Hade Smith
Al parecer, el destino no tenía intenciones de permitirme un minuto de tranquilidad.Siendo sinceros, si necesito hablar con Nick. A pesar de no ser la mejor persona del mundo no debí comportarme de esa forma con él. Si quería volver a tener un poco de paz en mi vida, tenía que enfrentarme a los problemas, no huir como estuve haciendo todo este tiempo.
—No vas a hacer nada Axcel, ya te expliqué como fueron las cosas con respecto a Nick. Ahora te voy a pedir que controles tu ira, porque tengo algunos asuntos pendientes que resolver.
—Está bien. Como quieras -dijo dándose la vuelta.
—¿Dónde vas?
—Saldré un momento a tomar aire. —No esperó a que respondiera para seguir su camino.
Hade SmithMi día comienza al escuchar el sonido del despertador, ese que tanto odio, pero por suerte o desgracia lo escucho sonar cada mañana.Me remuevo con molestia entre las sábanas, deseando que el tiempo se detenga y me permita disfrutar un poco más, pero eso nunca sucede.Sin una pizca de ánimo y a regañadientes me levanto de mi cama y me dirijo hacia el cuarto de baño para tomar una ducha.«¿Por qué tienen que existir los lunes?»Arrastrando mis pies y con mis hombros caídos vuelvo a mi habitación para cambiarme.Hago mi elección en cuestión de segundos sin trabajo alguno, sacando de mi clóset unos pantalones de mezclilla azul oscuros, una camiseta sencilla de color rosada y mis habituales zapatillas blancas. Aliso un poco mi cabellera rubia y luego roceo perfume en mi cuello.Bajo
Hade Smith—¡Por Dios Hade! No confías ni en tu sombra. Esto es la vida real, no una peli de N*****x. —Emma me miraba con una expresión seria, encarando una de sus cejas mientras tocaba mi hombro con su mano de forma dramática.—Sí, lo sé, pero es que no me entiendes. ¿En serio no te parece raro que de repente se comience a interesar por mí? Antes nunca me había ni dirigido la palabra —dije entrecerrando los ojos y dejando recostar la espalda en mi casillero.—Deberías de maquillarte, tienes dieciséis años no dos. —Elevé mis cejas, abriendo mi boca sorprendida por sus palabras.—Y tú deberías prestarle atención a tu amiga. —Ella guardó su lápiz labial en una pequeña cartera y la introdujo en su taquilla, cerrándola con delicadeza.—Lo hago, pero es que no es fácil lidiar con personas paranoicas —dijo soltando una risita—. Va
Hade Smith¿La definición exacta de cómo me sentía ahora? Perdida. No pude haberlo dicho mejor.Me era imposible pensar con claridad en este momento, todo había sido muy confuso, extraño, por así decirlo. Me parecía totalmente irreal lo que acababa de suceder, era como si aún estuviera esperando a despertar de la pesadilla más horrible que pude haber tenido.Abracé mis rodillas con fuerza mientras los sollozos escapaban de mi boca. Todo mi cuerpo temblaba, los latidos de mi corazón se sentían tan fuertes y acelerados que causaban una sensación desagradable.«¿Cómo es que ha sucedido todo esto? ¿Qué se supone que hice o que debo hacer?»Levanté mi cabeza y acomodé mi cebello detrás de mis orejas y comencé a respirar profundo, una y otra vez, hasta calmarme un poco.La calle estaba desolada por completo, sin embargo mis ojos no parab
Hade SmithMe remuevo entre las sábanas, arrugando mi ceño, e intentando cubrir mis ojos, con la mano, de los rayos del sol.Me despierto con un dolor de cabeza insoportable y ver que mi padre abrió las cortinas de las ventanas me irrita aún más.Suspiro en forma de molestia y me siento en la cama mirando hacia delante, en un punto fijo, intentando pensar en todo lo que pasó en las últimas venticuatro horas.«¿Cómo es posible que la vida pueda cambiar tanto en solo segundos? »Me siento tan perdida, no sé que debo hacer a partir de ahora. Por primera vez en mi vida siento que mis planes se han ido al carajo. También esta la noticia de que mi madre pueda estar viva y no sé como voy a averiguar que hizo para que yo me encuentre en esta situación ahora.«Si tan solo supiera quien es el chico que me ayudo ayer»
