Temprano a la mañana siguiente, Juliana salió seprarada con Ignacio y Sol.«No quiero meterme en el viaje de los novios dulces.»No le interesaba molestar a su hermano.Así que a pesar de que Sol le pidió muchas veces, Juliana se negó con una actitud fuerte, y luego bajo la mirada satisfecha de Igna
Emiliano ignoró las llamadas y no volvió a mirar el celular que estaba colocado sobre la mesa.—No tengo algo importante, excepto los asuntos de la empresa GN. Pero generalmente, los jefes de departamento toman decisiones y me informan sobre los asuntos del mes anterior a principios de mes. Pues no
Cuando se conectó el video, se podía ver el rostro algo frágil del anciano en la pantella.Probablemente estaba enojado, en comparación con la última vez que Emiliano fue al hospital a visitarlo, Joaquín se veía peor ahora, incluso con el filtro, todavía estaba pálido.Abrió la boca y salió una voz
Habitación de hospital.Joaquín estaba furioso.Después de que terminó la videollamada, casi habría destrozado el teléfono si no hubiera tenido fuerzas.Susana vio que el anciano en la cama casi no podía respirar, rápidamente llamó al médico.Después de que el médico le puso una inyección a Joaquín,
Antonia estaba alegre por las palabras de Juliana y todavía quería acompañar a su hija más: —Será mejor que los recuerdes, no esperes a que te llame antes de regresar. Y recuerda comer a tiempo, si realmente no quieres cocinar, le pediré a alguien que te traiga comida todos los días, no está bien sa
Después de pensarlo, Juliana finalmente hizo una cita para un chequeo de cuerpo completo.Lo haría el próximo lunes, porque tenía que terminar sus trabajos. Después de que enviara los borradores del diseño a Emiliano, podría descansar y ajustar su horario en los dos días siguientes.Sin embargo, el
—Cariño, no llores, de lo contrario, realmente te antipatizaré. Ahora tienes los ojos rojos de un conejito.Diego vio que Luna iba a llorar, recordó que había oído hablar de que las mujeres embarazadas no podían llorar, por lo que se apresuró a bromear.Aunque dijo así, se podía ver la preocupación
—Como había vivido en Siers, por supuesto no sientes miedo, señorita.El hombre que la capturó tomó el bolso de Juliana y le ató las manos con algo suave pero frío.—Lo siento, señorita Román. Somos secuestradores profesional, no podemos acceder su súplica. Por favor, no se mueva ahora, no le lastim