¿Cómo está Dominique? -preguntó Isabel para cambiar de tema. Dominique, la hermana de Isabel, estaba embarazada de seis meses y eso hacía muy feliz a toda la familia real.
-Está bien -Josephine dio un suspiro-, Isabel, no he olvidado que no has contestado a mi pregunta. ¿Dónde estás?
-No preguntes -contestó mientras oyó que Adam cerraba el grifo de la ducha-. Mamá, no puedo quedarme sentada esperando a que los demás encuentren a papá.
-¿No estás haciendo ninguna tontería, verdad?
Isabel miró a Adam. Salía vestido con un pantalon corto y de él emanaba un aroma de limpia masculinidad.
-Por supuesto que no -contestó Isabel, y no se sorprendió al notar que tenía la boca seca.
Nunca había visto un pecho tan fuerte salpiccado por la cantidad justa de ve
-Supongo -contestó él cada vez más enojado. Para él, no había manera de que ella no desentonara. La mujeres entraban y salían de la taberna, pero ninguna era tan guapa, sexy y atractiva como Isabel-. Empiezo a pensar que todo esto es un péridida de tiempo -dijo él.-Eso no es cierto -ella se echó hacia delante para acercarse a él-. Nos hemos enterado de lo de los Patriots, y antes no sabíamos de ellos.-Todavía no sabemos nadaacerca de ellos -susurró Adam-. Ben no ha encontrado ninguna información sobre ellos y ni siquiera sabemos si tienen algo que ver con el secuestro de tu padre -su tono era duro y ella se estremeció al ver el rencor que había en sus palabras. Al momento, él se arrepintió. Pasó una mano por sus cabellos para tranquilizarse y dijo-: Lo siento. No quería hablarte así. Maldita sea, estoy empezando a fr
Isabel notó que se le secaba la boca. Ella sí sabía lo que le gustaría hacer. Quería agarrarlo de la mano y volverlo a meter en la cama. Quería que la besara y que acariciara su cuerpo hasta que ella gimiera de deseo, y que después la poseyera.-¿Qué? -preguntó al fin.-Quiero salir de aquí. -ella lo miró confundida.-¿Qué quieres decir?-Necesito respirar un poco de aire que no sea el de esta habitación o el de esa apestosa taberna. ¿Por qué no nos vestimos, desayunamos y nos vamos al campo? Solo por un par de horas. ¿Qué te parece?De pronto, el ambiente se llenó de tensión.-De acuerdo -convino ella.Mientras se dechaba decidió que ir al campo era una buena idea. Seguramente, el tiempo que pasara fuera de aquella habitación y
-Y porque el país lo necesita -añadió Adam. Por algún motivo, a Isabel no le gustaron sus palabras.-El país no siempre es lo más importante -se apoyó en el respaldo y miró a Adam. Decidió que era el momento de preguntarle lo que quería saber desde hacía mucho tiempo-. ¿Hay alguna mujer en tu vida, Adam? ¿Alguien especial? -los ojos de Adam se oscurecieron, era imposible mirar en su interior.-No, no hay nadie especial. No busco a nadie especial -bebió un poco de agua y continuó-. Creo que a ese respecto soy como mi padre. Mi profesión es mi esposa, mi amante... mi vida.-¿Nunca te sientes solo? ¿Nunca tienes momentos en los que deseas que hubiera alguien que te conociera tan bien, yt te quisiera tanto que puediera averiguar tus pensamientos y compartir tus sueños secretos? -él estuvo callado durante un ins
-Vale -dijo al fin-. Haré o que pueda. Sé dónde se reúnen y cuándo. Ellos confían en mí. Puedo llevaros a ti y al hombre que finge ser tu esposo a una de sus reuniones. Los ojos de Isabel se llenaron de lágrimas. Lágrimas de agradecimiento. Estaban cerca... más cerca del éxito. -Gracias -le dijo a Pam. Pam asintió y se puso en pie, como si tuviera prima por marcharse. -Quedamos aquí el martes por la noche. Os llevaré a donde queréisir -dijo, y comenzó a caminar. -¿Pam? -Isabel la llamó. -la mujer rubia se volvió-. ¿Cómo supiste que era yo? -por primera vez Pam esbozó una sonrisa. -Tenía seis años cuando tú naciste. Probablemente te parezca una tontería, pero yo jugaba a que tú eras mi hermanita. He seguido toda tu vida, he leído todos los artículos acerca de ti y he visto todas las fotos que han publicado -dejó de sonreír-. Da igual, te reconocí en cuanto te vi. ¿He de preocuparme de qu
