Capítulo 133

Por alguna razón, mi mente comparó ese beso con el que años atrás le había dado a Esteban en la discoteca: uno que había marcado mi alma con su nombre, el que me enamoró completa e irrevocable de él.

Nunca llegaría a sentir por Zaideth lo que sentía por Esteban. Lo supe con ese beso.

Cuando la miré, ella estaba embobada, con los ojos cerrados y el rostro rojísimo. Cuando me miró, lo hizo de esa forma en la que siempre me había contemplado y… supe que ya no podía dar marcha atrás, aunque todo mi cuerpo me gritaba que lo hiciera, que corriera a buscar a Esteban e hiciera mi vida a su lado.

Esteban: el amor de mi vida. Mateo: mi amigo del alma. Los había traicionado a los dos.

¿Saben lo que es estar al lado de una persona que no te genera ningún deseo? Es la cosa más horrible del mundo.

Con el paso de las s

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