Amy estaba asegurándose de llevarse todas sus pertenencias, sin olvidar ninguna que fuera importante para ella, tenía que elegir bien que era lo que le importaba porque debía hacer entrar todo en un total de cuatro maletas. Tomaría un viaje sin regreso a Arabia Saudita, donde al llegar olvidaría todo lo que la acecha en su país, y se dedicaría a ella completamente, logrando muchas objetivos que tiene en mente desde hace tiempo.
Quería comenzar una nueva vida para poder superar todo el tormento que vivió en su país natal, y donde creyó que tendría una buena vida, pero fue así, y ahora esta obligada a irse, obligada porque en realidad se va por un motivo que no es el que ella querría.
Amy es muy inteligente, pero eso nadie le valora al quedar encantados con su belleza tan exótica, belleza que le ah traído problemas con hombres peligrosos, por eso debía abandonar el país.
Con solo recordar el como su padre la vendió a un mafioso Ruso a cambio de saldar sus deudas en su casino se le revuelve el estómago, y el como Intentó a llevarla a la fuerza con el hombre y que al ella haberse resistido su padre la golpeó hasta creer que estaba muerta y dejarla tirada fuera de un hospital, una vez se recuperó y salió del hospital el ruso estaba listo para llevársela a su lado por la fuerza si era necesario. Ella trató de ir a la policía, pero era un mafioso con mucho poder y que tenía comprada a la ley, así que poco podía hacer, sus denuncias jamás eran tomadas.
En el mundo y lugar donde creció ella pasaba muy seguido que un mafioso se llevara a una chica y no se volviera a saber de ella, ya sea porque un familiar la vende o la da como pago por una deuda, o simplemente la secuestran, pero siempre la policía hace la vista gorda, se tapan los ojos y oídos con el dinero que le paga la mafia. Muchas de ellas tenían finales trágicos.
Al haber escapado de uno de los mafiosos con más poder, estaba en peligro, podrían matarla si no lograban llevarla con él, y ella prefería irse lejos a un lugar completamente extraño, antes que ser capturada y vivir una miserable y tal vez corta vida.
Por un tiempo se mantuvo oculta y sin saber que hacer, incluso perdió las esperanzas de conseguir salir de ese problema, pero cuando ella ya estaba en lo más profundo de ese hoyo, encontró la oportunidad de su vida, una muy lejos, donde empezar de cero, en una empresa de aerolíneas de Arabia Saudita llamada Flyadeal, como secretaria del mismísimo dueño de la empresa, digamos que unos de los cargos más importantes allí dentro. Ella era perfecta para ese cargo, porque antes de que se padre la vendiera, ella trabaja en una aerolínea, había empezado como azafata de vuelo y fue estudiante y ascendiendo con sacrificio hasta que llegó a ser la vicepresidenta en tan solo seis años.
Se graduó graduó y estudio mientras trabajaba con mucho sacrificio, incluso dos de los seis años en los que trabajó fue secretaria del director y dueño de la aerolínea, tenía muy buenas recomendaciones y debido a eso la aceptaron para el cargo sin siquiera tomarle una entrevista. A ella le pagaban muy bien, pero su padre que era un abogado retirado y alcohólico, que tenia una vida desenfrenada, por no decir que tiro todo a la basura porque el alcohol y las apuestas, que para eso le quitaba el dinero a su hija mediante golpes. Ella cambió debido a todo lo que aguantó de su padre por años, desde recibir a amenazas a palizas, sobrio no era tan malo, pero ebrio era peligroso.
Ella sabía lo que conllevaba el irse a una país con una cultura opuesta a la que estaba acostumbrada, o con la cual creció, pero estaba más que dispuesta a obligarse a quedarse allí a pesar de todo lo que suceda. La ayudaría muchísimo el que hable ruso, árabe, inglés y alemán, cosa que había aprendido para desarrollarse mejor en los vuelos que tenia, ya que cuando era azafata le tocaba los vuelos en los que los pasajeros hablaban esos idiomas y a ella le gustaba entenderlos para ofrecerles un mejor servicio, por eso ascendió tan rápido, era una excelente profesional que podía todo de sí misma.
