa.
—La verdad si lo creo, usted como mi asistente debe estar en cada reunión de negocios que haya tanto dentro o fuera de la empresa —dijo seguro Eryildiz, deseando en su interior que su secretaria aceptara.
—Nose tal vez... —ella iba a rechazar la idea de su jefe, pero Eryildiz vio su intención y no le permitió hacerlo, después de todo podría usar el que ella quiera conservar su trabajo para que saliera con él, no era la manera que quería pero ahora que había otro príncipe interesado en ella no podía dejar que le ganarán a esa hermosa mujer.
—No se diga más, pasaré por usted a las nueve, me gustaría llegar algo tarde, no soy muy unido a mi madre y me gustaría estar el menos tiempo posible con ella —en todo el rato que ambos estuvieron hablando era la primera vez él le hablaba con la verdad, porque no había verdad más grande que todos los hijos de Zemzem Demir apenas la trataban por obligación, ya que arruino la vida de uno de ellos, obligándonos a casarse con una mujer árabe cuando estaba enamorado de un chico canadiense.
—Bien, lo estaré esperando puntual señor —se resigno a aceptar Amy, esperaba que fuera una noche tranquila y una simple cena de negocios, pero estaba equivocada, de simple no tenia nada, y de negocios menos.
Eryildiz estaba feliz de poder llevar a Amy con él a esa cena, por una parte quería llevarla para enojar y poner un freno a su madre, que ella se diera cuenta que él elegiría la mujer que quisiera, aunque no fuera una islámica, y después para presumir a esa hermosa mujer que lo tenía maravillado, ya que ella podría ser su futura esposa, y como él le había asegurado a su madre, apenas la tuviera ella lo sabría y la vería, aunque nunca aseguro que seria de su agrado el empresario.
Amy ya estaba en la recepción esperando que su jefe pasara por ella, se encontraba bastante nerviosa, no quería ser atacada, porque no podría defenderse de la madre de su jefe, no quería arriesgarse a perder su trabajo, esa era lo último que quería.
A las nueve en punto vio llegar un hermoso y carisimo auto, que se estacionó frente al su edificio, era un auto digno de admirar, pero jamás podría permitirse uno de esos, mientras que seguro su jefe tendría más mejores que ese.
Eryildiz se bajo para abrirla la puerta del copiloto como todo un caballero, uno que sonrió arrogante cuando vio que Amy había quedado algo embelesada cuando lo vio fuera de su traje de trabajo, porque a pesar de ser un príncipe árabe, Eryildiz vestía ropa occidental, algo que su madre siempre rechazo pero que él siempre ignoró.
—No se preocupe, yo la protegeré si algo sucede —le dijo el empresario cuando Amy salio de su ensoñación y se dirigió a subir al auto.
—¿Qué podría pasar en una cena de negocios? —preguntó confundida Amy para sí misma, estaba segura que los Demir no mordian, a no ser que posible socia si.
El empresario condujo su lujoso auto hasta la mansión más grande y costosa de toda Arabia, lugar que dejo a la Americana sin palabras, ya que jamás había visto un lugar tan fino.
—Te ayudo —el príncipe como todo caballero rodeó el auto pata abrir la pierna y ayudar a bajar a joven, la dirigió hacia la pierna principal que fue abierta por el mayordomo.
Cuando la señora Demir vio que su hijo venía de la mano con una occidental casi recibe un infarto, principalmente porque junto a ella ya se encontraba su posible futura esposa, y ahora con que cara le explicaría a tan distinguida joven el porque su hijo llegó con esa indeseable mujer, esta vez su hijo se había pasado de la ralla.
—Buenas noches —dijo con una sonrisa el príncipe, misma que fue devuelta únicamente por su padre, ya que su madre tenía una molestia muy grande y la joven presente estaba de manera neutral.
—¿Quién es ella y qué hace en mi casa Eryildiz? —preguntó de mala manera y mirando despectivamente a Amy, haciéndola sentir incomoda y ni deseada en aquel lugar.
—Ella es Amy Crawford, es mi asistente y me acompaña a todas las cenas de negocios madre —dijo con fingida seriedad el empresario, porque en verdad quería reírse del momento que estaba haceindo pasar a su pesada madre, se había puesto muy contento de lograr su cometido.
—Es una cena familiar, no de negocios Eryildiz —dijo apretando los dientes Zemzem, haciendo que Amy intentara soltar la mano de su jefe para retirarse, pero él no le permitió y sujeto su mano con más firmeza para que no pudiera soltarse.
—Tal vez lo mejor es que me va... —iba a hablar Amy ya que ambiente estaba muy tenso e incómodo.
—Bienvenida Amy, yo soy Kotuz Demir, padre de Eryildiz, porque no vamos pasando pasando comedor —la manera en que la trato el señor Demir hizo sentir algo mejor frente a la mirada furiosa que estaba recibiendo de la madre de su jefe.