Él la rodeaba con el brazo, o ella ponía su pierna encima de la de él. Era como si inconscientemente sus cuerpos se desearan y sus pieles buscaran el roce de la otra. Durante el día, cada vez que se producía contacto físico entre ellos era una tortura para Isabel. Si la mano de Adam la rozaba, le daba un vuelco el corazón. Si sus hombros se chocaba, un escalofrío recorría todo su cuerpo. -La primera persona que saldría ganando sería Nicholas. Sin tu padre, él se convertiría en rey -dijo Adam sin parar de moverse de un lado a otro. -Pero sabemos que Nichola no tenía nada que ver porque secuestraron a Ben cuando se hacía pasar por Nicholas -contestó Isabel-. Además, Nicholas nunca le haría daño a nuestro padre. Adam dejó de pasear y asintió. Se acarició la barbilla y una vez más se sorprendió al sentir la barba incipiente. -Estoy de acuerdo. El príncipe Nicholas es un buen hombre. Y eso nos hace pensar en la siguien
Había varios hombres que hablaban demasiado acerca de los cambios que necesitaba el país, pero Adam sospechaba que el jefe de la banda era alguno de los hombres que había permanecido callado durante la reunión.Isabel se levantó a hablar con Pam. A Adam no le gustó tener que soltarla, pero sabía que sí se lo impedía resultaría sospechoso.<<La abeja rey está en el panal>>. ¿Qué siginificaban aquellas palabras? ¿Sería una manera de decir que el Rey estaba encerrado, o era una pista acerca del lugar exacto dónde se encontraba el Rey? ¿Y con quién diablos había hablado Shane?Adam sabía que se había investigado a toda la familia y al séquito real y que no se había descubierto nada. Lo que más le preocupaba era que Isabel había ido a aquella reunión convenci
Era más de la dos. Adam había pasado lass dos últimas dos horas limpiando la taberna y cuando regresó a la habitación se sorprendió al ver que Isabel todavía estaba despierta. Como estaba inquieta nerviosa porque faltaba menos de una semana para la coronación de Luke, había decidido darse una ducha caliente antes de irse a dormir.Adam continuó haciendo garabatos en el papel hasta que dejó de oír el sonido del agua. Frunció el ceño. Isabel se estaría secando, deslizando la toalla por su pie de sus hombros, por su vientre plano y sobre sus piernas sedosas. Durantes las tres semanas anteriores, él había aprendido cuáles eran sus costrumbres nocturnas. Después de secarse, se ponía crema. Una crema con olor a melocotón.Después se ponía un poco de perfume detrás de las orejas y la mezcla del arom
Iban iluminando el camino con linternas y de vez en cuando podían ver frescos que representaban escenas de La Biblia y que habían sido pintados había cientos de años. Era fácil ver dónde había tumbas puesto que había piedras o ladrillos señalándolos.Cada vez que se cruzaban con un pasillo, un grupo de hombres se iba a investigar mientras que Adam, Isabel y el resto continuaban avanzando. Finalmente llegaron lo bastante lejos como para que Adam e Isabel tuvieron que ir solos por un estrecho pasillo. La linterna que llevaba Adam apenas alumbraba la inmensa oscuridad que había ante ellos.Isabel tuvo que resistir la tentación de darle la mano a Adam. Sabía que necesitaba una mano libre paa poder sacar la pistola. Además, la habían entrenado para la batalla, tanto física como psicológicamente. No tenía que darle la mano a nadie.