—Ya esta todo lo que quiero llevar, no dejo nada importante —dijo Amy a su amiga Lindsay y su esposo Kenneth, mientras este último tomaba sus maletas para comenzar a bajarlas.
—Ya veras que comenzaras una nueva vida y mucho mejor de la que llevabas aquí —le dijo su amiga, la que la estaba escondiendo junto a su esposo para que no la pudieran encontrar, tanto su padre como el ruso, esa casa era el lugar más seguro donde podía esconderse, y funcionó, su padre no se atrevió a ir y la mafia no sabía dónde buscarla. Su padre sólo era fuerte frente a a hija que se doblegaba, porque jamás se atrevió a nada frente a Kenneth; un agente del FBI.
—Tú y Kenneth son a los únicos que extrañaré de este maldito lugar —dijo Amy.
—A pesar que estaremos en diferentes continentes cuenta conmigo, si necesitas algo y puedo ayudarte no dudes en pedírmelo.
Su amiga junto a su esposo fueron a llevarla personalmente al aeropuerto para que nadie se interponga en su arribo al avión, no querían que nadie arruinara las esperanzas de Amy de una nueva vida. Kenneth la ayudo con sus maletas hasta entregarlas, cuando había llegado el momento de despedirse.
—Lo haces por ti, no lo olvides —le dijo su amiga dándole un último abrazo.
—Pasajeros con destino a Arabia Saudí sin escalas, favor abordar la puerta número ocho para el arribo —se escuchó el aviso por el alto parlante.
Dando una última mirada a las únicas personas que la apoyaron, se dirigió hacia la puerta de embarque correspondiente dejando atrás todas las cosas malas que le sucedieron. Lista y segura entregó sus papeles y fue dirigida a abordar el avión que le llevaría a su nuevo y diferente futuro.
Luego de unas largas catorce horas de viaje ya estaba aterrizando en Arabia Saudita, llegó a las tres y cuarenta de la tarde al aeropuerto, ya en ese lugar se notaba a la legua el choque de culturas, empezando por la vestimenta, las mujeres en su mayoría estaban vestidas con una capa larga negra que se llama abaya y un velo que se llama niqab, a pesar de que ella no vestirá eso allí, se vistió con recaudo, no se la obliga a vestirse como el islam lo ordena, pero puede ser detenida por ir demasiado descubierta. Ella por suerte se había informado muy bien sobre el lugar al que iba, más cuando es tan diferente en leyes y costumbres, quería evitarse ocasionar problemas.
Con ayuda de un muchacho para llevar sus maletas tomó un taxi para dirigirse hacia un departamento que había alquilado con anterioridad.
—Llegamos —aviso el taxista en la inglés una vez estaba frente al edificio.
—Gracias —agradeció cuando bajo del taxi tomando sus maletas con dificultad ya que eran cuatro. Apenas iba a entrar al edificio cuando cuando cruzó con dos mujeres árabes que más miraron y murmuraron desaprovatoriamente.
Cuando decidió viajar sabía que podría ser juzgada, ya que es muy diferente, pero no le fue un impedimento, ella fácilmente podría resistir malos comentarios y malas miradas también, después de todo no seria lo peor del mundo, a no ser que la linchen.
—Buenas tardes, yo alquile un departamento en éste edificio vía internet y avise que hoy vendría —se dirigió Amy a la recepcionista en la entrada, porque éste era un muy buen edificio y seguro que contaba con seguridad y recepcionista las veinticuatro horas.
—Ah si, me avisaron, tu eres la Americana —dijo la muchacha que parecía de su edad.
—Exacto, necesitaría las llaves.
—Bien, aquí están —dijo extendiendo unas llaves en su dirección —es el apartamento novecientos cincuenta y siete, en el noveno piso, en ese piso solo está su departamento, así que el ascensor se abrirá directamente en su sala, para que se abra debe ser autorizado desde el interior del departamento o digitando en el tablero junto al número de piso la clave que está en el llavero que le di junto con las llaves, es el mejor departamento del edificio y espero que le guste, y si desea puede dejar sus maletas y le pido a un encargado que las lleve.
