-Y porque el país lo necesita -añadió Adam. Por algún motivo, a Isabel no le gustaron sus palabras.
-El país no siempre es lo más importante -se apoyó en el respaldo y miró a Adam. Decidió que era el momento de preguntarle lo que quería saber desde hacía mucho tiempo-. ¿Hay alguna mujer en tu vida, Adam? ¿Alguien especial? -los ojos de Adam se oscurecieron, era imposible mirar en su interior.
-No, no hay nadie especial. No busco a nadie especial -bebió un poco de agua y continuó-. Creo que a ese respecto soy como mi padre. Mi profesión es mi esposa, mi amante... mi vida.
-¿Nunca te sientes solo? ¿Nunca tienes momentos en los que deseas que hubiera alguien que te conociera tan bien, yt te quisiera tanto que puediera averiguar tus pensamientos y compartir tus sueños secretos? -él estuvo callado durante un ins
-Vale -dijo al fin-. Haré o que pueda. Sé dónde se reúnen y cuándo. Ellos confían en mí. Puedo llevaros a ti y al hombre que finge ser tu esposo a una de sus reuniones. Los ojos de Isabel se llenaron de lágrimas. Lágrimas de agradecimiento. Estaban cerca... más cerca del éxito. -Gracias -le dijo a Pam. Pam asintió y se puso en pie, como si tuviera prima por marcharse. -Quedamos aquí el martes por la noche. Os llevaré a donde queréisir -dijo, y comenzó a caminar. -¿Pam? -Isabel la llamó. -la mujer rubia se volvió-. ¿Cómo supiste que era yo? -por primera vez Pam esbozó una sonrisa. -Tenía seis años cuando tú naciste. Probablemente te parezca una tontería, pero yo jugaba a que tú eras mi hermanita. He seguido toda tu vida, he leído todos los artículos acerca de ti y he visto todas las fotos que han publicado -dejó de sonreír-. Da igual, te reconocí en cuanto te vi. ¿He de preocuparme de qu
Él la rodeaba con el brazo, o ella ponía su pierna encima de la de él. Era como si inconscientemente sus cuerpos se desearan y sus pieles buscaran el roce de la otra. Durante el día, cada vez que se producía contacto físico entre ellos era una tortura para Isabel. Si la mano de Adam la rozaba, le daba un vuelco el corazón. Si sus hombros se chocaba, un escalofrío recorría todo su cuerpo. -La primera persona que saldría ganando sería Nicholas. Sin tu padre, él se convertiría en rey -dijo Adam sin parar de moverse de un lado a otro. -Pero sabemos que Nichola no tenía nada que ver porque secuestraron a Ben cuando se hacía pasar por Nicholas -contestó Isabel-. Además, Nicholas nunca le haría daño a nuestro padre. Adam dejó de pasear y asintió. Se acarició la barbilla y una vez más se sorprendió al sentir la barba incipiente. -Estoy de acuerdo. El príncipe Nicholas es un buen hombre. Y eso nos hace pensar en la siguien
Había varios hombres que hablaban demasiado acerca de los cambios que necesitaba el país, pero Adam sospechaba que el jefe de la banda era alguno de los hombres que había permanecido callado durante la reunión.Isabel se levantó a hablar con Pam. A Adam no le gustó tener que soltarla, pero sabía que sí se lo impedía resultaría sospechoso.<<La abeja rey está en el panal>>. ¿Qué siginificaban aquellas palabras? ¿Sería una manera de decir que el Rey estaba encerrado, o era una pista acerca del lugar exacto dónde se encontraba el Rey? ¿Y con quién diablos había hablado Shane?Adam sabía que se había investigado a toda la familia y al séquito real y que no se había descubierto nada. Lo que más le preocupaba era que Isabel había ido a aquella reunión convenci
