— Esa noche mi padre cometió dos errores, el primero creer que mi madre estaba por su gusto allí y que era tan ambiciosa como las demás mujeres con las que había estado, la segunda… él la forzó. — Felipe se hacía pequeño al lado del latino, tenía vergüenza, por algo que él no había hecho, pero Carlos entendía esa reacción, después de todo, él se sentía culpable por la muerte de los familiares de Felipe, aunque no jalo el gatillo, si estuvo allí. — Se arrepintió casi de inmediato, mi padre no es un monstruo, pero aun así sé que a mi madre le debió doler. — el sicario sintió las lágrimas de Felipe mojar parte de su hombro, por lo que lo envolvió en sus brazos y beso su cabeza, claro que Felipe sabia como se sintió su madre, porque él se había sentido mil veces peor. — Y mi padre también lo sabía, dice que desde esa noche nunca pudo sacar la mirada color jade de mi madre de su mente, el dolor y la suplica que había en ellos. — el caimán lo podía imaginar, lo había visto en los ojos de Fe
Eros jalaba su cabello, sin poder comprender a su madre, mientras Mateo exigía ser informado de la ruta que estaban tomando para llegar a Chicago, necesitaba ir por sus hermanos, pero sobre todo debía salvar a Felipe, salvarlo de su propio corazón.— No tienes derecho a ocultar tal información, ¡sabes todo lo que mi esposa ha hecho para acabar con todos ellos! — el mayor veía con reproche a su madre, en su mente el recuerdo de su prima y su esposo se mezclaban con la imagen de Felipe, Eros estaba convencido que Sandoval solo buscaba venganza y no estaba dispuesto a exponer a Felipe a eso.— Felipe lo ama.— ¡No puedes solo seguir repitiendo esa estupidez mamá! — Mateo nunca gritaba no era necesario, pero en ese momento se creía capaz de hacer cualquier cosa.— Son ustedes los que no tienen derecho y no vuelvas a gritarle a tu madre Mateo, te lo advierto. — por primera vez en la vida Amir mostro su rostro furibundo dirigido a uno de sus hijos, fue tal el miedo que Mateo sintió al ver el
Felipe jabono su cuerpo, y su mente le mostraba mil escenarios una vez regresara a su hogar, Eros matando a Carlos, Mateo matando a Carlos, Hades torturando y matando a Carlos y así con todos y cada uno de sus familiares, incluso se preguntó si Victoria implementaría las técnicas de tortura que estaba aprendiendo de su esposo Alessandro para vengar a Dulce y Tiago, pero él sabía algo que los demás no, y es que Sandoval no tuvo opción, el caimán le había contado su historia, un niño criado entre narcos asesinos y de los más despiadados, obligado a disparar por su vida y luego hacerse responsable de sus amigos, ¿Cómo culparlo? Además, él dijo “Estuve allí” pero no fue su arma quien hirió a Tiago, por lo tanto, no fue el responsable de la muerte de Dulce, ¿cómo no perdonarlo? Si nunca tuvo una oportunidad de convertirse en mariposa, hasta ahora, Felipe se propuso enfrentarse incluso a su familia si fuera necesario, pero él ayudaría a Carlos a dejar de ser una polilla, su caimán al fin pod
Sandoval se encontraba semiconsciente, por momentos juraba que escuchaba a alguien llamarlo, pero no quería hacerle caso a esa voz, solo deseaba dejar de existir, lo había perdido, Felipe podría amarlo, pero no era suficiente, claro que no.— Despierta, vamos Sandoval, despierta. — no quería, no deseaba despertar y mucho menos vivir, debería decirle todo a esa rubia escandalosa y que solo lo terminara de matar, abrió sus ojos aun sintiendo la pesadez tirar de sus parpados, pero se obligó a verla.— Yo estuve… soy del cartel… — maldecía a su garganta reseca por ser un problema para hablar con claridad.— Lo se grandísimo idiota, mi mamá me dijo, levántate pedazo de idiota Felipe nos necesita. — Ámbar se desesperaba a momentos, cuando ese latino cerraba los ojos, que con tanto esfuerzo ella había conseguido que abriera.— Se llevaron a mi príncipe, despierta Carlos, ese hombre malvado se llevó a Felipe. — y solo por lo que dijo Valentina fue que Sandoval abrió sus ojos.— No, maldición,
