Ares entro a la habitación encontrándose con Penelope levantada y asomada a la ventana, este paro en seco.

— Penelope... — Ares sospechaba que lo había escuchado todo, sus brazos cruzados indicando rechazo le daba la primera pista, la pregunta lo hizo soltar el aire. — ¿Te acostaste con ella cuando ya nos habíamos conocido? No más mentiras. — Ares miro el rostro serio de Penelope. — Si... Cuando dejamos de vernos por meses, te estuve siguiendo a todas partes, me aseguraba que estabas bien, yo mismo intentaba alejarme de ti, pero acababa frente a tu puerta, una noche bebi más de lo normal y acabe en su apartamento, no me acuerdo de mucho, pero puedo imaginar que, si lo hice, no se repitió más. — Si ella va a estar rondando siempre cerca tuyo como un satélite debes contarme todo, ella no lo va a dejar aquí, entra en tu casa como quiere hace y deshace, ni siquiera la oímos entrar, escuche como rompía la botella a tus pies... Una mujer despechada es muy peligrosa. — Penelope suspiro e hiz