—Perfecto, muchas gracias, pero no es necesario yo las llevaré —subió al ascensor con sus maletas y fue hacia el noveno piso digitando la clave. En un principio pensó rentar algo más humilde, pero tenía el dinero para rentar algo lindo y que le guste por primera vez y ya tenia trabajo aquí, así que decidió darse un gusto.
El departamento no era tan grande como uno imaginaba, una especie de loft con estilo abierto y todo en color blanco, tenía un dormitorio con un baño privado y un gran armario, una cocina bien equipada, un comedor abierto que divide la cocina y la enorme sala, y un baño general, todo con lindos muebles en colores blancos y grises.
—Bueno, a partir de aquí comienza una vida nueva —susurró ella adentrándose en el departamento.
Quería estar lista para cuando tuviera que ir a la empresa, así que dirigió inmediatamente a desempacar y acomodar todo a su gusto, no sin antes llamar a su amiga para comentarle que ya se estaba instalando.
A las seis de la tarde ella tenía que ir a la oficina de su jefe a presentarse y ponerse de acuerdo acuerdo algunos detalles para mañana comenzar a trabajar. Ya que todas las mujeres eran muy recetadas ahí, no quiso arriesgarse a ponerse falda o vestido, opto por un pantalón ajustado negro, con una blusa sin escote color beige y una chaqueta formal blanca encima, y unos tacones formales beige, su pelo castaño se lo dejo suelto en ondas y se maquillo muy discreta.
Trató de ponerse algo que llame lo menos posible la atención.
Lo bueno era que no tenía que tomar ningún tipo de transporte para llegar a su trabajo ya que él edificio quedaba a tan solo una cuadra de allí, eso fue lo que más le interesó de él a ella, después de todo no era bueno andar recorriendo a quien sabe que hora largos trayectos en un lugar tan extraño. No tardó más de diez minutos en llegar al lugar, no había manera de perderse ya que resaltaba mucho en el entorno.
Amy se acercó a la recepción tratando de hablar con la ocupada recepcionista.
—Buenas, me citaron hoy porque yo fui contratada como asistente del señor Eryildiz Demir, tenía que venir a hablar a las seis con él para mañana comenzar mi trabajo.
—Si, tengo esa cita agendada, pero no esperaba que fuera una Americana, de todas maneras el señor Demir esta ocupado y no podrá atenderla —dijo la recepcionista algo a la ofensiva.
Otra vez la estaban juzgando por su apariencia, ¿acaso no la dejarían trabaja o la echarían al verla?.
—Esperaré —dijo Amy dando una forzada so risa a la chica que la juzgó.
Al minuto que Amy había tomado asiento en la recepción recibiendo una mala mirada de la recepcionista, llegó un hombre alto y musculosa, con un portero elegante e intimidante.
—Nos reuniremos en dos días con el príncipe Bay Olca Duran —le venía hablando un abogado al hombre— ¿Está bien para usted?.
—Si, esta bien —dijo pasando de golpe al ver en su recepcion a una chica con la mirada baja, que era muy hermosa, tanto que logro desequilibrarlo como si lo hubieran golpeado, nunca una mujer lo había llamado de esa manera la atención.
Tenía que saber quien era y porque estaba allí esperando aparentemente algo o alguien, así que le preguntó a la recepcionista quién era la chica.
—¿Quién es la señorita?.
—Fue contratada como su asistente señor, la han citado para la seis, pero usted no se encontraba.
