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CAPÍTULO 2. NUEVA COLECCIÓN – continuación

—Gerald lo que tengo que decir y creo que hablo por Arthur también, es que eres el Emperador de la moda; no cabe duda que el desfile en París será grandioso; mi única sugerencia es que para esta colección lleves a las modelos con más experiencia. Veo algunas caras nuevas y no es lo único que pude observar; así que recuérdale a las chicas que deben mantener su postura y que en el desfile no se le dedica su paso por la pasarela a alguien en específico, por otra parte, has énfasis en que deben respetar y no involucrarse con los ejecutivos de la empresa.

—Gracias Rebeca, no te preocupes que me reuniré con ellas, de inmediato no volverá a ocurrir algo como lo que presenciaron ahorita.        

—Bueno, yo me despido, voy a casa, así que nos vemos más tarde Rebeca. —Dijo Krislen.

— Krislen, en cuanto termine unas cosas en la oficina pasó a tu casa por ti. —Añadió Scott.

—No te preocupes Scott, yo voy en mi auto, nos vemos en casa de tus padres que tengas buenas tardes. —Respondió Krislen y se marchó.

Krislen no podía negar que estaba molesta y muerta de celos, por primera vez sentía una amenaza en su relación con Scott verlo sonriendo mientras Paty posaba su mano sobre su hombro y sujetaba su corbata, era una imagen que no podía borrar de su mente.

Llego a su casa, tomo una ducha, se cambió de ropa y salió rumbo a la casa de los padres de Scott, tenía que respirar profundo y tratar de disimilar su molestia, después de todo ella tenía un noviazgo con Scott de muchos años y no podía dejar que ese incidente le dañara la noche.

—Buenas noches Srta. Krislen, bienvenida, ya las extrañábamos por aquí, ¿cómo está? —Pregunto Leonard, el mayordomo de la familia.

—Buenas noches mi estimado Leonard, todo marcha bien con mucho trabajo, de allí el motivo de mi ausencia, sabes que cuando hay nuevos lanzamientos tenemos que estar enfocados al 100% en el trabajo.

—La entiendo a la perfección, ahora siga los señores esperan en la sala de estar.

Krislen entró a la imponente sala estilo imperial y allí estaban Rebeca y Arthur, Krislen observo a su alrededor y no vio a Scott, no sabía si aún seguía en la oficina o si estaba en su habitación. Una suave y hermosa balada sonada de fondo mientras ella se acercaba para reunirse con sus suegros.

—Estás hermosa como siempre Krislen, no cabe duda que en París muchos envidiaran a Scott cuando llegue contigo de su brazo.

— De hecho Rebeca no pensaba ir a París, hay muchas cosas pendientes en la empresa y no sería bueno que todos los ejecutivos dejaran su puesto para ir al desfile, además asistirá Arthur, Scott y por supuesto tú, así que alguien debe quedarse al frente de todo no te parece.

En ese momento Scott bajaba las escaleras y escucho la conversación.

—Disculpen que interrumpa su conversación de esta manera, pero debo decir que no me parece idóneo que el vicepresidente vaya solo y que aunado a eso, la gerente de ventas no asista al desfile después de concretar todas las negociaciones que giran en torno a él. —Dijo Scott.

—Scott tiene razón, además hay muchas personas capacitadas para quedarse al frente de la empresa solo será una semana. —Añadió Arthur.

—Es cierto cariño, Arthur tiene razón aunque no podemos contar con Aarón porque sabemos que no se quedaría por nada del mundo, pero hay muchas más personas, además solo será una semana y como futura esposa de Scott debes acompañarlo a todos los eventos, recuerda que pronto quedaran al frente de la empresa. —Concluyo Rebeca.

Krislen no tenía escapatoria, tendría que viajar a París con Scott, su familia y todo el equipo de moda, aunque después de todo, unas vacaciones no le venían mal y para que mentir estar en París con Scott sería fantástico.

—Disculpen, pueden pasar a la mesa cuando gusten. —Dijo Leonard.

—Gracias Leonard, bueno, chicos pasemos a la mesa y allí continuamos platicando sobre el viaje.

—Gracias madre, pero adelántense tengo algo que platicar con Krislen, enseguida estamos con ustedes.

Rebeca miró a Krislen desconcertada y sin pronunciar palabra continúa caminando, sin embargo, tenía la incertidumbre si lo que iba a hablar Scott con Krislen era sobre el incidente con la chica del desfile o acaso le pediría matrimonio no quedaba más, sino esperar a que comentaran algo durante la cena.

