Capítulo 126

Al tenerla allí, traté de relajarme, recordar el cómo me dirigía a mis alumnos más rebeldes para que me tomaran en serio.

Primero puse mis manos en la cintura, mientras inspiraba hondo. Después peiné mi cabello hacia atrás, para quitarme algunos pelos de la cara.

—Bien —solté. Me preguntaba si ella me haría caso ahora que no me conocía bien y no podía manipularme como lo hacía con su hermano, debía darle una buena primera impresión y demostrarle que no caería en sus jueguitos de niña rebelde.

—Bien, ¿qué? —soltó con su gesto de desagrado.

—Bien, esto es lo que tienes, ¿qué vas a hacer? —me crucé de brazos—. ¿Vas a seguir haciendo tus pataletas de niña pechichona y poniendo a tu hermano en tu contra o te vas a comportar como deberías?

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