—Cierto, lo había olvidado, pero no la hagas esperar más, la veré en mi oficina inmediatamente —dijo el árabe para después dirigirse a su oficina a esperar a esa chica que lo había cautivado. Justo antes de entrar a su oficina le dio una mirada justo cuando ella levantó la vista cruzándose con su mirada, dejándolo sorprendido por enigmática y sorprendente mirada diferente, en ese momento supo que quería cortejarla, nadie en su vida lo había dejado tan maravillado como esa castaña de ojos desiguales. Por su cama jamás había pasado semejante belleza, y aunque él jamás había siquiera coqueteado con una empleada, esta vez rompería las reglas e intentaría algo con su secretaria.
La Americana de igual manera que el empresario, quedó maravillada con el espécimen de hombre que topo su vista, hasta ese momento no había conocido a un hombre que fuera así de atractivo, formal e intimidante. Aunque el choque de sus miradas la sorprendió y la puso nerviosa, ella no podía romper el contacto visual con semejante belleza frente a ella, solo podía pensar que si era su jefe no tendría concentración en ningún momento del día en el trabajo, sino en el espécimen de hombre que es su jefe.
—Señorita Crawford, el jefe la recibirá en su oficina en este momento —llamó su atención la recepcionista haciendo que rompa el contacto visual con el hombre.
Eryildiz había quedado imnotizado por la belleza de Amy, y no podía dejar de mirarla, sentía que no quería desperdiciar ni un segundo de tenerla cerca si apreciarla correctamente, deleitándose la vista con semejante imagen.No es que él estuviera acostumbrado solo a mujeres árabes, porque en realidad sí había tenido algo con americanas como ella, pero jamás se había topado con una mujer que lo deslumbrara de esa manera.Amy no estaba muy diferente a él, también estaba algo deslumbrada por el que seria su jefe, temía no poder parar se observarlo en ningún momento.- Pase por favor. - Dijo él cuando ella llegó a la puerta.Él no recordaba a quien había como su secretaria ni el curriculum que tenía, así que lo revisaría de nuevo, porque a pesar de que era muy hermosa, le daba algo de miedo que fuera una hueca como por lo general son las mujeres que portan tanta belleza. Para su sorpresa era una mujer muy inteligente y muy bien preparada academicamente y profesio
El empresario estaba llegando a la casa de sus padres de visita, cuando antes de siquiera acabar de cruzar la puerta principal y se vio abordado por su intensa madre.—No pensé que vendrías hoy Eryildiz —dijo emocionada su madre.—Solo ah pasado un día desde que vine, no exageres madre —dijo el hombre rodando los ojos.—Es que justo estaba hablando con una amiga, ella tiene una hija hermosa, y justo iba a llamarte para decirte que mañana cenaremos con ella para que la conozcas, será aquí en la casa —ye se estaba arrepintiendo de ir a visitar a sus padres, ya que siempre era la misma historia.—Espero que sea por temas de negocios la cena, sino la declianre, porque no me interesa nada más que eso, y lo sabes madre —dijo tratando de no faltarle el respeto a su madre.—Como hijo mayor debiste ser el primero en casarte, pero te deje ser el último porque te queiro y quise darte la libertad que querías y que según tu necesitabas, pero ya no Eryildiz —dijo su
Desde lo que ocurrió en la mansión Demir, su jefe estaba tratándola de manera diferente y poco certez, cuando en realidad era ella quien debería estar ofendida por lo que él hizo.—Hoy otra vez nos reuniremos con el príncipe Ayvas Zorlu —le recordó por quinta vez en dos horas.—No se preocupe, no se me olvida, ahí estaré sin falta —trató de sonar seria cuando en realidad quería quería insultarlo, pero debía contenerse, ya que tenía que cuidar ese trabajo a pesar de todo.Se adelanto a la sala de juntas, para que estuviera tranquilo que no faltaría a dicha reunión.No tardaron más de dos minutos en entrar por la puerta ambos príncipes, el príncipe Eryildiz Demir y el príncipe Ayvas Zorlu, ambos de imponente e intimidante figura.—Buenos días —saludo cortezmente a Ayvas.Ayvas al verla tan hermosa y radiante como la primera y última vez que había visto en su anterior junta con Eryildiz, decidió que esta vez la invitaría a salir.Eryildiz al se