La señora Zemzem estaba más que furiosa por la actitud de su marido, ya que desde que la joven que era una actual candidata como su nuera el señor Kotuz en ningún momento entabló conversación con ella y menos la trató tan bien, y ahora llegaba una occidental y el le daba la bienvenida a su sagrada casa, de todas maneras esa actitud de su marido no le sorprendió del todo; ya que siempre tuvo cierto favoritismo por su hijo mayor, y siempre lo "defendió" de ella.
—Me has caído bien Amy, siéntate junto a mí, a mi izquierda —una vez que llegaron al comedor el señor Demir quería cerca a la joven que su hijo había traído a casa, ya que noto la mirada que él tenía sobre ella, lo que le daba a entender que era importante para él, entonces la recibiría bien.
A la señora Zemzem no le gusto para nada que todos se fueran al comedor y siquiera repararan en la joven que había traído, así que algo incomoda guió a su invitada junto con ella a sentarse en la mesa, y ahí es donde se encargaría de hacerle la vida imposible a Amy hasta que se fuera de al lado de su hijo, ya que el lugar junto a Eryildiz que estaba ocupado ella debía estar la joven egipcia que había venido desde tan lejos para conocerlo.
—Hijo, ella es Bayan Hanbiken y vino desde Egipto para conocerte —dijo presentando a la joven en la que su hijo siquiera volteo a ver desde que había llegado, cosa que por dentro la había hecho enojar, ya que llevaba enamorada de él desde hacía cuatro años, y cuando por fin tuvo una oportunidad utilizando a su madre se aparece una extranjera en su camino, pero debía fingir frente a la familia, ya más adelante se encargaría de sacarla del medio si resultaba ser una competencia.
Cuando por primera vez Eryildiz de manera simple puso su vista en la joven, la reconoció, si mal no recordaba la conocía de antes, ya que sus padres eran socios, y a ella la había llevado algunas veces a la empresa de su familia.
—Te recuerdo, ¿te has operado?, recuerdo que eras fea —dijo de manera despectiva Eryildiz haciendo a su madre abrir los ojos sorprendida, a su padre soltar una carcajada, a Amy poner una cara de asombro y la Bayan quedarse pálida.
—No puedo creer que hayas dicho esa sandez —dijo ofendida su madre aún asombrada.
—Sandez es que tú y ella hayan hecho esta absurda cena para que se case conmigo, cuando claramente dije que solo me reuniría con ella en una cena de negocios, por eso vino Amy, es más, ambas deberían disculparse con ella por hacerla venir en vano —ambas mujeres islámicas quedaron mirando al príncipes con una mezcla de asombro y ofensa, mientras que la Americana quería que le tratara la tierra, porque aunque su jefe la estaba defendiendo de una manera que le gusto, solo estaba logrando que su madre la odiara más, y seguro podría hacerle la vida imposible en un futuro no muy lejano.
—Esa no fue nunca la intención —trató de hablar de manera dulce Bayan, pero eso solo provocó repulsión en Eryildiz.
—No te hagas la inocente, no eres la primera en tratar de agarrarme usando a mi desesperada madre, así que diría que estas demás —dijo Eryildiz mostrando que esa mujer lo ponía de mal humor, claramente no era para nada de su agrado.
—Demás esta tu secretaria aquí en esta cena familiar —dijo la señora Zemzem tratando de comenzar a hacerle la guerra Amy, lo que no sabía es que ella se estaba conteniendo, porque si se ponía seguirla la pelea, la pobre mujer quedaría en la ruina, no sabía con quién se metió.
—No es una cena familiar, no lo fue desde el primer momento que la trajiste a ella, ya que no tiene nada que hacer acá, porque si vino por mi, puede irse por donde vino —cada vez estabas más enojado y fuera de control el empresario, era un don que tenía su madre de ponerlo inmediatamente de esa manera con su sola presencia.
—Yo no quiero incomodar, puedo irme —le dijo a lo bajo Amy, ya que estaba muy incomoda por la mirada de la mujer a la ahora se le había unido la mirada de la joven sentada frente a ella.
Para la sorpresa nuevamente de todos los presentes en la mesa, el señor Kotuz no permitió que ella se fuera, lo que hizo nuevamente enfadar a la señora Zemzem ya que nadie le prestaba atención a Bayan.
—Bayan es la hija de un socio de Kotuz, tiene muy buenos estudios y modales, además de que es una mujer islámica —trató de cambiar la atención de todos hacia la mujer sentada junto a ella la señora Zemzem.
—Bien por ella —dijo burlón Eryildiz haciendo reír a su padre, ambos se ganaron una mala mirada de la señora Zemzem.