—Cariño que sucede contigo aún estás molesta por lo que sucedió con esa chica, ella no significa nada, además es primera vez que la veo y ahora sales con eso de que no me acompañaras a París.

—Scott lo que me molesta es que no te alejaras de esa chica, es evidente que no le importa nada, te coqueteaba descaradamente aun estando yo, y tu muy feliz con una gran sonrisa como si te estaban entregando un premio a la mejor sonrisa del año; como no quieres que esté molesta si no me respetas en nuestro lugar de trabajo imagina en ese desfile en París.

—Ok está bien, perdóname, tienes razón, cariño, debí alejarme y no reírme de las cosas que decía lo siento, no volverá a pasar, pero ya no quiero que estés molesta conmigo, sabes que te amo y muy pronto anunciaré nuestro matrimonio así que ya olvida lo sucedido.

—De acuerdo olvidemos lo ocurrido en cuanto a nuestro matrimonio, llevo años esperando y aún no lo haces, pero ya no hablemos más y vamos a cenar antes que tu madre venga por nosotros.

Después de la cena conversaron por horas, Krislen se levantó para despedirse, pues, tendría que levantarse temprano para ir a la oficina.

—Gracias por la invitación, la cena estuvo exquisita, pero debo marcharme.

—Porque no te quedas  ya es muy tarde. —Dijo Rebeca.

—Si amor mi mamá tiene razón ya es muy tarde y tu casa está un poco retirada, además no tienes escusa por la ropa porque sé que siempre tienes en tu coche un kit de emergencia con ropa, zapatos y demás. —Añadió Scott.

—Entonces no se hable más Krislen te quedas y mañana se van los dos a la oficina, yo envío tu auto a la oficina o a tu casa si gustas.

—Gracias Arthur.

—Genial, así tengo más tiempo para dedicarle a esta hermosa mujer, bueno, papá, nosotros nos retiramos que tangán buenas noches. —Añadió Scott.

Scott tenía preparada una velada romántica para reivindicarse con Krislen por lo ocurrido en la empresa, así que coloco pétalos de rosas por toda la habitación y una botella de bourbon en la hielera junto a dos copas. Al llegar a la puerta se quitó la corbata y le vendo los ojos, la tomo de la mano y la dirigió hasta el centro de la habitación, la dejo allí mientras colocaba una suave música, tomo un estuche que estaba en la cómoda y se paró frente a ella.

—Ya puedes quitarte la venda o en este caso mi corbata. —Dijo Scott sujetando un pequeño estuche. Krislen al ver lo que tenía en sus manos sintió que su corazón iba a salir disparado de su pecho ¿Acaso lo que estaba dentro del estuche era un anillo? Era momento de tomar el pequeño estuche y averiguar lo que tenía dentro.

—Scott estoy sorprendida las flores, la música todo es tan hermoso y esto ¿qué hay adentro?

—No lo sabrás si no lo abres cariño, espero te guste.

Krislen abrió la pequeña caja lentamente cuando vio su expresión cambio totalmente, no era lo que ella pensaba dentro del estuche, había una delicada pulsera con dijes de corazones entrelazados y el símbolo de infinito.

— ¿Qué sucede, no te gusto? —Pregunto Scott desconcertado.

—Claro que si amor es hermosa, gracias me la colocas por favor. 

—No era lo que esperabas verdad, lo siento, sé que has esperado un anillo por mucho tiempo y ahora hago todo esto para darse una pulsera, es decepcionante.

—Scott es hermosa, no dañemos este momento si ahora vamos a tomar una copa y brindemos por el éxito del desfile en París.

—Eres una chica grandiosa, hasta mi más grande equivocación lo transformas con algo bueno, sin duda alguna tú me complementas y al igual que mis padres seremos los mejores dirigiendo la empresa.

Krislen se acercó a él y lo rodeo con sus brazos acercándose a su cara para darle un apasionado beso mientras él correspondía con su mano en la espalda bajándole el cierre del vestido, así continuaron hasta que se despojaron de toda la ropa.

En la cama comenzó a recorrer su delineado cuerpo con besos y caricias, por su parte ella sucumbía ante tanto deseo y correspondía ante cada caricia hasta tomar el control, no podía negar que hacer el amor con Scott era entrar en un derroche de pasión y frenesí, era como estar en un desierto y toparse con un manantial del cual mientras más probaba, más sed y más insaciable se sentía.

Finalmente, ella se posó a su lado y coloco su cabeza sobre su pecho, mientras él la cubría con su fuerte brazo, ambos estaban tan cansados que se quedaron profundamente dormidos, abrazados uno al lado del otro. 

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