Amy ni quería creer lo que había oído, con eso todo su futuro y planes se arruinaban.No quiso seguir escuchando más así que colgó y volvió a su mesa aun más nerviosa de como se fue, por eso decidió que lo mejor era irse porque ya no sería buena compañía, si sus preguntas inocente la pusieron mal si seguía preguntando y más con la llamada que había recibido se desmoronaria frente al príncipe y no quería demostrarle semejante signo de debilidad.Ayvas estaba aun más confundido que cuando salio de la mesa, volvió aun peor, sabía que algo había sucedido, estaba preocupado pero ella solo quería irse sola, cosa que él no hallaba correcto pero ella era muy persistente.—Prometo que no preguntaré, pero déjame llevarte, no puedes irte así —volvió a insistir.—Enserio, no lo veo necesario —dijo tratando de salir pero él no le permitió.—No demoraré, pago y nos vamos en silencio —mientras el príncipe estaba distraído para pagar la cuenta ella aprovechó para
Amy ya había tenido que apagar su celular porque parecía que explotaría de tanto que la llamaba y enviaba mensajes Eryildiz, y que desde que la señora Demir los encontró besándose ella no había tenido el valor de siquiera volver a renunciar, ya que seguro todo ya sabían lo que pasó y la verían como una trepadora que vino a su país por un príncipe multimillonario.En el poco tiempo que estuvo en la empresa supo que de todo se enteraban todos, y que siempre hablaban y comentaban, y ella no quería escuchar lo que seguramente estaban diciendo de ella, no estaba lista para algo como eso.El que su jefe no dejata de acosarla telefónicamente no ayudaba, solo la ponía más nerviosa e inquieta. Estaba sobrepasada, porque su padre y el mafioso tal vez ya estaba en la ciudad buscándola, y después porque la madre de su jefe la encontró besándolo, ella ya la odiaba, ahora seguro le había declarado la guerra, una en la que no se sentía al mismo nivel ni con ganas de luchar, por otro la
Ya había amanecido, y en la mansión Demir se desarrollarían cosas que cambiaría la vida de todos lo integrantes de aquella familia de cierta forma.Bay estaba pacientemente esperando que su esposo despertara, para nada le molestaba observarlo por un largo tiempo, ya que a sus ojos y al de casi todas las mujeres eran un hombre muy guapo. Tenía un rostro rudo y angelical si eso fuera posible. Cuando se caso con él se sintió la mujer más feliz del mundo, pero todo su mundo se derrumbó cuando calló en la realidad de que el no la amaba ni la amaría.—Perdona por hacerte vivir esta vida miserable —susurró su esposa.Cuando Bay habló; Cansevem comenzó a despertar, él estaba soñando que amaba a su esposa, y que en su vida había felicidad plena.—Buenos días —habló bajo Bay cuando lo vio despertar.—Buenos días, lamento haber llegado en malas condiciones anoche —se disculpó como todo el caballero que era Cansevem.—Sabes que conmigo no pasa nada, te traje
Cansevem temía lo que su esposa había decidido, y temía que fuera por todo lo que le dijo su madre.—No creo que tengas algo que decidir.—Por supuesto que lo tengo —lo contradijo, ya que por tres años lo quería hacer pero nunca tuvo el valor, pero ahora sí.Bay había llorado tanto que se durmió sin decirle a su esposo que lo dejaría. Mientras ella dormía agotada; Cansevem bajó muy enojado encontrándose con su hermano.—¿Está muy mal? —preguntó preocupado Eryildiz.—Nuestra madre se ah pasado, no puedo permitir algo así por más que sea mi madre —Cansevem a pesar de no amar a su esposa la cuidaba, ese era su deber al casarse con ella.Su madre a pesar de haberla elegido para él, le hacía la vida miserable, e incluso la hizo creer poco cosa para él, un Demir. Pero para él, ella algo muy delicado que tenía mucho valor que y él no sabía valorar.—¿Qué esperabas cuando viniste a la mansión y decidiste quedarte? —preguntó su hermano obvio.