Sandoval había participado en cientos de emboscadas, asesinatos y secuestros, pero esta vez era diferente, se enfrentaban a un rescate, el más importante de su vida, salvar a su niño bonito, no era solo llegar y disparar, matar a quien se le atravesará, esto era completamente diferente, debían mantener a salvo a Felipe y ante la duda y nerviosismo, no le quedo más que preguntar.— ¿Como lo sacaran? ¿Cómo sabrán que nada le sucederá? — cada uno de los presentes en esa camioneta se miraron con el nerviosismo grabado en sus rostros.— No lo sabemos, el grupo de asalto de Lucero tiene experiencia en salvamento de personas, creo que debemos confiar en ellos y ser su respaldo. — Eros apretaba la escopeta entre sus manos, como si con aquello pudiera tranquilizarse, aunque fue en vano, aun sabiendo que los empleados de su esposa eran los mejores del mundo.— Pero ustedes… yo te vi ese día. — dijo viendo los azules ojos del mayor de los hermanos de su tormento. — Está bien, aquí no está Hades
Amir corrió hasta una de las camionetas y ordenó no detenerse por nada del mundo hasta llegar al hospital más cercano, Felipe solo lo veía directo a los ojos, una delgada línea de sangre salía de sus labios y el empresario sentía que las puertas del infierno se abrían una vez más para él, con burla, mostrándole que no importaba el poder, el dinero, no podía cuidar y proteger lo que más amaba, su familia.— Todo estará bien hijo, ¿comprendes? Todo estará bien.Felipe le sonrió, como cada vez que le hacía una broma a su padre, esa sonrisa pícara con la que se salvaba de un castigo cuando era un niño, y los ojos de Amir se empañaron, tenía miedo y ya se estaba convirtiendo en una costumbre, tenía pánico de perder a alguno de sus niños, sus joyas, sus tesoros más grandes que la vida le pudo dar.— ¡Medico! — grito con desespero al ingresar al hospital y ver como su niño dorado cerraba sus ojos.Amir se llevó las manos a su cabello y lo jalo con desespero, aun con el miedo corriendo por to
Una semana paso, en la cual Felipe estuvo ingresado en el hospital por pedido de Amir, hasta asegurar que realmente estaría recuperado de la lesión de su pulmón, mientras Sandoval era contratado por Marco como lo que era, un sicario, la paga era buena, el trabajo lo conocía a la perfección, era todo lo que deseaba, ¿lo era? No, ya no era así, ahora quería a Felipe y a pesar de que durante toda la semana estuvo a su lado y beso en más de una ocasión sus labios, aun no hablaban de su futuro, algo que inquietaba al latino, mientras Felipe se veía de lo más tranquilo.— Hola, Feli. — el rubio se derretía de amor cuando Sandoval lo llamaba con tanto cariño.— Hola caimán, adivina ¿quién se puede ir a casa hoy? — canturrio a la vez que se ponía de pie.— Te dieron el alta médica. — respondió con pesar el moreno y el rubio lo vio mal.— Quien te oyera creería que no estas feliz por eso.— Lo estoy, siempre que tu estes bien yo lo estoy… lo estaré. — el rubio veía esos ojos cafés que lo tenían
Al fin se decidieron por tomar las cosas con calma, mientras Carlos comenzó su nuevo empleo en la mafia de Chicago, Felipe se dedicó a abrir su empresa de organización de bodas, si bien vivían juntos, en el mismo edificio donde los demás latinos se habían mudado, ocuparon tres años para conocerse, no solo de forma sexual, sino también sus carácter y estilo de vida, fue un proceso largo, donde no todo era color de rosas, en especial cuando Felipe despertaba su lado bromista, y el caimán sufría las bromas del pequeño rubio, o cuando Carlos se ponía en su fase de posesivo celoso, algo que pasaba muy a menudo y ocasionaba que Felipe lo regañara como si fuera un niño berrinchudo, pero lo mejor de cada discusión era la reconciliación.— Eres tan bonito, tan perfecto. — murmuro sobre la pálida piel del rubio, mientras repartía besos por su pecho y descendía por su abdomen.— Y tú eres tan candente. — respondió a mitad de un suspiro, pero de pronto se colocó sobre sus delgados codos, al senti