Hade Smith—Hade —sacuden mi hombro lentamente y vuelven a llamar—. Hade despierta —dice mi padre sentado al lado de mi cama y yo abro los ojos con pereza frunciendo mi ceño—. Creo que se te hizo tarde, llevas cuatro horas durmiendo y no te quería despertar, pero no estarás lista cuando llegue..., Bueno no recuerdo el nombre, si no te apresuras.Me levanté rápido, prácticamente tirándome de la cama para dirigirme al baño mientras me recogía el pelo en una coleta desordenada. Volví a la puerta de mi habitación y le sonreí a mi padre.—Gracias, voy a prepararme, si llega Nick lo atiendes por mi.—Por supuesto, puedes ir tranquila lo dejas en buenas manos.Corrí al cuarto de baño para tomar una ducha y después arreglar mi cabello. Tomé un vestido negro ajustado, el cual daba hasta mis rodillas, poseía un escote en la espalda y sus mangas cubrían mis brazo
Axcel Turpin—Mierda —mascullo tocando mi bolsillo trasero del pantalón.—¿Perdiste los cigarrillos? —pregunta Kevin en tono burlón.—Sabes que eso no lo perdería nunca —digo tomando asiento y buscando dentro de la mochila—. Perdí un dibujo.—¿Y por eso estás así, tan nervioso? —Me dió la espalda y comenzó a ponerse los guantes de boxeo.—Es que, se cayó cerca de Hade. —Kevin se volteó inmediatamente y me miró sorprendido.—¿Estuviste con ella? Espera, era otro de esos dibujos ¿cierto? Por eso estás tan preocupado, por si lo ha visto.—No estuve con ella, solo coincidimos en el campo y me largué antes de que se acercara. Pero dejé el dibujo en las gradas y bueno lo más probable es que lo haya visto —cerré la cremayera de la mochila y me puse de pie—. Aunque ahora que lo pienso, d
Hade SmithUn escalofrío recorre mi espina dorsal y siento mi piel erizarse al notar la presencia de alguien. Mis párpados se sienten pesados, mi garganta arde y mis labios se encuentran tan resecos y ásperos que pareciera que se quebrarían en cualquier momento. Intento abrir los ojos pero el dolor latente en mi cabeza me lo impide, dejando escapar de forma involuntaria un leve gemido de mi boca.Muevo mis ojos aún cerrados, mientras las pestañas se agitan un poco producto el temblor de estos. Siento el contacto frío de unos dedos acariciar mi mejilla y mi cuerpo se estremece ante su toque.—Estoy aquí, no te pasará nada malo, lo prometo.Intento contestar o por lo menos despertar, pero mi cuerpo no responde, simplemente se vuelve cada vez más pesado, pero lejos de tenzarse, se relaja mientras los segundos siguen corriendo. Poco a poco dejo
Hade SmithEmma me observa desde el umbral de la puerta con una seriedad como si intentara aniquilarme con la mirada.Traía una falda color negra holgada y una blusa corta de mangas largas en un tono mostaza. Sus brazos se encontraban cruzados sobre su pecho y su pie repiqueteaba sobre la alfombra de la entrada.Estaba molesta y eso era tan gracioso. Antes de que me digan que por qué soy tan mala, lo digo porque es una persona de aproximadamente 1.50 metros de estatura y una cara angelical que lo único que hace para expresar su molestia es formar un puchero algo raro y tornar sus mejillas de rojo intenso.Mordí el interior de mis mejillas para aguantar la risa mientras ella entornaba los ojos en mi dirección, ya que nos separaba una distancia menor de un metro.—Te juro que como te rías dejaré de hablarte —sentenció.—Vale, no me voy a reír