—Admiro mucho Flyadeal, me gustaría que la empresa de mi padre que pronto heredare pueda llagar tan alto —Bayan trato de sacarle tema a Eryildiz, ya que para ella humillante la manera en que la estaban tratando todos en la mesa, menos la señora Zemzem por supuesto.
—Tal vez si pusiera el empeño que pone en buscar marido rico en la empresa llegaría alto —dijo divertido Eryildiz haciendo que su padre y Amy lucharan por soltar una risa, al empresario le gusto que la Americana se divirtiera al final de todo en la cena.
—Pero con alguna mujer tendrás que casarte —Bayan soltó esas palabras sin pensar y luego se arrepintió, porque conociendo a Eryildiz no podía lucir desesperada.
—Ya tengo a la mujer, y no eres tu —dijo Eryildiz, ganándose una mirada de sorpresa de su padre y una confundida de su madre y Amy, mientras que Bayan por dentro estaba furiosa pero por fuera trataba de lucir neutral.
—Espero que no sea una occidental, ¿de donde eres Amy? —obviamente el comentario de la señora Zemzem estaba en contra de ella, lo quería soltar como una advertencia a la extranjera.
—Soy Estadounidense —dijo tratando de sonar firme ante la madre de su jefe Amy, ya que esa mujer era como sabueso, si olía el miedo se la podría comer.
—Gran país —dijo sonriendo el señor Kotuz.
—Pero lo opuesto a nuestra cultura, un mundo diferente —lo contradijo su esposa.
—La cultura si es diferente, pero el mundo de los americanos sabes que me llama demasiado la atención —intervino Eryildiz para que dejara de tirar indirectas su madre.
La cena se llevó en completo silencio luego de la tan incomoda charla para todos, apenas acabaron Amy quiso retirarse, por obvias razones no quería estar más ni un segundo en aquel lugar, cosa que Eryildiz y su padre entendieron. Lo que el príncipe no se esperaba era recibir un montón de reclamos de su secretaria apenas atravesarán la puerta principal.
—Debí retirarme desde el primer instante —dijo furiosa dirigiéndose al auto sin esperar a su jefe.
—Todo... —la Americana no dejo hablar al árabe porque estaba furiosa, debió morderse la lengua para no agredir a su madre desde que llegaron.
—Me quedo en claro que me trajo a base de mentiras, y también el porque quería tanto que viniera a la supuesta cena de negocios, que de negocios nada tenía —hablaba alto la muy enojada mujer.
Al final Amy no quiso que la llevara y tomó un taxi fuera de la mansión, dejando al príncipe bastante asombrado de todo lo que había dicho la mujer de mirada diferente, y a pesar de que ninguna mujer le había hablado antes de esa manera; ahora lo atraía más aún la Americana que es su secretaria.
Desde lo que ocurrió en la mansión Demir, su jefe estaba tratándola de manera diferente y poco certez, cuando en realidad era ella quien debería estar ofendida por lo que él hizo.—Hoy otra vez nos reuniremos con el príncipe Ayvas Zorlu —le recordó por quinta vez en dos horas.—No se preocupe, no se me olvida, ahí estaré sin falta —trató de sonar seria cuando en realidad quería quería insultarlo, pero debía contenerse, ya que tenía que cuidar ese trabajo a pesar de todo.Se adelanto a la sala de juntas, para que estuviera tranquilo que no faltaría a dicha reunión.No tardaron más de dos minutos en entrar por la puerta ambos príncipes, el príncipe Eryildiz Demir y el príncipe Ayvas Zorlu, ambos de imponente e intimidante figura.—Buenos días —saludo cortezmente a Ayvas.Ayvas al verla tan hermosa y radiante como la primera y última vez que había visto en su anterior junta con Eryildiz, decidió que esta vez la invitaría a salir.Eryildiz al se
Amy ni quería creer lo que había oído, con eso todo su futuro y planes se arruinaban.No quiso seguir escuchando más así que colgó y volvió a su mesa aun más nerviosa de como se fue, por eso decidió que lo mejor era irse porque ya no sería buena compañía, si sus preguntas inocente la pusieron mal si seguía preguntando y más con la llamada que había recibido se desmoronaria frente al príncipe y no quería demostrarle semejante signo de debilidad.Ayvas estaba aun más confundido que cuando salio de la mesa, volvió aun peor, sabía que algo había sucedido, estaba preocupado pero ella solo quería irse sola, cosa que él no hallaba correcto pero ella era muy persistente.—Prometo que no preguntaré, pero déjame llevarte, no puedes irte así —volvió a insistir.—Enserio, no lo veo necesario —dijo tratando de salir pero él no le permitió.—No demoraré, pago y nos vamos en silencio —mientras el príncipe estaba distraído para pagar la cuenta ella aprovechó para