Era más de la dos. Adam había pasado lass dos últimas dos horas limpiando la taberna y cuando regresó a la habitación se sorprendió al ver que Isabel todavía estaba despierta. Como estaba inquieta nerviosa porque faltaba menos de una semana para la coronación de Luke, había decidido darse una ducha caliente antes de irse a dormir.Adam continuó haciendo garabatos en el papel hasta que dejó de oír el sonido del agua. Frunció el ceño. Isabel se estaría secando, deslizando la toalla por su pie de sus hombros, por su vientre plano y sobre sus piernas sedosas. Durantes las tres semanas anteriores, él había aprendido cuáles eran sus costrumbres nocturnas. Después de secarse, se ponía crema. Una crema con olor a melocotón.Después se ponía un poco de perfume detrás de las orejas y la mezcla del arom
Iban iluminando el camino con linternas y de vez en cuando podían ver frescos que representaban escenas de La Biblia y que habían sido pintados había cientos de años. Era fácil ver dónde había tumbas puesto que había piedras o ladrillos señalándolos.Cada vez que se cruzaban con un pasillo, un grupo de hombres se iba a investigar mientras que Adam, Isabel y el resto continuaban avanzando. Finalmente llegaron lo bastante lejos como para que Adam e Isabel tuvieron que ir solos por un estrecho pasillo. La linterna que llevaba Adam apenas alumbraba la inmensa oscuridad que había ante ellos.Isabel tuvo que resistir la tentación de darle la mano a Adam. Sabía que necesitaba una mano libre paa poder sacar la pistola. Además, la habían entrenado para la batalla, tanto física como psicológicamente. No tenía que darle la mano a nadie.
-Pero si los rumores continuaban y alguno de mis hombres dudaba de mí, yo iba a dejar mi puesto. No puedo ser un líder si dudan de mi integridad.Isabel deseaba tener alguna respuesta que darle, deseaba haber recibido noticia de los investigadores a quienes había encargado el caso. Pero no sabía nada.-¿Te puedes creer que Willie Tammerick estaba metido en esto? -preguntó para cambiar de tema-. Y que trató de llevarnos hacia los Patriots sabiendo que él era uno de los culpables.-Me engañó por completo -dijo Adam-. Yo pensaba que los culpables eran Blake Hariman y su grupo, pero supongo que son otro grupo de rebledes desilusionados.-¿Dónde está Willie?-En una de las habitaciones cos dos guardias. Tu padre y yo hemos pensado un plan.-¿Qué tipo de plan? -preguntó ella.Él le
-Sé que es ridículo, pero me siento como si estuviéramos divorciándonos -un divorcio que ella no deseaba. Las lágrimas rodaron por sus mejillas. Él le tocó el brazo. Era una caricia suave, pero el cuerpo de Isabel se llenó de dulces sensaciones.-Vamos, te acompañaré hasta la puerta.Salieron del coche y él caminó a su lado. Había tantas cosas que ella quería decirle, pero sus sentimientos se habían quedado atrapados en la garganta y no podía ni hablar.-Isabel -dijo él-, parte del peligro que tienen las operaciones encubiertas es que, a veces, la gente se queda atrapada en el papel que tiene que representar -ella asintió, era incapaz de hacer nada más. Se detuvieron cerca de la puerta donde había dos guardias apostados-. Es hora de olvidar el juego -dijo él-. La operación ha sido un éx
La guió hasta la puerta y vio la sorpresa en sus ojos... sorpresa y dolor, porque sabía que le iba a pedir que se fuera.-Isabel -le dijo-, me has traído el regalo de la verdad, pero es un arma de doble filo y necesito un tiempo para asimilarlo todo.-Sé que estás muy afectado, pero me gustaría consolarte -su mirada estaba llena de amor-. Adam, yo...Él le tapó los labios con un dedo.-No lo digas, Isabel -sabía que estaba a punto de decirle que lo amaba y que no podría soportar oír sus palabras. No en ese momento. Ni nunca-. Gracias, Isabel. Ahora vete a casa y te veré mañana en la coronación- ella se disponía a marcharse, pero él la detuvo un instante-. Isabel... a mí también me ha encantado ser tu esposo -dijo, y cerró la puerta.Se apoyó en la puerta y sintió el escozor de las