Amy ya había tenido que apagar su celular porque parecía que explotaría de tanto que la llamaba y enviaba mensajes Eryildiz, y que desde que la señora Demir los encontró besándose ella no había tenido el valor de siquiera volver a renunciar, ya que seguro todo ya sabían lo que pasó y la verían como una trepadora que vino a su país por un príncipe multimillonario.En el poco tiempo que estuvo en la empresa supo que de todo se enteraban todos, y que siempre hablaban y comentaban, y ella no quería escuchar lo que seguramente estaban diciendo de ella, no estaba lista para algo como eso.El que su jefe no dejata de acosarla telefónicamente no ayudaba, solo la ponía más nerviosa e inquieta. Estaba sobrepasada, porque su padre y el mafioso tal vez ya estaba en la ciudad buscándola, y después porque la madre de su jefe la encontró besándolo, ella ya la odiaba, ahora seguro le había declarado la guerra, una en la que no se sentía al mismo nivel ni con ganas de luchar, por otro la
Ya había amanecido, y en la mansión Demir se desarrollarían cosas que cambiaría la vida de todos lo integrantes de aquella familia de cierta forma.Bay estaba pacientemente esperando que su esposo despertara, para nada le molestaba observarlo por un largo tiempo, ya que a sus ojos y al de casi todas las mujeres eran un hombre muy guapo. Tenía un rostro rudo y angelical si eso fuera posible. Cuando se caso con él se sintió la mujer más feliz del mundo, pero todo su mundo se derrumbó cuando calló en la realidad de que el no la amaba ni la amaría.—Perdona por hacerte vivir esta vida miserable —susurró su esposa.Cuando Bay habló; Cansevem comenzó a despertar, él estaba soñando que amaba a su esposa, y que en su vida había felicidad plena.—Buenos días —habló bajo Bay cuando lo vio despertar.—Buenos días, lamento haber llegado en malas condiciones anoche —se disculpó como todo el caballero que era Cansevem.—Sabes que conmigo no pasa nada, te traje
Cansevem temía lo que su esposa había decidido, y temía que fuera por todo lo que le dijo su madre.—No creo que tengas algo que decidir.—Por supuesto que lo tengo —lo contradijo, ya que por tres años lo quería hacer pero nunca tuvo el valor, pero ahora sí.Bay había llorado tanto que se durmió sin decirle a su esposo que lo dejaría. Mientras ella dormía agotada; Cansevem bajó muy enojado encontrándose con su hermano.—¿Está muy mal? —preguntó preocupado Eryildiz.—Nuestra madre se ah pasado, no puedo permitir algo así por más que sea mi madre —Cansevem a pesar de no amar a su esposa la cuidaba, ese era su deber al casarse con ella.Su madre a pesar de haberla elegido para él, le hacía la vida miserable, e incluso la hizo creer poco cosa para él, un Demir. Pero para él, ella algo muy delicado que tenía mucho valor que y él no sabía valorar.—¿Qué esperabas cuando viniste a la mansión y decidiste quedarte? —preguntó su hermano obvio.
Amy estaba asegurándose de llevarse todas sus pertenencias, sin olvidar ninguna que fuera importante para ella, tenía que elegir bien que era lo que le importaba porque debía hacer entrar todo en un total de cuatro maletas. Tomaría un viaje sin regreso a Arabia Saudita, donde al llegar olvidaría todo lo que la acecha en su país, y se dedicaría a ella completamente, logrando muchas objetivos que tiene en mente desde hace tiempo.Quería comenzar una nueva vida para poder superar todo el tormento que vivió en su país natal, y donde creyó que tendría una buena vida, pero fue así, y ahora esta obligada a irse, obligada porque en realidad se va por un motivo que no es el que ella querría.Amy es muy inteligente, pero eso nadie le valora al quedar encantados con su belleza tan exótica, belleza que le ah traído problemas con hombres peligrosos, por eso debía abandonar el país.Con solo recordar el como su padre la vendió a un mafioso Ruso a cambio de saldar sus deudas en s
Eryildiz había quedado imnotizado por la belleza de Amy, y no podía dejar de mirarla, sentía que no quería desperdiciar ni un segundo de tenerla cerca si apreciarla correctamente, deleitándose la vista con semejante imagen.No es que él estuviera acostumbrado solo a mujeres árabes, porque en realidad sí había tenido algo con americanas como ella, pero jamás se había topado con una mujer que lo deslumbrara de esa manera.Amy no estaba muy diferente a él, también estaba algo deslumbrada por el que seria su jefe, temía no poder parar se observarlo en ningún momento.- Pase por favor. - Dijo él cuando ella llegó a la puerta.Él no recordaba a quien había como su secretaria ni el curriculum que tenía, así que lo revisaría de nuevo, porque a pesar de que era muy hermosa, le daba algo de miedo que fuera una hueca como por lo general son las mujeres que portan tanta belleza. Para su sorpresa era una mujer muy inteligente y muy bien preparada academicamente y profesio